Ahora resulta que los medios de comunicación son los culpables de recurrir a una fuente oficial y documentar que el supuesto sueldo que percibe el presidente del Tribunal de Justicia en el Estado, Héctor Maldonado Bonilla, se encuentra modificado por un error y por tal razón supera los 200 mil pesos mensuales, lo que le valió ser exhibido no sólo en Tlaxcala, sino a nivel nacional donde lo acusaron de ganar más que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y de ser uno de los funcionarios cuyos emolumentos son realmente envidiables.

 

Si los datos publicados del Presupuesto de Egresos del 2019 en el Periódico Oficial del estado están equivocados, alterados o con errores, valdría la pena saber quién fue el culpable y que otras imprecisiones existen en el documento, pues no vaya a ser que haya otras partidas con incrementos no validados que generen confusión y un desorden financiero.

Llama la atención que el error se haya centrado en el sueldo de poblano magistrado Héctor Maldonado, quien desde que llegó a esa posición estableció una distancia con el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, con el claro propósito de permitir la incorporación al Poder Judicial de marianistas que fueron corridos de la administración estatal y que hoy se alistan para jugar la sucesión gubernamental desde las posiciones logradas en el TSJE.

Para nadie es un secreto que existe una mala relación entre el mandatario Mena y el magistrado Maldonado, quien pudo convencer, sin la ayuda del Ejecutivo, a los diputados locales de aumentar para este año el presupuesto del Poder Judicial.

En política no existen casualidades y es obvio que el golpeteo al presidente del TSJE estuvo armado y planeado, pero eso no le da argumentos a Héctor Maldonado para amenazar con proceder con una demanda por daño moral contra los comunicadores que recibieron la información oficial con errores para desacreditarlo.

El magistrado aguantó la embestidas, pero ayer durante una entrevista lanzó varios dardos envenenados que pusieron fin al golpeteo mediático, cuando dejó entrever que el presupuesto fiscal de este año que fue publicado está alterado y que tiene errores que no corresponde al documento original que días pasados fue aprobado por los diputados locales.

Lo anterior fue suficiente para que el tema fuera borrado de los medios al servicio del menismo y sus plumas sesudas e independientes dejaran de abordar el caso, porque quizá Héctor Maldonado destapó una anomalía de la que nadie se había dado cuenta y que a lo mejor permitía al Poder Ejecutivo acomodar las partidas presupuestales a su conveniencia y no a los criterios que fijaron los legisladores.

Y no crea que estoy defendiendo al magistrado presidente del TSJE que si bien no cobra lo que se dice, si mantiene y alienta excesos en el Poder Judicial, así como también ayuda a las empresas de sus amigos con contratos a modo.

El magistrado Maldonado debería entender que no goza de una buena reputación. Los estudiantes de Derecho de la UDLA, institución donde daba clases, lo consideraban un mal catedrático. Entre los tlaxcaltecas, el poblano dejó una pésima imagen en la pasada Feria de Tlaxcala cuando se dejó ver vomitando y haciendo el ridículo en un conocido restaurante luego de no controlar el consumo de alcohol.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, ahora quién será el valiente que aclarará las dudas en torno al Presupuesto de Egreso del 2019.

¿Cuántos errores tiene y en que partidas?

¿Sólo se alteró el sueldo mensual del presidente del TSJE o hay más inconsistencias?

¿El presupuesto fiscal 2019 publicado es el que aprobó el Congreso del Estado?

¿Quién o quiénes son los responsables de alterar, modificar y publicar los errores de ese documento?

¿El presupuesto del Congreso del Estado es el correcto o también sufrió errores?

Las preguntas pueden continuar, pero valdría la pena que los diputados locales revisaran ese caso y que la titular de la Secretaría de Planeación y Finanzas, Alejandra Nande Islas, precisara si hay más errores en el Presupuesto de Egresos de este año y que hará para corregir esa información antes de que se genere un caos y un desorden por la difusión de una información oficial con errores.