El bisoño gobernador de Tlaxcala Marco Antonio Mena Rodríguez no sólo está dando señales de que el cargo le llegó sin estar preparado y calificado para desempeñarlo, sino que a sus neuronas les faltaba madurar y entender que el ejercicio del poder implica tomar decisiones y que no hay tiempo suficiente para aprender, y menos cuando su periodo de gobierno es de cuatro años ocho meses y no seis años como normalmente es.
El hermano menor de los Mena, el que ganó las elecciones del 2016, pero que deja que Fabricio Mena Rodríguez, haga y deshaga en la administración estatal, fracasó en su intento por mantener en el cargo de presidente del Poder Judicial de Tlaxcala al magistrado Mario de Jesús Jiménez Martínez como se le recomendó su torpe secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro.
Tal y como le paso en el 2018 cuando los marianistas impusieron como representante del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) al poblano Héctor Maldonado Bonilla dejando en ridículo al joven e inexperto mandatario Marco Antonio Mena, quien a mediados del 2019 se vengaría de esa afrenta al remover a ese abogado con la ayuda de los convenencieros magistrados, hoy nuevamente fracasó porque su intención de lograr la continuidad no prosperó y a ese cargo llegó el morenista Fernando Bernal Salazar.
Antes de que se llevara a cabo la sesión donde resultó electo Bernal Salazar, los magistrados no vieron con buenos ojos la insistente sugerencia del inútil secretario de Gobierno José Aarón Pérez, quien les aseguraba que el tierno gobernador veía con buenos ojos la continuidad de Mario de Jesús Jiménez y que lo mejor sería su reelección.
Sin embargo, en el desayuno que el viernes por la mañana se realizó en Casa de Gobierno entre el sumiso mandatario y seis de los siete magistrados que integran el pleno del TSJ porque Héctor Maldonado no su invitado, Marco Mena no sólo comprobó que a 19 meses de dejar el poder no impone respeto ni mucho menos miedo.
Palabras más, palabras menos, los magistrados dejaron en claro que el compromiso con él de llevar a la presidencia del TSJ a Jiménez Martínez se había cumplido con la destitución del poblano Héctor Maldonado, pero que nunca habían acordado su relección para un periodo más, porque además ellos también habrían cedido posiciones como entregar a Omar Cuapantecatl Trujillo, sobrino de José Aarón Pérez, la titularidad de un Juzgado Civil, cuando se tenían registrado a mejores aspirantes que estaban mejor calificados y preparados.
Como suele suceder en esta administración, el gobernador menos informado que ha tenido Tlaxcala habría puesto cara de que no sabía nada y hasta pretendió mostrarse sorprendido, de ahí que poco a poco fue encontrando la salida para ya no enredarse más en el tema y sugerir a los magistrados que tomaran la mejor decisión para el bien del Poder Judicial, porque él sería respetuoso y que tan luego quedara resuelta la elección los invitaría a comer.
Una vez nulificada la línea que según Pérez Carro había para ratificar a Mario de Jesús Jiménez, los magistrados comprobaron que hay un timorato ejerciendo el poder y que eso facilitaría la llegada de Fernando Bernal que prácticamente tenía los votos para hacerse de la presidencia del Poder Judicial de Tlaxcala.
El sábado los magistrados que llevarían a Bernal Salazar a la representación legal del TSJ se reunieron en un negocio ubicado a una cuadra del Palacio de Justicia. Ahí se pudo ver a Elsa Cordero Martínez, Felipe Nava Lemus, Mari Cruz Cortés Ornelas y Héctor Maldonado.
La soberbia y engreída Rebeca Xicohténcatl Corona estaba reunida con Mario de Jesús Jiménez en el despacho principal del Palacio de Justicia. La tardanza de ambos abogados para incorporarse a la sesión e iniciar la misma fue un mal augurio y más cuando Fernando Bernal se auto propuso como aspirante a la presidencia del TSJ.
Jiménez Martínez entendió en ese momento que no tenía el respaldo de los magistrados y comprobó cómo Héctor Maldonado, Elsa Cordero, Felipe Nava y Mari Cruz Cortés se decantaron por Bernal Salazar, de ahí que él junto con su fiel escudera Rebeca Xicohténcatl se sumaron a la decisión mayoritaria.
El magistrado Mario de Jesús Jiménez siempre minimizó las versiones que apuntaban a una rebelión interna y que Fernando Bernal empezó a trabajar su llegada a la presidencia del Poder Judicial desde diciembre. La confianza y creer en la palabra de sus compañeros y en la operación del torpe Pérez Carro fueron su peor error.
Hace más de dos semanas le comentamos en este espacio (http://archivo.e-consulta.com/blogs/senoriotlaxcalteca/?m=20200114 ) que la disputa por la presidencia del TSJ se estaba dando entre Mario de Jesús Jiménez y Fernando Bernal, siendo éste último el que salió airoso porque sencillamente prometió a sus compañeros dejar de ceder espacios y obedecer al secretario de Gobierno de Tlaxcala.
Así de fácil.
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