Su determinación, fuerza, liderazgo… fueron determinantes para que don Ortiz le considere su ficha de ajedrez más valiosa.
Hemos reconocido los altibajos de Mariano González en la construcción de la candidatura priísta a gobernador de Tlaxcala. Nos dicen que le asiste la ventaja en la convención de delegados, por medio de la cual su partido, el PRI, decidirá con quién se la jugará el próximo cuatro de julio.
Sólo que ahora, no se trata de llegar por llegar, sino hacerlo con las mínimas condiciones que le eviten la pena de un bochornoso ridículo ante dos adversarias, más jóvenes que él (Minerva (PRD) anda en los cuartenta, Adriana (PAN) en los treinta y tantos, Perla (PAN) en los cincuenta y Oralia (PAN) en los cuarenta y tantos.
Así, qué posibilidades tiene un priísta enojón, huraño, un divo entrado en los sesenta y tantos, que ni siquiera hace un poco de ejercicio, pero eso sí, se ha dedicado a promover su bipolaridad, bajo el argumento de que su origen libanés lo llena de pasión y a veces lo enerva, como no debiera ocurrir a alguien deseoso de gobernar a un estado.
A ver, se trata de un vetarro contra dos mujeres plenas. Poca o, ninguna posibilidad tiene.
Pero el PRI cuenta con un personaje fundamental: Lorena Cuéllar Cisneros. Y sería sorprendente que Mariano pusiese incluso a sus incondicionales, a apoyar a Lorena, como un gesto de verdadera vocación partidista para que el PRI tampoco haga el ridículo ante dos adversarias con bastante trabajo.
Flor silvestre
Qué cosas, verdad. Aquél personaje descrito, con el debido respeto, como la serrana que llega con ganas de comerse a puños a los de la ciudad, originó una serie de cambios que, en el recuento anticipado de los daños, a penas está saliendo.
El primero, ya sabemos fue el diputado Julián Velázquez Llorente. Mas su remoción no podría yo atribuirla a las famosas encuestas referidas por el líder panista pirata, Benjamín Ávila, sino al gusto con el que el gobernador mueve sus piezas del ajedrez, una de las cuales, la más valiosa, es precisamente Adriana Dávila.
Es que esa determinación… esa entereza… ese liderazgo… le han servido de maravilla a don Ortiz para lograr unos jaques… tan importantes en su desino político como el haberse librado de su compadrito, pero con la coartada de que fue a consecuencia de esas virtudes atribuidas a la super amiga de Calderón.
El segundo, se lo apuesto hoy que es 26 de febrero, ha de ser Mariano, por las causas que también respetuosamente hemos expuesto aquí arriba. Un partido que ahora se dice de avanzada, con su lideresa doña Beatriz, no puede arriesgarse a jugar con un esquema de los años setenta, siendo que vivimos en pleno siglo XXI.
Mire usted, ser viejo no es motivo de vergüenza. Se cuenta con experiencia para aconsejar a los jóvenes qué es lo que no deben hacer para no sufrir, con capacidad de perdón para vivir tranquilamente la etapa complementaria de la vida y sobre todo, con gran vocación para pensar. Sí para ejercer ese derecho a la reflexión que, a veces por lo ajetreada vida que solemos llevar lo pasamos por alto.
Mariano es valioso para Tlaxcala. Yo digo que sería de oro para el próximo gobierno, como el gran consejero, como el factor de contrapeso cuando por alguna causa la gobernante sienta que pierde el equilibrio.
El primero paso es aceptar.
No hay visión más dramática que un hombre entrado en años insistiendo en enfundar sus escasas carnes en las prendas que sólo los jóvenes pueden lucir. Seamos realistas… nuestros mejores años pasaron. Hoy podemos ser útiles a nuestro estado, no los mismos caprichosos que fuimos cuando teníamos el gran valor de nuestro lado: la juventud.
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