Donde han empezado a sonar los tambores de guerra es al interior del PT, cuyos militantes tlaxcaltecas quieren que Silvano Garay Ulloa y su gatillero metido a diputado local Jesús Portillo Herrera dejen de controlar el destino de ese instituto político, no sólo porque jugaron chueco en los pasado comicios, sino porque ambos han lucrado con las posiciones que negocia el partido al interior del Congreso del Estado.
Silvano Garay Ulloa ha optado por aplicar la política del avestruz ahora que él y su hija Irma Garay Loredo tienen prácticamente asegurados sus abultados ingresos, pues el primero cobrará en la Cámara de Diputados y la segunda en el Poder Legislativo de Tlaxcala. Ambos sin esforzarse porque llegan por la vía plurinominal y con el trabajo que realizaron los candidatos y militantes del PT.
Tal situación tiene más que molestos a los miembros de ese partido en Tlaxcala, quienes están cansados de que Silvano Garay y su familia sigan lucrando no sólo con las prerrogativas que recibe el PT en la entidad, sino con las posiciones que siempre obtienen a través de acuerdos obscuros al interior del Poder Legislativo.
El manejo de los recursos que recibe el PT por financiamiento es discrecional y sólo Garay y su hija Irma Garay saben en qué lo gastan, ya que nunca realizan actividades partidistas y tampoco pagan los sueldos al personal que trabaja para lograr el crecimiento de la militancia.
Garay Ulloa cuando se desempeñó como diputado local en la pasada legislatura logró basificar a su yerno y negociar otros privilegios personales, como lograr que su secretario técnico y hoy legislador Jesús Portillo cobrara puntualmente sus quincenas sin mover un solo dedo.
La dupla Garay Portillo ha controlado los últimos años la dirigencia del PT en Tlaxcala. El primero dice ser el cerebro y el segundo el gatillero o el brazo armado con el que se intimida a la militancia para evitar rebeliones.
En los pasados comicios jugaron chueco y sucio al proyecto del hoy presidente electo Andrés Manuel López Obrador, pues mientras Silvano Garay daba la cara en los eventos proselitistas de Morena y el PT, Jesús Portillo hablaba en mítines del partidazo maravillas de los candidatos del PRI a las diputaciones federal y local, Mariano González Aguirre e Ignacio Ramírez Sánchez, respectivamente, por lo que no tenía ningún empacho en pedir el voto para ellos y el tricolor.
Sobra decir que el primero saco raja política, mientras que el segundo hizo el ridículo al quedar demostrado que es un doble cara y un convenenciero.
Los petistas tlaxcaltecas están solicitando la expulsión del aún diputado local Jesús Portillo por traidor y que la familia Garay deje de controlar el partido en Tlaxcala. En breve también exigirán que Irma Garay deje de buscar la coordinación del PT en el Congreso del Estado y se abra esa opción a un diputado que haya obtenido su lugar por los votos que obtuvo en las urnas durante las pasadas elecciones.
Ojalá la coalición electoral “Juntos Haremos Historia” que ganó las elecciones y que asumió como una de sus principales banderas el combate a la corrupción empiece por impedir que vivales como los antes mencionados sigan lucrando con sus posiciones, toda vez que se trata de políticos que les encanta pegar con la izquierda y cobrar con la derecha.
Al PT le urge un cambio y una transformación para ser tomado como un partido serio en la entidad.
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