El proceso legislativo de la aprobación del Presupuesto de Egresos del 2019 dejó saldos muy negativos en el Congreso del Estado que se reflejan en una marcada división entre los diputados integrantes de la mayoría conformada por Morena, el PT y el PES.
Si bien el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez confirmó ayer que no vetará el presupuesto y que éste será publicado en breve, el PAN a través de su diputado Omar Milton López Avendaño y la dirigencia estatal de su partido que encabeza José Gilberto Temoltzin Martínez analizan un recurso legal para impugnar esa ley que se aprobó sin seguir los procedimientos normativos.
Hay evidencias documentales que demuestran que la legisladora morenista presidenta de la Comisión de Finanzas y Fiscalización de Congreso del Estado, María del Rayo Netzahuatl Ilhuicatzi, actuó unilateralmente sin tener el aval de los miembros de esa instancia colegiada que nunca fueron notificados de las observaciones que se recibieron del gobernador Mena Rodríguez ni fueron convocados para sesionar y elaborar un nuevo dictamen.
Si en esa comisión impera una marcada división y desconfianza entre sus integrantes, en el Comité de Administración del Congreso Local que preside el morenista Rafael Ortega Blancas las cosas andan igual o peor, sobre todo por las incongruentes y estúpidas declaraciones de la insaciable coordinadora de la bancada del PT, Irma Garay Loredo.
Resulta que esa inexperta legisladora culpa a Rafael Ortega de la nula austeridad y los altos salarios que perciben los diputados locales, pues según esa mediocre política el apizaquense elaboró unilateralmente el presupuesto del Poder Legislativo y nunca consultó a sus compañeros para considerar sus propuestas y hacer ajustes a la baja.
El cinismo de Irma Garay supera por mucho al de su nefasto papá, Silvano Garay Ulloa, diputado federal y encargado de la dirigencia del PT en Tlaxcala, porque no sólo se le olvida que tiene a su hermano cobrando sin trabajar en la nómina del Congreso del Estado, sino porque también se ha embolsado los 50 mil pesos mensuales que recibe para gestión sin entregar ni un solo apoyo, lo cual se puede comprobar no sólo en sus lujosos atuendos, sino en su voluminosa figura.
En los próximos días las confrontaciones y descalificaciones entre los diputados locales estarán más que vigentes. Irma Garay, en complicidad con Víctor Manuel Baéz López, presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política y su aliado perredista priista Miguel Ángel Covarrubias Cervantes buscarán quitarle el control del Comité de Administración a Rafael Ortega para disponer de los recursos del Poder Legislativo y gastarlos a su conveniencia, lo cual no será nada fácil porque la mayoría de los legisladores no quieren que los mencionados claven sus largas uñas en las finanzas del Congreso.
No cabe duda que los actuales diputados salieron más cabrones que bonitos.
La guerra intestina
Una guerra intestina es la que mantiene el gobierno del estado contra la delegada federal de Programas de Desarrollo Lorena Cuéllar Cisneros y su equipo de trabajo, quienes han encontrado una serie de obstáculos para coordinar conjuntamente el evento que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezará en el Centro Expositor de Tlaxcala.
La logística está a cargo de la soberbia secretaria particular del gobernador Eladia Torres Muñoz, quien ya se asumió como la mandamás. Contando con el aval del funcionario más priista de la administración estatal, Luis Miguel Álvarez Landa, Oficial Mayor de Gobierno, la ex diputada local ya giró instrucciones a los responsables de las dependencias estatales para que los empleados sean obligados a llevar a 10 personas al evento oficial con la consigna de que serán despedidos si es que no cumplen con esa orden.
Tal y como lo hicieron en los actos de campaña del candidato del PRI a la presidencia de México, José Antonio Meade Kuribreña, hoy la estructura del gobierno busca llenar el recinto antes mencionado no sólo para quedar bien con el mandatario del país, sino para controlar el escenario y evitar que existan abucheos y reclamos hacia el gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena.
Los seguidores de López Obrador, los que en realidad quieren ver y saludar al presidente de México, serán marginados y ubicados en las zonas más alejadas.
El equipo de logística del presidente de México cedió toda la organización al gobierno del estado, de ahí que los funcionarios federales bajo la coordinación de Lorena Cuéllar son ignorados y maltratados, en gran medida porque han permitido que empleados de segundo nivel como Eladia Torres los mangoneen.
El jueves será la primera visita oficial de López Obrador como presidente de México.
Ojalá traiga sorpresas para los tlaxcaltecas y haga realidad su ofrecimiento de que “amor con amor se paga”, sobre todo porque Tlaxcala fue el segundo estado de la nación que más votos aportó para que AMLO ganara la presidencia.
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