Frustrado porque quizá su situación amorosa vive altibajos, el secretario poeta de Educación Pública en Tlaxcala ha sido rebasado por el conflicto que se registra al interior de la dependencia que dice controlar, pues desde el pasado lunes trabajadores de apoyo pertenecientes a la Delegación DIII-1 de la Sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) mantienen cerradas las oficinas en protesta por las nuevas disposiciones laborales que se le pretende imponer.
Aunque se ha tratado de distorsionar y ocultar los motivos reales de la inconformidad, en esencia los trabajadores no aceptan que de la noche a la mañana al secretario consentido del gabinete estatal se le haya ocurrido establecer un nuevo horario laboral en la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala que va de las 8 de la mañana a las siete de la tarde.
La consigna del funcionario estatal fue que aquel empleado que no acepte su instrucción sea reasignado a otra área de la dependencia, pero con la salvedad de que su nuevo centro laboral se localice lo más lejos posible como una medida de castigo.
Fiel a su estilo, Camacho Higareda se ha negado a reconsiderar su instrucción y sobre todo a establecer una negociación directa con los trabajadores de la USET, de ahí que el alzado funcionario ha recurrido al inútil líder de la Sección 31 del SNTE, Demetrio Rivas Corona, para tratar de solucionar ese problema, sin que hasta ahora hayan tenido éxito porque simplemente los burócratas no confían y detestan a su representante sindical.
El incongruente Manuel Camacho que hace unos meses alababa y defendía la reforma educativa del gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto y que hoy respalda y asume el Nuevo Acuerdo Educativo que impulsa la administración del morenista Andrés Manuel López Obrador, suplica a Rivas Corona su pronta intervención en el conflicto laboral porque tácitamente reconoce su incapacidad para convencer a los trabajadores que regresen a sus actividades y suspendan la toma de las oficinas centrales de la Secretaría de Educación en el estado.
Lo malo, es que ese aspirante de poeta no ha terminado por entender que los trabajadores sindicalizados de la USET no aceptan la intervención de Demetrio Rivas y que quiera o no Manuel Camacho tendrá que negociar y acordar con ellos, aunque eso quizá le implique al exquisito funcionario bajarse de su ladrillo y pactar con empleados que, según él, no están a su nivel ni aptos para “sostener negociaciones machas”.
Aunque no falta quien diga que Manuel Camacho es de los mejores funcionarios de la actual administración, en realidad ha resultado un pésimo colaborador que su único mérito ha sido poner en marcha un programa estatal de becas para estudiantes, porque como responsable del sector educativo ha sido un fracaso por los contantes conflictos que se registran y porque no hay ningún indicador que demuestre que la educación en Tlaxcala haya mejorado en un rubro en los últimos años.
Habrá mano negra o no en la fiscalización
La aun presidenta de la Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso local, la zombi morenista María del Rayo Netzahuatl Ilhuicatzi, atinó a declarar bien cuando estableció el 30 de agosto como fecha límite para aprobar o no las cuentas públicas de los 104 entes fiscalizables, mismas que corresponden al ejercicio fiscal del 2018.
Pero miente al señalar que los responsables de esos entes fiscalizables tendrán audiencias con los diputados a fin de estar en posibilidades de solventar algunas observaciones que se hayan realizado a sus cuentas públicas, porque la postura de la mayoría de los diputados integrantes de esa comisión es no modificar ningún dictamen del Órgano de Fiscalización Superior y evitar la tentación de cambiar el sentido de los mismos de reprobado a aprobado como ha sucedido en las anteriores legislaturas.
Netzahuatl Ilhuicatzi piensa que aun goza del respaldo de sus compañeros legisladores, pero en realidad su trabajo ha sido tan mediocre que pronto podría seguir los pasos de su protector y aliado, Víctor Manuel Báez López, quien por incapaz fue removido hace unos días de la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política.
La incompetente diputada Morenista en complicidad con otros tres diputados locales estaría buscando facilitar las cosas para que algunos presidentes municipales que no pudieron o no quisieron solventar en tiempo y forma las observaciones millonarias de sus cuentas públicas tengan posibilidades para hacerlo en estos días, lo cual no sucederá porque ya no tiene la confianza ni el apoyo que tuvo cuando asumió el control de la poderosa Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso del Estado.
Tal y como pasó el año pasado, en esta ocasión también se espera que haya cuentas públicas reprobadas, sin embargo no se sabe el número y si habrá alcaldes que volverán a enfrentar ese proceso o si habrá ediles que en los últimos meses han presumido ser buenos administradores pero que en realidad son malos para cuidar los recursos del pueblo y muy eficientes para hacer negocios.
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