Me queda claro que el candidato presidencial más aplicado y estudioso es el panista Ricardo Anaya Cortés, quien encabeza la coalición por “México al Frente” integrada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, sin embargo esa preparación mostrada hasta el momento no ha sido suficiente para jalar a los indecisos y a los electores que están hartos del PRI y sus excesos.
El abanderado presidencial panista fue el primero en pisar suelo tlaxcalteca y mostrar músculo que sólo impresionó a sus seguidores.
Militantes del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano arroparon a su candidato que enseñó sus dotes de buen orador que combina con una mente ágil e inteligente, elementos que al parecer aún no son suficientes para conectarse con el imaginario colectivo que visualiza a otro aspirante opositor con más posibilidades de ganar las elecciones del 1 de julio.
El pasado domingo Ricardo Anaya logró su propósito de ganar el primero de tres debates presidenciales que se llevarán a cabo durante el periodo de campañas, pero es un hecho que le faltó contundencia para lograr el nocaut contra el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien pese a las dificultades y ataques que enfrentó al final no salió tan dañado como esperaban sus adversarios.
Y esa falta de contundencia se observó en su paso por la entidad, pues no sólo porque omitió cualquier compromiso concreto con Tlaxcala en caso de ganar las elecciones y convertirse en el próximo presidente de México, sino porque tampoco se le vio haciendo críticas al gobierno priista de Marco Antonio Mena Rodríguez que salió bien librado de la metralla que pudo utilizar el ex dirigente nacional de PAN para tratar de conectarse con las necesidades y problemas de los tlaxcaltecas.
Lo más que alcanzó a decir Anaya Cortés fue la falta de estrategia que tienen las autoridades estatales y federales para combatir el huachicol y reconocer que el desarrollo económico del estado es insuficiente.
Ricardo Anaya habló de sus propuestas que giran en torno a evitar que siga la violencia contra las mujeres, terminar con la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, así como de su oposición a que México pague el muro fronterizo que pretende levantar el presidente estadounidense Donald Trump.
También, lamentó que el gobierno del PRI haya sumido a México en la opacidad y la corrupción.
Es obvio que el abanderado de la coalición “Por México al Frente” no logró una conexión con los electores tlaxcaltecas ajenos a las estructuras de los partidos políticos que lo nominaron, porque su presencia en la entidad no provocó una avalancha de comentarios ni una tendencia en las redes sociales.
Si la alianza electoral del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano hubiera lanzado en Tlaxcala a candidatos al Senado y a las diputaciones federales más competitivos y con un liderazgo probado, quizá las tendencias serían diferentes como sucede en otros estados donde esa coalición está dando la pelea por la presidencia de México y las posiciones del Congreso de la Unión.
La plástica y superficial Minerva Hernández Ramos, aspirante al Senado, la aristócrata Guadalupe Sánchez Santiago que compite por la diputación federal del distrito tres y la gris Alejandra Ramírez Ortiz, candidata a la diputación federal por el distrito dos no logran destacar. Sus campañas son planas y sin chiste.
Gelacio Montiel Fuentes, el perredista compañero de fórmula al Senado de Hernández Ramos, tiene algunos destellos que lo están ayudando a posicionarse, al igual que Humberto Macías Romero, quien busca la diputación federal en el distrito uno. A ambos les falta contundencia para tratar de imponerse mediáticamente, de ahí que deberán aprovechar al máximo el tiempo que les queda de campaña.
Si la intención del Frente por México es ganar, entonces deben hacer algo urgentemente, pero si su intención es quedarse con el segundo lugar, que sigan como van.
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