A la diputada morenista presidenta de la Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso del Estado, María del Rayo Netzahuatl Ilhuicatzi, le urge un asesor, un psiquiatra y un curso intensivo de moral de los que suele dar el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, porque su doble cara para la revisión y rendición de cuentas resulta insultante y la evidencian como una mujer incongruente, torpe, oportunista, convenenciera y limitada que con declaraciones estrambóticas pretende combatir la corrupción.

Dejar una de las comisiones más importantes del Congreso del Estado a una diputada que sus neuronas están incapacitadas para entender y comprender los procesos de fiscalización es quizá el error más grande de la actual legislatura, porque la corrupción y el combate de esa lamentable práctica no se logrará con declaraciones y oficios, mucho menos con tratar de culpar de esos millonarios desvíos registrados en dependencias estatales, ayuntamientos y organismos públicos descentralizados al Órgano de Fiscalización Superior (OFS) que sólo hace un trabajo contable, técnico y jurídico que siempre termina contaminado y manoseado por las negociaciones, los arreglos y acuerdos que hacen los legisladores.

La locuaz María del Rayo Netzahuatl está empeñada en “recuperar”, al menos en el discurso, más de 4 mil millones de pesos observados por el OFS a diferentes entes fiscalizables entre el 2013 y 2018, por lo que no para en exigir detallado informe que aclare cuál es el estatus de cada uno de los casos que contribuyeron a tal suma de dinero público, pero es evidente que la morenista omite en presionar a las demás autoridades involucradas en ese proceso y que tendrían que estar haciendo algo para sancionar a los probables responsables de esos presuntos desvíos.

Si está tan decidida a que se aplique la ley, porque no pide al Fiscal Anticorrupción de la inservible PGJE, Pedro Sánchez Ortega, un informe de las más de 30 carpetas abiertas contra igual número de ex alcaldes que existen en su poder y que ninguna ha sido judicializada. O por qué no ha acudido con los expedientes de esos casos al Comité Ciudadano del Sistema Anticorrupción para solicitarles que ayuden en la investigación y se sumen a su “auténtica” exigencia de aplicar la ley a los responsables de esas anomalías financieras.

Así como está de quisquillosa la diputada zombi sobre el estado que guardan los procesos para recuperar ese dinero público, ojalá también hubiera asumido esa actitud inflexible, dura, intransigente y apegada a la ley en el reciente trabajo realizado en la Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso del Estado para dictaminar las cuentas públicas del año pasado, pues para nadie es un secreto que ella permitió y facilitó el cambio del sentido de los proyectos de reprobadas a aprobadas.

Ella dejó que diputados locales con marcados intereses y arreglos avalaran estados contables de cuestionados ayuntamientos como el de Yauhquemehcan y Panotla sólo por mencionar algunos. Su silencio hizo mucho ruido y sólo la evidenció como una incongruente.

La doble personalidad de Netzahuatl Ilhuicatzi de poner la cara de honesta para exigir la recuperación de 4 mil millones de pesos y otra de cómplice para solapar excesos y malos manejos en ciertos ayuntamientos es digna de ser tratada por un avezado psiquiatra. La morenista no tiene credibilidad y la cara para ponerse recta o minuciosa, tampoco le queda la falsa postura moral de mostrar un “verdadero” interés de castigar y combatir la corrupción cuando ella forma parte de ese sistema.

Los diputados integrantes de la actual legislatura deberían analizar en serio la conveniencia de mantener o no a dicha compañera en la mencionada comisión, debido a que sus declaraciones y posturas no ayudan en nada y solo contribuyen a perder más credibilidad ante los ciudadanos que perciben que esa actitud es pura y vil simulación.

Morena se equivocó al enviar a una diputada tan limitada a la Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso del Estado. Legisladoras de tal calaña sólo están provocando que los electores que creyeron en la llegada de una nueva y diferente generación de políticos se decepcionen, porque resultaron con las mimas mañas y vicios que los priistas, perredistas y panistas.

Que mal habremos hecho en Tlaxcala para padecer y lidiar con diputados tan miserables.