Los nuevos funcionarios deben dar color y empezar a dejar su zona de confort para involucrarse en sus responsabilidades, porque llegaron para dar resultados y no para buscar su promoción personal.
Concluyó el primer mes del nuevo gobierno y queda muy claro que a partir de este momento no serán solapados errores de los nuevos funcionarios que despachan desde el 1 de enero, porque algunos deben entender que llegaron a sus cargos para solucionar problemas y evitar el golpeteo al mandatario Marco Antonio Mena Rodíguez que se muestra muy sensible en ese tema.
Aunque nunca habló en público de la crisis que provocó la huelga del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado (Cecyte), el gobernador de Tlaxcala operó la solución al conflicto que ni el director general de ese subsistema educativo José Luis González Cuéllar ni el secretario de Educación Pública Manuel Camacho Higareda pudieron arreglar.
La huelga representaba un mensaje negativo que dañaba la imagen de Marco Mena y del nuevo gobierno, razón por la cual el problema laboral no podía prolongarse por más días.
Antes de partir a Chiapas donde asistió como invitado al cuarto informe de gobierno del mandatario Manuel Velasco Coello, el gobernador Mena dejó a las partes negociando con la instrucción de no retirarse de la mesa hasta lograr un acuerdo que pemitiera reanudar las clases este lunes.
La orden fua acatada y las partes firmaron un acuerdo que puso fin a la huelga que duró cuatro días.
Marco Mena frenó la semana pasada la designación de nuevos funcionarios, sin embargo se espera que una vez superado el conflicto en el Cecyte empiece a nombrar a otros colaboradores, así como ha ratificar a algunos servidores públicos que laboran en dependencias importantes.
La incertidumbre entre la burocracia es tal que las acusaciones contra funcionarios marianistas están a la orden del día, situación que es riesgosa porque se podrían ventilar anomalías que se cometieron en la administración pasada y que se buscan repetir por otros cuatro años y ocho meses más.
La Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala es el mejor ejemplo de las grillas intestinas que se viven. Su titular Manuel Camacho no ata ni desata y su presencia no sólo generó rechazo, sino desánimo porque desconoce la operación de una dependencia que maneja el mayor presupuesto a nivel estatal.
Los que saben de los negocios que se pueden hacer en la USET recomiendan al gobernador Marco Mena vigilar la operación del Programa para el Desarrollo Profesional Docente donde Jorge Cuatepotzo hace de las suyas en complicidad con Libia del Carmen Aguilar Vega.
Según las quejas del personal, en esa área de la USET existen empleados que está integrados a la nómina pero que en realidad no trabajan, así como también se hace negocio con la contratación de docentes que ofrecen los cursos de actualización.
Otro funcionario del sector educativo que también es señalado de cometer anomalías es Carlos Eduardo Levet Fuentes, quien sin ningún recato presume con todo mundo que es compadre del gobernador y que está por llegar a una jefatura de departamento en la USET o quizá como director del IDET.
Los profesores de educación física lo ven con recelo y recuerdan que Levet Fuentes se vio involucrado en una supuesta venta ilegal de plazas de docente y de otras irregularidades financieras que le fueron documentadas por la Secetaría de la Función Pública.
Mena Rodríguez es el que marca los tiempos en su gobierno, pero si no quiere que le estallen escándalos de corrupción bien la valdría la pena que acelerara la designación de funcionarios antes de que lo inviten a disfrutar de una cena de negros.
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