Conforme pasan los meses y los años se comprueba que una dependencia estatal que opera con anomalías, esconde y fomenta la corrupción y solapa múltiples irregularidades administrativas y financieras es la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala (USET), donde cada responsable que llega a la titularidad lejos de corregir esas aberraciones se aprovecha de ellas para obtener beneficios y apapachar a sus allegados.

No hay auditoría que se practique a la mencionada dependencia estatal y que ésta no incluya observaciones que presuman un daño patrimonial.

Hace unos días se documentaron las presuntas anomalías al interior de la USET sobre el pago y protección a funcionarios de esa dependencia que cobran horas clases y plazas sin trabajar, las cuales estarían siendo investigadas por la titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP) federal, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros.

A esas inconsistencias hay que sumar los resultados de la revisión que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hizo a los recursos del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo que ejerció el gobierno del estado a través de la USET.

En términos generales esa instancia revisora determinó que tan sólo en el 2018 se encontraron anomalías financieras por más de 35 millones de pesos, de los cuales sólo se pudieron recuperar a través de diferentes medidas aplicadas por la ASF la irrisoria cantidad de más de 320 mil pesos.

Lo anterior dejó un monto pendiente y por aclarar superior a los 35 millones de pesos.

Esa revisión que corresponde al 2018 involucra la desastrosa gestión del cuasi poeta Manuel Camacho Higareda, que aunque lo niegue dejó una estela de corrupción en la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala.

Las auditorías practicadas a esa dependencia mientras Camacho Higareda aparecía como responsable han documentado sobreprecios, contratación irregular de servicios, aviadores, exceso de pago de horas clase y de plazas, préstamos irregulares y otras anomalías más que reflejan que ese funcionario salió tan malo y deficiente como sus antecesores que en unos años acumulan riquezas inexplicables.

La ASF detectó que en el 2018 hubo 300 casos de trabajadores que cobraban puntualmente su salario pero que éstos nunca fueron ubicados en su centro de trabajo, situación que obviamente fue autorizada y solapada por el truculento Manuel Camacho que al dejar el 28 de agosto del año pasado la titularidad de la USET heredó todos los problemas de presuntas anomalías administrativas y financieras al gris Florentino Domínguez Ordoñez.

El “Profe” Domínguez deberá dedicarle tiempo y trabajo a corregir y tapar las cochinadas de su antecesor y cargar con el desprestigio que implica dirigir una dependencia estatal plagada de corrupción, por lo que quizás debería empezar a despedirse de la candidatura del PRI al gobierno del estado porque cada vez se ve más difícil que pueda disputarla y obtenerla.

El informe de los resultados de las revisiones de la Auditoría Superior de la Federación correspondiente al 2018 apenas se está conociendo, por lo que conforme se revisen esos documentos se irán conociendo otras inconsistencias que seguramente dejarán muy parados a uno que otro funcionario de la actual administración.

Por lo pronto se vuelve a confirmar que la USET sigue operando con graves anomalías.