La debacle priista a nivel nacional también es inevitable en Tlaxcala. De las nueve gubernaturas que estarán en juego el 1 de julio, el PRI no está en la pelea en ninguna de ellas. Según las últimas encuestas el candidato presidencial del partidazo José Antonio Meade Kuribreña sigue hundido en el tercer lugar y sus posibilidades de remontar prácticamente son nulas.

Trascendió que a cuatro días de que inicien las campañas para la elección de diputados locales las tendencias se encuentran marcadas por las simpatías que existen hacia las elecciones para Presidente, Senador y Diputados Federales, de ahí que Morena y sus aliados como el PT y el PES encabezan las preferencias en nueve de los 15 distritos que existen en la entidad.

Le siguen los abanderados de la coalición “Por Tlaxcala al Frente” conformada por el PAN, PRD y PAC que muestran fortaleza en tres distritos, mientras que la alianza del PRI con el PVEM, Nueva Alianza y el PS pelea tres distritos donde sus candidatos aprovecharon el tiempo para trabajar sus estructuras que serán la clave para obtener el triunfo.

Dicen que en el distrito 7 con cabecera en Tlaxcala la pelea por la diputación local se centra entre el abanderado del PRI Enrique Padilla Sánchez que busca la reelección y el candidato de PES José Luis Garrido Cruz. Serafín Ortiz Ortiz, abanderado de la coalición del PAN, PRD y PAC ocupa el tercer sitio en las encuestas, la misma posición que tiene su sobrina Alejandra Ramírez Ortiz en la lucha por la diputación federal en el distrito dos.

Trascendió que la ausencia del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez y de casi todos los miembros del gabinete en el evento histórico y nunca antes visto del priismo tlaxcalteca a favor del candidato presidencial José Antonio Meade provocó desconcierto, porque los marianistas aprovecharon la ausencia del Jefe para apoderarse de los mejores lugares y así aparecer como los más cercanos al ex secretario de Hacienda, para lo cual recurrieron a los servicios del nefasto Óscar Amador.

A las 17 horas del miércoles los miembros del gabinete recibieron la instrucción de cancelar su asistencia el evento priista, la cual no fue acatada por Noé Rodríguez Roldán, quien durante el mitin recibió una atención un tanto exagerada por parte de Luis Miguel Álvarez Landa, coordinador estatal de la campaña de Meade Kuribreña.

Por cierto, corre el rumor que Álvarez Landa ya se despojó del marianismo que lo protegió y solapó por varios años, pues hoy se asume como un menista puro al grado que no pierde oportunidad para hablar mal de Mariano González Aguirre, candidato del PRI a la diputación federal por el primer distrito, sólo porque el junior realiza actos proselitistas sin consultarlo y en donde no se promueve con la misma intensidad la imagen de Meade y de Anabel Alvarado Varela, quien aspira al Senado.

Otro punto que desconcertó a los priistas tlaxcaltecas que asistieron a la explanada del recinto ferial fue el fuchi que el ex gobernador Mariano González Zarur hizo al actual jefe político del estado al no acudir al evento que encabezó su compadre José Antonio Meade.

La presencia de los ex mandatarios Beatriz Paredes Rangel, Tulio Hernández Gómez y Samuel Quiroz de la Vega no motivo a nadie, porque para los priistas de la entidad se trata de puro cascajo y figuras decorativas que no ayudan en nada para ganar una elección.

Trascendió que Demetrio Rivas Corona y José Felipe Ignacio Díaz Grande, líderes de las secciones 31 y 55 del SNTE, respectivamente, se encuentran rebasados en la operación política para beneficiar al PRI y a los candidatos de Nueva Alianza, pues desde hace una semanas un habilidoso colaborador de la poderosa maestra Elba Esther Gordillo opera para que los maestros tlaxcaltecas respalden el proyecto de Morena.

De la operación subrepticia que Miguel Ángel Islas Chío ha llevado a cabo se esperan buenos resultados, porque los maestros tlaxcaltecas están hartos de sus líderes sindicales charros y del actual secretario de Educación Manuel Camacho Higareda, de ahí que los votos que suele dar ese sector no irán a parar al PRI y a sus aliados, sino a Morena.

Demetrio Rivas Corona y José Felipe Ignacio Díaz Grande son una caricatura y no sirven para nada, bueno sólo para solapar la corrupción y las borracheras de los maestros que tienen cargos directivos en las escuelas.