La rotación de funcionarios y los constantes cambios en áreas sensibles del gobierno confirman que el ejercicio del poder está siendo harto complicado y hasta desgastante, porque no resulta nada alentador que en casi 19 meses se vaya por el cuarto responsable de la Secretaría de Gobierno y el tercer procurador de Justicia en el Estado.

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La salida de Tito Cervantes Zepeda de la secretaría de Gobierno era inminente porque tras los problemas personales que enfrentó se encontraba cansado y disminuido, situación que representaba una debilidad para el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez que necesitaba otro perfil para enfrentar el relanzamiento de su administración y el embate de la nueva realidad política.

Cervantes Zepeda gozaba de la confianza del mandatario y sin tener una presencia mediática destacada hizo un papel digno en la dependencia encargada de la política interna, pues contribuyó a que las elecciones federales y locales se desarrollarán en paz y en calma sin que hubiera incidentes que manchara ambos procesos.

Lo malo es que deja el gobierno estatal cuando el mismo mandatario se quejó de que había entre los miembros de su gabinete deslealtades y falta de resultados y de compromisos, de ahí que el ex procurador y ex secretario de Gobierno tendrá que cargar inmerecidamente con un desprestigio alentado por su hoy ex jefe.

El gobernador Marco Mena está decidido a llevar a cabo una nueva partida y para ello empezó a mover las piezas del tablero de ajedrez. Optó por designar a José Aarón Pérez Carro como nuevo secretario de Gobierno, medida que resulta extraña porque ese gris funcionario fue incapaz de enderezar la torcida Procuraduría General de Justicia en el Estado, donde permaneció por 131 días.

Pérez Carro se convirtió en el cuarto secretario de Gobierno, dependencia que en la actual administración ha servido para enterrar las aspiraciones de los que han desempeñado ese puesto. El primero en ocupar ese lugar fue el traidor y pusilánime Florentino Domínguez Ordoñez, quien apenas si duró 70 días como jefe de la política interna del estado para irse como responsable del PRI en Tlaxcala.

Después de Florentino Domínguez llegó la sobrevalorada Anabel Alvarado Varela, quien solicitó licencia como diputada federal para asumir la Secretaría de Gobierno y empezar, sin ninguna limitante, su campaña para lograr la candidatura al Senado, la cual consiguió y entregó pésimos resultados al ubicarse en el vergonzoso tercer lugar de la contienda del 1 de julio.

Alvarado Varela ha sido la titular de la Secretaría de Gobierno que hasta ahora tiene más días como responsable de esa sensible área del gabinete, ya que por casi 322 días ejerció el poder sin ninguna restricción, tiempo que fue suficiente para multiplicar sus enemigos y sus críticos ante sus continuos arranques de soberbia.

El 28 de enero de este año Tito Cervantes dejó la procuraduría de Justicia para desempeñarse como nuevo secretario de Gobierno, cargo en donde permaneció por 160 días que al parecer no fueron suficientes para asumir el control de esa dependencia.

Ayer el gobernador Marco Mena decidió llevar a su amigo José Aarón Pérez a la Secretaría de Gobierno y dejar acéfala la Procuraduría General de Justicia en el Estado que en breve tendrá al tercer procurador en menos de dos años.

Pérez Carro podría estar en la lista de los funcionarios estatales que han hablado mal del mandatario y de su gobierno, pues se dice que a las pocas semanas de asumir el control de la Procuraduría General de Justicia en el Estado luego de ocupar posiciones relevantes en la PGR, habría expresado que estaba arrepentido de haber aceptado el puesto no sólo por la falta de personal, equipo técnico y recursos públicos, sino porque era imposible acordar con su jefe que nunca lo recibía.

Como procurador fue un fiasco porque no transformó la dependencia ni logró esclarecer los hechos violentos registrados en su breve periodo como responsable de esa dependencia, cuyos expedientes se siguen acumulando sin que nadie se preocupe por llevar consuelo a los familiares de las víctimas.

Además, pronto saldrán a la luz los expedientes de casos de mujeres golpeadas, maltratadas y amenazadas que lejos de recibir ayuda de la procuraduría son ignoradas por los funcionarios, pues resulta que los hombres señalados como responsables de esas conductas ilícitas reciben la protección del subprocurador y hoy encargado de esa área, José Antonio Aquiahuatl Sánchez.

Muchos esperaban del gobernador de Tlaxcala una jugada magistral como las que solía hacer en el tablero el ajedrecista Paul Morphy.

Morphy era un experto en activar sus piezas y dirigirlas hacia el ataque del rey contrario, lo cual hoy no vemos en Tlaxcala donde al parecer se ha optado por cambiar los alfiles para seguir jugando igual.