El Partido Acción Nacional vive su peor crisis de los últimos diez años provocada no sólo por la falta de liderazgo y torpezas que ha demostrado y cometido su actual dirigente estatal, José Gilberto Temoltzin Martínez, sino por la desastrosa herencia que le dejaron los actuales diputados federales Carlos Carreón Mejía y Adriana Dávila Fernández que hoy se quejan de la inactividad y falta de resultados de ese instituto político en Tlaxcala.

Es una realidad que el PAN en Tlaxcala se encuentra desaparecido y que hace meses dejó de participar en la escena política local. Simplemente se retiró de ser oposición al gobierno del priista Marco Antonio Mena Rodríguez y de la administración federal que encabeza el morenista Andrés Manuel López Obrador.

A casi más de un semestre de haber asumido el control del PAN, José Gilberto Temoltzin sacó a relucir su mentalidad de empresario y se dedicó a saldar cuentas, establecer una política de ahorros, despedir personal y a equilibrar las maltrechas finanzas del Comité Directivo Estatal.

Durante ese proceso el ex diputado local optó por solapar y cubrir las anomalías y presuntos malos manejos cometidos por el ex dirigente estatal del PAN Carlos Carreón, quien rompió la tregua entre ambos para tachar a José Gilberto Temoltzin de inepto y de llevar al partido al fracaso por su pésimo trabajo.

Un día después de que el ex líder local del PAN lanzara sus dardos envenenados contra Temoltzin Martínez, la ex dueña del partido Adriana Dávila reapareció para también vapulear a su dirigente, a quien acusó de carecer de un proyecto político y de estar coludido con grupos de Morena que controla la ex panista y hoy diputada federal de la cuarta transformación, Claudia Pérez Rodríguez.

De acuerdo con una entrevista ofrecida ayer al asistir a un evento en el Congreso del Estado, la ex aspirante del PAN al gobierno de Tlaxcala expresó que su partido “está desaparecido y no hay un solo pronunciamiento de lo que hay en el país y en el estado, que no hay posición clara de qué oposición somos, tanto en lo local como en lo nacional y no tengo claro cuál ha sido nuestro posicionamiento respecto al papel de Morena en el Congreso local, o en algunas de las cosas que han sucedido respecto a los presupuestos, o incluso en el tema de feminicidios”.

Y aunque parezca ridículo, la panista se quejó de la marginación que han sufrido varios liderazgos del partido por parte de la actual dirigencia, como en su momento ella lo hizo con los grupos panistas que se oponían a su proyecto personal que era el de conseguir la gubernatura del estado.

Es obvio que la actitud del PAN en Tlaxcala es dócil y complaciente no sólo con el PRI, sino con Morena, al grado que ha sido un útil aliados en algunas decisiones complicadas asumidas por el Congreso del Estado que está bajo el control de los diputados locales que pertenecen a la cuarta transformación, muy diferente al comportamiento que los legisladores panistas mantienen en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República.

Sin embargo, ese comportamiento no es nuevo ni privativo de la gestión de José Gilberto Temoltzin, pues en años pasados Adriana Dávila también dispuso que el PAN se mostrara amigable y aliado del gobierno priista de Mariano González Zarur.

Carlos Carreón también es un incongruente porque si hay un responsable de la crisis del PAN en Tlaxcala es él, ya que su pésima labor como dirigente llevó al partido a la ruina y a perder importantes espacios de poder.

Hoy el PAN carece de figuras competitivas que estén en posibilidades de disputar la gubernatura en los comicios del 2021.

La severa crisis que vive ese partido es culpa de todos los que han dirigido y se han beneficiado del PAN, de ahí que lo mejor es que “sus figuras” se callen y opten por ponerse a trabajar para tratar de demostrar que lo suyo no es sólo vivir lujosamente de los recursos públicos.