Los últimos sucesos en materia de seguridad confirman que los delincuentes que llegaron a Tlaxcala hace unos años seguirán haciendo de las suyas, porque hasta el momento simplemente no se percibe ningua estrategia que busque frenar su lucrativa actividad.
Tlaxcala vive un desolador panorama en materia de seguridad, pues nadie puede negar la existencia de una estructura del crimen organizado que se dejó operar en los últimos seis años y que hoy en día está dispuesta a pelear la plaza al gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez.
Con Mariano González Zarur llegaron los secuestros, se disparó el nacomenudeo en varios municipios, se incrementó el robo de autotransportes de carga en carreteras, así como también aumentó el hurto de automóviles y el número de homicidios dolosos también se disparó.
La desaparición de jovencitas fue una constante en el pasado gobierno y el robo de autopartes es un ilícito que se ha multiplicado en el territorio tlaxcalteca.
Al inicio de la actual administración se percibió una baja en los actos delictivos que se venían cometiendo en el estado, como si las bandas que operaban hubieran dado una tregua a las nuevas autoridades.
Sin embargo, pareciera que los delincuentes utilizaron ese tiempo para analizar el cambio de estrategias en materia de seguridad y una vez evaluadas decidieron salir de sus escondites para reiniciar sus actividades ilícitas y retar al nuevo gobierno.
En Apizaco van dos atracos a personas que luego de acudir a sucursales bancarias fueron despojadas del dinero que retiraron. El último episodio se registró el pasado viernes cuando un ciudadano fue víctima de dos sujetos armados con pistolas que le robaron 160 mil pesos que minutos antes había sacado de Bancomer.
En la madrugada del sábado un comando que viajaba en un Jetta con torretas logró robar con total impunidad un tortón cargado con harina, cuyo chofer fue obligado a pararse en la carretera Tlaxcala- Apizaco a la altura de la comunidad de San Matías Tepetomatitlan.
Ese mismo día la policía capitalina logró recuperar un tráiler cargado de textiles que unos hampones robaron en Chiautempan y que después decidieron abandonar por la salida del periférico.
El mismo sábado se registró un enfrentamiento armado entre presuntos talamontes y elementos de la Gendarmería en la comunidad de San Isidro Buensuceso del municipio de San Pablo del Monte. El saldo que dejó ese hecho fue de dos personas muertas y de acuerdo con la versión oficial los elementos de la policía federal fueron emboscados.
Si bien el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez pretende dar confianza a los tlaxcaltecas de que hay paz y seguridad al acudir el pasado sábado por la tarde sin escoltas y con su familia a una función de cine en un centro comercial de San Pablo Apetatitlán, lo cierto es que necesita exigir resultados al comisionado estatal de seguridad Hervé Hurtado Ruíz.
Los ciudadanos no perciben ningún cambio o resultado en materia de seguridad, situación que de mantenerse empezará a vulnerar la imagen de las nueva autoridades estatales.
Hurtado Ruíz debe demostrar que su extenso curículum vitae sirve para algo, porque en nada ayuda que aparezca en los medios de comunicación haciendo declaraciones de sus buenas intenciones cuando los criminales operan con total impunidad.
No hay que perder de vista que los presidentes municipales expusieron un panorama negro en materia de seguridad en la pasada reunión que sostuvieron en el mandatario Marco Mena, quien sabe perfectamente que recibió un estado invadido por el crimen que decidió echar raíces en Tlaxcala y que no está dispuesto a dejar la plaza tan fácilmente.
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