Lejos está el procurador General de Justicia en el Estado, José Antonio Aquiahuatl Sánchez, de entregar resultados y de llevar a los delincuentes y a las personas que trasgreden la ley tras las rejas, sobre todo que ahora la eficiencia y eficacia de esa dependencia se limita en reducir los tiempos en que los ciudadanos realizan una denuncia o un trámite.

El experto en el nuevo sistema de justicia penal también resultó un “brillante e innovador” funcionario que tuvo el ingenio y la visión de mejorar los procesos administrativos de la PGJE, pues en 30 días logró el milagro de reducir hasta en un 75 por ciento el tiempo de atención a personas que han sido víctimas de algún delito en Tlaxcala.

Lo anterior fue posible gracias a la eficacia y eficiencia del personal de la dependencia estatal que ha optimizado y facilitado la atención a la ciudadanía de manera cálida y respetuosa que coadyuva en la integración de políticas públicas acorde a las necesidades y requerimientos del Sistema de Justicia Penal, según el comunicado de prensa enviado ayer para presumir ese logro tan chafa.

No cabe duda que el enorme talento de José Antonio Aquiahuatl no había sido aprovechado ni explotado. Vaya su aportación puede ser la clave para hacer realidad la gobernanza moderna que el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez prometió cuando asumió el cargo y que durante 20 meses no se pudo concretar ni hacer visible por ningún lado.

El farsante procurador presume pura paja que en los hechos no resuelve en nada el grave problema de la inseguridad que enfrentamos los tlaxcaltecas ni tampoco hace realidad el principio de hacer expedita la impartición de justicia, porque de nada sirve que las denuncias se presenten en un “tiempo record” cuando las investigaciones no avanzan, cuando los agentes investigadores piden dinero para realizar su trabajo, cuando los ministerios públicos ponen trabas y cuando desde el despacho principal de esa dependencia se perfila la contratación de un abogado amigo para los “buenos asuntos”, tal y como lo hacía el ex fiscal negociante de Guerrero, Xavier Olea Peláez.

El abogado que gusta descalificar el trabajo de reporteros, algunos medios de comunicación y justificar su pésima labor al culpar a las redes sociales y a los periodistas de la mala percepción que existe sobre la seguridad en Tlaxcala, tiene un bajísimo nivel de eficiencia en el esclarecimiento de asesinatos y robos cometidos por la delincuencia organizada.

De las decenas de homicidios violentos que se han cometido en el último año valdría la pena conocer en cuántos casos ya se logró enviar a la cárcel a los responsables.

También sería importante saber si la banda que atraca a transportistas del servicio público de pasajeros para robarse las unidades ya fue detenida o si los criminales que atracan los camiones de carga y negocios en el oriente del estado ya fueron aprehendidos, junto con los huachicoleros que recorren con total impunidad las carreteras tlaxcaltecas.

Si Aquiahuatl Sánchez le tiembla la mano para resolver la peligrosa agresión que sufrió un menor de edad en una escuela de Apizaco donde estuvieron involucrados los compañeros de ese alumno y es incapaz de aclarar un caso que no tiene ninguna complicación porque se tiene identificado a los probables agresores y los hechos que motivaron ese hecho violento, imagínese si ese simulador procurador tiene interés en resolver casos más complejos y violentos.

Usted cree que el chafa procurador va ir tras el comando que secuestró y golpeó al policía municipal de Yauhquemehcan y que supuestamente dejó un recado a las fuerzas policiacas de Tlaxcala para que dejen de entrometerse en sus «negocios».

Los supuestos cambios al interior de la Procuraduría General de Justicia en el Estado son un vil y absurdo engaño, ya que José Antonio Aquiahuatl se ha rodeado de lo peor que existe en esa dependencia que desde el gobierno de Mariano González Zarur está podrida, como es el caso de Juan Nava Xelahuatzi, quien al estar involucrado en la tortura de los ex policías acreditables acusados falsamente de secuestro exprés no pudo mantenerse como encargado del Departamento de Investigación, sin embargo su presencia es indispensable para el sensible procurador que lo tiene laborando como su mano derecha.

Con este clase de “brillantes” funcionarios difícilmente se podrá mejorar la seguridad y combatir el crimen en Tlaxcala.