En un hecho que los ciudadanos no respondieron y que su ausencia en la ceremonia del Grito de Independencia se hizo evidente, así como en el desfile del pasado sábado donde las calles de la capital tlaxcalteca lucieron vacías. La relación entre el gobernador y sus gobernados está fría y distante.
Algo está pasando al interior del equipo de la actual administración estatal que no se percibe unidad ni trabajo coordinado para llevar a cabo eventos que requieren una buena organización, como es el caso del Grito de Independencia.
Resulta que a diferencia de ceremonias pasadas, en esta ocasión los funcionarios de primer y segundo nivel del gobierno del estado no se involucraron ni invitaron a nadie al zócalo capitalino, lo cual se reflejó en el reducido número de ciudadanos que acudieron por su propia voluntad a ese acto que estuvo desangelado.
De nada sirvió que el gobierno estatal haya contratado al grupo Rayito Colombiano y a la Sonora Dinamita, con una inversión cercana a los 800 mil pesos, cuando apenas si se juntaron 1,500 personas que para colmo no pudieron disfrutar la música de esos conjuntos porque el sonido que se contrató era chafa.
Anabel Alvarado Varela, titular de la Secretaría de Gobierno, tuvo bajo su responsabilidad las invitaciones para la ceremonia oficial en Palacio de Gobierno y la cena que más tarde se efectuó en el salón Joaquín Cisneros del Centro Expositor.
Por alguna razón que sólo ella conoce, decidió excluir a funcionarios de primer nivel y a casi todos los diputados locales, así como a otros servidores públicos federales que en otras ocasiones han asistido a Palacio de Gobierno.
Alvarado Varela dio lugar preferente a Manuel Camacho Higareda, actual secretario de Educación Pública, así como a la familia de la magistrada Elsa Cordero Martínez. El único diputado local que se vio en uno de los balcones fue al presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Arnulfo Arévalo Lara.
Los diputados locales sólo fueron requeridos para la cena y no para el evento de Palacio de Gobierno. Además, recibieron la invitación la tarde del jueves 14 de septiembre, lo cual fue interpretado como una descortesía, razón por la cual decidieron no asistir al festejo donde estuvo presente el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.
Sólo estuvieron en la cena los priístas Arnulfo Arévalo, Eréndira Cova Brindis, Enrique Padilla Sánchez y la independiente Yazmín del Razo Pérez. La ausencia de Mariano González Aguirre fue más que evidente.
Anabel Alvarado le está fallando al gobernador y su novatez en el cargo que desempeña cada vez es más notoria. Nunca se había visto una ceremonia del Grito de Independencia tan fría y distante como la del pasado viernes, ni en los tiempos en que Mariano González Zarur gobernaba con un rechazo importante de la población.
La soberbia de la secretaria de Gobierno pronto le pegará a la actual administración.
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