El experto en “negociaciones machas”, Manuel Camacho Higareda, no puede solucionar el paro que sostienen desde la semana pasada el personal de apoyo y administrativo de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala, por lo que ha empezado a enviar, en complicidad con la dirigencia del SNTE, sendos oficios por los cuales amenaza con despedir al personal que no se presente a laborar en las sedes alternas que se han abierto y en donde los funcionarios de la dependencia dicen trabajar.
Ante la manifiesta incapacidad para establecer un diálogo y negociación que permita solucionar el conflicto que sostienen trabajadores de la delegación sindical D-III-1, perteneciente a la Sección 31 del SNTE, el desgastado Camacho Higareda no sólo ha recurrido a la intimidación para tratar de doblar al personal inconforme, sino que también buscó el respaldo del CEN del sindicato magisterial representado por Antonio Orozco Montoya para terminar con el paro administrativo.
La postura de Manuel Camacho de solucionar ese conflicto a la brevedad lo ha llevado incluso a soltar el rumor de que el personal de la Secretaría de Educación Pública podría quedarse sin cobrar su primera quincena de junio por culpa de los trabajadores que desde el pasado lunes 3 de junio mantienen cerradas las oficinas centrales de la USET en demanda de pagos pendientes y otros beneficios adquiridos.
Sin embargo, lo anterior resulta falso porque la nómina de la Secretaría de Educación Pública está elaborada y sólo falta que las autoridades locales dispersen el recurso que el gobierno federal ya depositó para pagar los salarios de los trabajadores de ese sector.
De mantenerse el paro, es probable que existan problemas con la nómina de la segunda quincena de junio, pero para eso habrá que ver si los trabajadores doblan al soberbio y al cuasi poeta Manuel Camacho o si éste al final termina por someter al personal administrativo que hasta ahora sigue firme en no abandonar su movimiento según su representante sindical Gwendolynee Amaro Ramírez.
Los atípicos funcionarios estatales
Si para los principales funcionarios del estado la ola de inseguridad que se vive en Tlaxcala es una mera cuestión atípica que merece ser atendida, pero que no es motivo de preocupación o de alarma porque si a nivel nacional crecieron en 30 por ciento los homicidios dolosos la lógica es que eso se replique en la entidad.
Con tales posturas los tlaxcaltecas estamos jodidos, porque con esa clase de servidores públicos que gozan de guaruras pagados con nuestros impuestos lo más seguro es que el clima de violencia empeore.
Resulta insultante leer las declaraciones del bisoño secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, sobre el tema de la inseguridad y los 10 homicidios violentos de los últimos tres días. Su tonta justificación de que se trata de un comportamiento atípico y a que Tlaxcala no es un estado aislado y debe seguir la tendencia nacional en el incremento de los delitos resulta ofensiva y más cuando asegura que el estado es tranquilo, pero para su mala fortuna se encuentra rodeado de entidades (Puebla, Hidalgo y Veracruz) donde los índices delictivos se han disparado y por lo tanto han contaminado a la sociedad tlaxcalteca.
De acuerdo con la entrevista que ofreció al periódico La Jornada de Oriente, el ñoño funcionario aseguró que los hechos violentos de los últimos días no deben traducirse como una alarma roja, porque se tratan de eventos aislados y atípicos que, según él, no deberán ocurrir en el segundo estado más seguro del país.
Y para reforzar las estúpidas declaraciones de Pérez Carro, su carnal lelo, el procurador José Antonio Aquiahuatl Sánchez, justificó su incapacidad y su gris trabajo con la cantaleta de que la ola de homicidios dolosos de Tlaxcala es atípica y negó una y otra vez que las autoridades estatales hayan sido rebasadas por los criminales.
Un par de horas más tarde de esas ridículas declaraciones, el atípico funcionario tuvo conocimiento que un comando armado proveniente de un municipio poblano circuló por una carretera tlaxcalteca para dar alcance y rescatar a un hombre y una mujer que eran trasladados en una ambulancia.
Los maleantes usaron sus armas de fuego y dejaron heridos a dos policías que viajaban en la ambulancia como custodios del hombre herido. Al final el comando armado que realizó su operación rescate sobre la carretera San Martín Texmelucan-Tlaxcala a la altura de Tizatlán logró darse a la fuga porque no hubo ninguna fuerza policiaca disponible para detener a esos criminales.
Sobre el caso, el sensible procurador José Antonio Aquiahuatl guardó silencio.
Así de mal estamos.
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