Hablar de 84 mil votos de más es considerar imbéciles a los representantes de casilla y contratar al descalabrado Livas Cantú, es una estrategia mediática que se tragarán unos cuantos, pero no todos.


Los colaboradores fuereños de Adriana Dávila, con ella a la cabeza, decidieron probar suerte en los medios de comunicación, esgrimiendo lo que ellos llaman un escandaloso fraude electoral, con la friolera de 84 mil votos de más al candidato del PRI, Mariano González Zarur.

Según las cuentas de Alfredo Hernández, coordinador de la campaña de Dávila, los 212 mil 669 votos con los que el abanderado tricolor se proclamó ganador de la contienda del pasado domingo, contienen 84 mil votos apócrifos que pudieron ser introducidos de manera clandestina a las urnas y que, constituyen ese fraude electoral cuyos argumentos serán llevados a instancias superiores demandando la anulación de la jornada.

Me suena a maniobra desesperada. A recurrir a una táctica legaloide para justificar la ineficiencia con la cual se respondió al entusiasmo del presidente Felipe Calderón, por hacer gobernadora a quien no dio la talla.

Con los sobrantes de ánimo rescatables tras la tragedia en las urnas, a los colaboradores de Dávila, los movió el deseo de sorprender a ciudadanos y autoridades, a patrocinadores ya al mismo Presidente, con el cuento chino del embarazo de urnas, como en los mejores tiempos del Revolucionario Institucional:

1.- Qué papel desempeñaron entonces, los representantes de casilla, conformados en mesas plurales, pero sobre todo comprometidas con el derecho ciudadano de cuidar afanosos el voto ciudadano. Para Adriana/Alfredo, esos ciudadanos fueron  paja, no cumplieron con su papel de contar los votos e impedir irregularidades, de entregar las boletas en número exacto y registrar con precisión los nombres de quienes votaron.

2.- Para esta dupla, al no haber en Tlaxcala profesionistas capaces de pelear por el cínico fraude tricolor al que aluden, entonces precisan de un verdadero experto que, para ellos es Javier Livas Cantú, ex perredista, ex convergente y panista que por causas conocidas sólo por él quedó fuera del partido. Esta táctica podría sonar al uso del cuantioso excedente, para vender cara la derrota, o de perdida para crear un distractor en lo que al Presidente  le pasa la decepción causada por la rompedora de barreras (invento fatuo de Antonio Solá). Desde luego, se cuidan de no involucrar a reconocidos juristas locales pues saben del desapego de estos para sostener una campaña ficticia tras cuya inutilidad, sus propulsores habrán de emprender la graciosa huída.

3.- Hay que escuchar el nuevo argumento de Mariano González hacia el presidente Felipe Calderón, de quien se advierte que está dispuesto a la obediencia ciega, buscando ser su aliado para fraguar el perverso proyecto presidencial de cobrar a Héctor Ortiz los platos rotos. Mariano comenzó a declarar que ha pedido a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) su intervención para que en seis meses le sea entregada una administración transparente.

Tanto el involucramiento de Javier Livas Cantú, como la humillación de Mariano ante el Presidente, parecen tener el mismo hilo conductor: responsabilizar al actual gobernador de Tlaxcala de la derrota de Adriana, pero a través del método de mediano plazo en el que serán soltadas tanto la ASF como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) para sancionar los cabos sueltos, en su poder desde hace meses y, que habían sido usadas como advertencia del infierno que sobrevendría y ocurría lo que pasó el cuatro de julio.

Hasta ese extremo llega el espíritu vengativo de Calderón. Lapidarán al lobo incapaz de guiar a la caperucita por los senderos de la perversidad, aun a sabiendas que su abuela la cuida con una feroz carabina…

De las multas a Calderón y a Ortiz

El asunto ya había sido abordado y votado por el Consejo General del IET, pero como en San Manuel se vive en un constante absurdo, este volvió al Pleno para obtener una nueva y sorpresiva votación, de la cual se desprende la sanción a ambos ejecutivos.

Como a Chavita Cuauhtencos, se le suelta la lengua con la frecuencia que se le alegra el ojo con el personal femenino (ocasional) hizo ante varios oyentes la confesión que más o menos constó de: “la orden vino de arribota… creo que de los cuates de la Beatriz Paredes, en la Cámara de Diputados, los mismitos que jueron a la universidá a decirle al reptor que andaban muy cerillos investigando unas tranzas de un julano que anduvo de secretario con la seño Beatriz”.

En un lenguaje menos propio de lo que define al IET, lo que Chavita quiso decir es que hay la intención de la presidenta nacional del PRI de hacer efectivas las advertencias al gobernador Héctor Ortiz, respecto a que le esperarían momentos malos y momentos peores, tras los excesos que vienen desde aquella elección de 2009, cuando arrasó con el estado.

Lo peor es que de las tres diputaciones que obtuvo en aquella oportunidad, una, la de su ex ama de llaves (la diputada de los folders vacíos) ya lo traicionó y se fue con Mariano González: otro, el ex presidente de la Comisión de Salud, ya le devolvió la guantada (así se llevan entre compadres) dejando a la deriva al distrito dos, del cual fue operador.

Y ya nada más falta Yolanda del Río, también conocida como Oralia López Hernández, para que el marco carezca de ángulo recto alguno, si es que también decide echarle tierra.

Ay de aquellos funcionarios de primera, segunda y reversa… que quisieron pasarse de vivos y, como en toda función de teatro debieron salir a agradecer la presencia del público. Es como hablar de Domingo Fernández, Enrique Padilla, Juan Manuel Lemus y hasta el partero Alex Ortiz, sobre cuyas cabezas se cierne buena parte del tan anunciado castigo. A lo mejor nada más de imaginárselo ya se considera aplicada semejante tortura.