Sólo el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez y los diputados locales de Morena, el PT y el PES, así como los nuevos funcionarios federales sabrán cuánto más estirarán la liga para tratar de mantener el respeto y la armonía, pues difícilmente podrán seguir simulando una tersa relación y unidad que sólo existe en los discursos porque en los hechos es evidente su rechazo y su desprecio.
El mandatario Marco Mena sin duda aprovecho su segundo informe de gobierno para dejar en claro que él es el jefe político y administrativo en el estado y que si bien busca establecer una relación de trabajo y respeto con el nuevo régimen que encabeza al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no está dispuesto a someterse a la influencia de poder que detecta la “superdelegada” federal Lorena Cuéllar Cisneros, quien prácticamente fue ignorada en el evento oficial realizado ayer en el Centro de Convenciones de Tlaxcala.
Testigo de la descortesía que sufrió Lorena Cuéllar fue la actual secretaria de Cultura federal y representante de López Obrador en el informe de gobierno, Alejandra Frausto Guerrero, quien con elegancia una vez concluido el acto, rechazó la invitación para asistir a la comida que ofrecería el gobernador y que le hizo la lambiscona Anabel Alvarado Varela, encargada de la Comisión Organizadora de la Conmemoración de los 500 años del Encuentro de Dos Culturas.
Mena Rodríguez dejó en claro que su gobierno emanado del PRI mantendrá el mismo esquema de trabajo que con diferentes acciones logró tener en los dos últimos años ahorros por mil millones de pesos, recursos que le permitirán realizar obras emblemáticas en su administración como la ampliación y modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco, la construcción del nuevo Hospital General de Tlaxcala y la edificación del moderno estadio Tlahuicole.
Y para insertarse en la dinámica que tiene prevista en nuevo gobierno federal de dar prioridad a los pobres, el gobernador anunció que para el próximo año pondrá en marcha el Programa “Supérate”, el cual tendrá una inversión de 200 millones de pesos para atender a 74 mil tlaxcaltecas que viven en pobreza extrema.
El tema de la pobreza nunca había sido una prioridad para la actual administración estatal ni estaba en su línea discursiva, pues los ejes en que se venía moviendo el gobierno de estado eran el de la educación, el empleo y la salud, de ahí que llamó la atención que ahora hable de ese asunto y hasta se proponga un programa para atender ese problema que siempre ha estado presente en Tlaxcala.
La meta será mejorar las condiciones de vida de las personas que habitan en las 173 áreas geoestadísticas básicas localizadas en los 60 municipios de Tlaxcala, donde vive la mitad de la población con mayores carencias.
Marco Mena optó por mostrarse como un gobernador tolerante, pero también marcó su distancia con los diputados locales emanados del Morena, el PT y el PES, mismos que no recibieron un trato especial ni fueron ubicados en lugares especiales en el Centro de Convenciones de Tlaxcala.
Lo anterior ofendió el enorme ego de algunos camaleónicos legisladores como el morenista-priista Víctor Manuel Baéz López, el perredista-priista Miguel Ángel Covarrubias Cervantes y el líder del PES, José Luis Garrido Cruz, quienes antes de que iniciara la ceremonia decidieron regresas a sus oficinas de la calle Allende para presumir que no aceptarían una falta de respeto del personal del Ejecutivo que los levantó de sus asientos de la segunda fila para reacomodarlos en la sexta donde estaban sus lugares.
Habrá que ver hacia donde se encamina la relación del gobernador Mena con los legisladores de Morena, el PT y el PES ahora que el primero solicitó una partida de 200 millones de pesos para el Programa “Supérate” y cuando los segundos ya dejaron entrever que meterán mano al proyecto de presupuesto que recibieron del Ejecutivo, más cuando los diputados locales ya comprobaron que en los últimos dos años el mandatario priista ha manejado casi 8 mil millones de pesos de manera discrecional.
Ese descubrimiento obviamente generará un conflicto y la negociación para el presupuesto será más que complicada.
La tersa relación que dicen tener el gobierno estatal con el federal tarde o temprano tendrá un punto de quiebre que dejará salir las diferencias y rencores que hasta ahora han sabido guardar y esconder.
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