La mansedumbre de quien había cosechado triunfos electorales lo inhibió de hacer el mínimo reclamo al sepulturero de la causa azul en el país.
Ha de ser la falta de costumbre de quienes conforman al team de fans del gobernador Ortiz, pero su lenguaje corporal de sumisión ante la adustez michoacana del precursor del “aiga sido…”, tomó por sorpresa a quienes ya comenzaron a ver el desmantelamiento de ese que fue un panismo ganador en tres citas con la urna, pero que una cuarta, ya no la pudo afianzar.
Los méndigos críticos podrán decir lo que quieran, reclamó ayer el Presidente, antes de hacer un recuento en materias de salud y educación.
Para Calderón, esos malintencionados críticos, han de ser los que tildan de mentiroso a su gobierno. De pactar con el PRI en secreto pactos de no alianza en el Estado de México y no hacer lo mismo en Oaxaca o Puebla, donde ya están listas las coaliciones contra natura PAN-PRD.
De bailar un jarabe tapatío sobre los principios democristianos del PAN.
Curioso, pero eso de, podrán decir lo que quieran, llevaba dedicatoria a Manuel Espino y por consiguiente a Vicente Fox. Imagine usted el tamaño de la tragedia albiazul que, a estas alturas el consorte de Martita, viene siendo así como el muchacho bueno de la pésima cinta.
Su actitud es la seguida por un ejemplar caprino al interior de algún expendio de delicados objetos. O sea, chivo en cristalería.
En cada plaza donde el PAN tenía oportunidad de reafirmarse en el gobierno, entró la anti vara mágica de Calderón.
Vamos, la debacle que le costó el puesto a Germán Martínez Cáceres, es así de pequeña en comparación con la extinción que se avecina con base en la sin igual operación Calderón-Nava-Gómez Mont.
Y Tlaxcala no se libra de esa maldición.
Claro, habrá que ver desde qué ángulo se aprecia, pues desde la óptica de los adversarios del PAN este es el momento cumbre de sus proyectos.
¿Qué tendrán en la cabeza los señores del PAN al pensar que no nos damos cuenta de la amplia holgura con la cual planearon su derrota?
A no ser que nos encontremos ante la más escandalosa maniobra oficial para inclinar la balanza muy a pesar de los millones gastados en los promocionales del IFE que a muchos ya les parecen un exceso.
Cuando Ortiz y su team pudieron exigir a Calderón su derecho de participación, con base en los resultados de los tres últimos comicios campeó la pasividad. Lo demás es fácil de advertir: un estrepitoso fracaso.
En esta mala lotería cada cual representa una carta: el medroso, el conforme, la pendenciera, los advenedizos, los defraudados…
Ah, faltó el gandalla.
De la habilidad con la que beatricistas, priístas y perredistas tejan la telaraña para atrapar al moscardón azul depende la definición de esta plaza tan cruelmente descrita por don Chucho Reyes, al anteponer la mansedumbre de sus hombres.
Lo lamento, pero ninguna res brava local fue capaz de dar, por lo menos un tope al matador michoacano, qué digo matador… enterrador!
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