Aún se desconoce si la consigna de abrir un frente contra el gobierno federal del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue una consigna del mandatario estatal Marco Antonio Mena Rodríguez o un arranque estúpido del médico metido a bisoño político que hace unos días asumió el control de la Secretaría de Salud en Tlaxcala, René Lima Morales, quien culpó a la federación de la carencia de todo el cuadro de medicamentos y de material de curación en las clínicas y hospitales del estado.
La postura y embestida del nuevo funcionario priista contra la administración de López Obrador no se entiende, sobre todo cuando el gobierno federal ha acogido al gobernador tlaxcalteca que supo entender su nueva realidad y adaptarse a ese nuevo estilo sin ningún problema.
Esa cordialidad, armonía y hasta respeto que la administración de AMLO otorgó al gobierno menista de Tlaxcala podría perderse por la torpeza de Lima Morales que por fin reconoció una realidad que por más de dos años y nueves meses ocultó el gobierno priista de su jefe y que tiene que ver con la escasez de medicamentos.
La falta de medicinas y materiales en el sector de salud de Tlaxcala es un problema que se agudizó al final del sexenio del hacendado Mariano González Zarur y se ha mantenido vigente en esta administración de la continuidad, la cual lejos de solucionar esa contrariedad decidió cubrir los presuntos malos manejos que heredó en esa dependencia y replicar los métodos que se tenían para esconder la escasez de los mencionados artículos.
El médico priista Lima Morales se salió del guion que por más de dos años utilizó el hidalguense Alberto Jonguitud Falcón, ex titular de la Secretaría de Salud de Tlaxcala, quien durante su gestión siempre declaró que el abasto de medicamentos en el estado era del 90 por ciento.
Si el surtimiento de medicamentos y material de curación es responsabilidad del gobierno federal lo justo es que René Lima lo documente y compruebe, para que así se pueda exigir al presidente López Obrador y sus representantes en Tlaxcala como Lorena Cuéllar Cisneros atender y solucionar ese problema, pero si tal situación es por culpa de las autoridades estatales entonces éstas deberán asumir su falta y proceder contra los funcionarios que no han realizado bien su trabajo.
Al gobierno de Marco Mena no le convienen los desencuentros con la administración federal y mucho menos que éstos se centren en una dependencia como la Secretaría de Salud, donde siempre ha existido la sospecha de que por muchos años se malversaron los recursos públicos no sólo del Seguro Popular, sino los que se destinaban para comprar medicinas y otros insumos de esa dependencia.
La actitud belicosa de René Lima seguramente tendrá repercusiones porque los diputados locales y federales, así como los funcionarios de la Cuarta Transformación que impulsa el mandatario del país no se quedarán cruzados de brazos, de ahí que responderán y encaminarán sus señalamientos para tratar de evidenciar que si el sector salud de Tlaxcala está operando en pésimas condiciones es por culpa del PRI y del actual gobierno del estado.
Pronto veremos si el novel funcionario menista llegó preparado para lidiar con una complicada dependencia. De entrada le pudo decir que empezó muy mal, porque si piensa que echándole la culpa al gobierno federal va a justificar los problemas que tiene la Secretaría de Salud en el estado se equivoca, porque los ciudadanos y ciudadanas saben muy bien que los deficientes servicios no iniciaron apenas o hace unos meses, sino que tienen años así.
Si René Lima quería reflectores y tener un papel protagónico para presumir su nuevo cargo creo que ya lo consiguió, ahora sólo falta ver si es para bien o para mal.
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