Ninguno de los actores políticos tlaxcaltecas de la actual jornada electoral tuvo la capacidad de presentar una innovadora campaña que entendiera el uso adecuado e inteligente de la comunicación digital y de las poderosas redes sociales que son un excelente canal para influir en el ánimo de los usuarios.

 

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Las primeras lecturas que arroja el inicio de las campañas de los candidatos a senadores y diputados federales en Tlaxcala son desalentadoras para los electores.

Los panistas y perredistas siguen dándose baños de pureza que ya nadie les cree, mientras que los morenistas pecan de soberbios con el exceso de confianza que les da la ventaja que llevan en las encuestas y los priistas con sus aliados siguen pensando que la operación gubernamental y el uso de los programas sociales serán determinantes para sumar los votos que requieren para ganar.

PAN y PRD deben entender que su alianza carece de fuerza y de liderazgos que resulten atractivos para los ciudadanos y ciudadanas de la entidad, aspectos que nunca se podrán sustituir con ocurrencias como el hecho de solicitar exámenes antidoping y antecedentes penales a los demás candidatos.

Minerva Hernández Ramos, la ex perredistas y hoy panista no puede presumir honestidad. Su patrimonio y el de su marido resultan inexplicables. También sus nexos con una empresa constructora que curiosamente siempre realiza las obras en aquellos ayuntamientos que se ven beneficiados con una gestión de recursos públicos.

Limitada y sin grandes atributos de inteligencia, Minerva Hernández es visualizada por los usuarios de las redes sociales como una política incongruente, oportunista y sin méritos suficientes para contender por un escaño en el Senado.

Los candidatos de la coalición electoral denominada Por México al Frente están rodeados por dirigentes partidistas como el gris panista Carlos Carreón Mejía, el codicioso perredista Juan Manuel Cambrón Soria y el gris líder del partido del águila Refugio Rivas Corona que lejos de haber trabajado en la organización de las estructuras para los comicios de este año se dedicaron a aprovechar sus cargos para obtener candidaturas, de ahí que esos institutos se encuentran desfondados y sin trabajo de campo que garantice la captación de votos.

El peor arranque fue el de los candidatos de Morena que curiosamente detestan a los medios de comunicación pero que solicitaron su presencia para atestiguar su ridículo inicio de campaña que se limitó a decir que su estrategia para obtener el triunfo se basará en el toque de puertas y en difundir las propuestas de su abanderado presidencial Andrés Manuel López Obrador.

Los logros que obtenga ese partido en los comicios del 1 de julio dependerán exclusivamente de la popularidad de López Obrador que confía en tener un arrastre que incluirá la elección de senadores y diputados federales tal y como sucedió en el 2012, por lo que sus candidatos a esos cargos simplemente simularán que realizan campaña para ver si AMLO les hace el milagro de llevarlos al Congreso de la Unión.

Andrés Manuel López lleva doce años en campaña y es entendible su posicionamiento y la ventaja que hoy puede presumir en las encuestas, sin embargo es un grave error pensar que un voto hacia el candidato presidencial de Morena se replicará en automático para el Senado o las diputaciones federales.

El PRI y sus aliados no enseñaron nada. En su arranque de campaña quedó claro que sus candidatos están supeditados al liderazgo y fuerza del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez. De él y de nadie más dependerán los triunfos, pero también cargará con las derrotas en caso de que se presenten el 1 de julio de este año.

Sin ninguna iniciativa local propia y sometidos a las directrices impuestas por su candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña, los priistas buscarán ganar unos comicios en donde no lucen como los favoritos.

Veremos si el gobernador Marco Mena sale buen operador político electoral y logra las victorias esperadas. Si pierde ya no tendrá otra oportunidad para desquitarse o tratar de componer las cosas, pues las próximas elecciones serán para elegir a su sucesor.

La verdad es que el equipo de priistas que acudió ayer el domo del recinto ferial lejos de provocar miedo o temor en la oposición generó risas.

Si el PRI confía la operación a funcionarios como el gris y esquivo secretario de Comunicaciones y Transportes Noé Rodríguez Roldán, el intrascendente titular de la Secretaría de Salud Alberto Jonguitud Falcón, la soberbia delegada de la Sedesol Mariana González Foullon y el aspirante para participar en el programa Enamorándonos de Tv Azteca, Juan Antonio González Necoechea, quien cuando no anda de galán cobra como director del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, la verdad es que en el partidazo están jodidos.

Hasta ahora el trabajo del super operador Luis Álvarez Landa, coordinador de la campaña presidencial del ciudadano José Antonio Meade no se ve por ningún lado y el tiempo avanza.