A Mariana González lo que menos le importa es su trabajo, pues en los meses que lleva frente a la delegación de la Sedesol sólo ha buscado promoverse y alimentar el ego que es aún mayor al de su padre, de ahí que no sabe como solucionar la crisis que existe en las instancias infantiles.
La delegada de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Mariana González Foullon, resultó ser una pésima funcionaria federal, pues bastaron cuatro meses para comprobar que no por ser hija del gobernador los problemas de su dependencia se solucionan por arte de magia.
Mariana González debería dejar de promoverse y dedicarle más tiempo a realizar su trabajo, porque si en realidad atendiera los asuntos que le competen habría evitado la crisis que enfrentan 225 estancias infantiles que operan en Tlaxcala.
Esas instancias funcionan con la modalidad de mes vencido y hasta el momento las encargadas de esos espacios no han recibido el pago correspondiente a noviembre, situación que ya las ubicó en una posición grave porque deben cubrir los salarios de diciembre y las prestaciones de fin de año al personal que labora y atiende a los niños.
Las responsables de las instancias infantiles han buscado una entrevista con la mojigata delegada Mariana González para exponerle el problema, sin embargo no han podido hablar con la hija del gobernador Mariano González Zarur, ya que en sus oficinas les informan que anda de gira o que está atendiendo asuntos del DIF estatal.
La única respuesta que han tenido del personal de la Sedesol es que si bien les va les pagarán el mes de noviembre a finales de diciembre y que si quieren culpar a alguien de ese retraso, entonces que busquen al presidente Enrque Peña porque él dejó a la dependencia sin recursos para operar.
Para nadie es desconocido que en horario laboral González Foullon llevaba a niños de diferentes comunidades del estado a la Feria de Tlaxcala o que asiste al convivio navideño del DIF estatal acompañada de su papá.
Su dualidad de funcionaria federal y de responsable del DIF ha sido una pésima fórmula que no funciona, más cuando en la sangre de Mariana corren genes de soberbia e ineptitud que le impiden ver que si ha logrado algo en los últimos seis años es por su padre el hacendado gobernador, porque sino fuera por eso seguiría siendo una empleada más del Poder Judicial de la Federación.
En agosto pasado el aún gobernador influyó para que su hija fuera designada como delegada de la Sedesol por el entonces titular de esa dependencia José Antonio Meade, quien vendió la idea que el presidente Enrique Peña Nieto había ordenado tal nombramiento por tratarse de una persona capaz de seguir aplicando las políticas para combatir la pobreza.
Hoy podemos comprobar que Mariana González ni es una persona capaz ni mucho menos una funcionaria comprometida con las políticas de la Sedesol, pues su indiferencia ya generó una crisis en las instancias infantiles que podrían cerrar ante la falta de recursos económicos para seguir operando.
La instancia infantil más pequeña recibe entre 18 mil y 20 mil pesos, mientras que la más grandes obtiene 54 mil pesos al mes.
Lo que resulta tonto y absurdo es que Mariana González convoque a una reunión con el personal de esas instancias para regalar un manchicobertor que, según ella, los abrigará en esta temporada de fríos.
Ya lo dijo Mariano González que hizo un pésimo gobierno y su hija sin dudarlo también es una pésima funcionaria federal.
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