Se califica como el mayor generador de empleos… pero no habla del terrorismo laboral electoral, de los despidos masivos y de la expulsión de Nestlé

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Oigan, eso de andar difundiendo que su administración es campeona en creación de empleos, yo quisiera verlo reflejado en el nivel de vida de los tlaxcaltecas.

Mejor habría sido afirmar… somos campeones en el terrorismo laboral y dejamos sin empleo a los que no quieran hacerla de activistas en favor de nuestras causas electorales. Y también somos número uno en el descuento de sus cuotas partidistas, así como otros puntos no aclarados en los talones de pago que, multiplicado por los miles de trabajadores y los seis años de gobierno, son una fortuna.

Aun con este antecedente, Mariano está determinado a salir por la puerta grande, así tenga que obligar al respetable público a aplaudir u opte por accionar un tremendo equipo de sonido con ovaciones grabadas.

Frente a una asociación de empresarios, muy cuadernos y muy calladitos, el señor manchis presumió ayer haber logrado la tercera parte de los empleos en toda la historia de Tlaxcala… no, si Mariano tiene un manejo impresionante de las cifras. Luego, paga para que así lo difundan. Y al final del sexenio resulta que el suyo va a ser un gobierno inmejorable, admirable, derecho, productivo y sobre todo seguro.

Lo único seguro en esta administración es que todos andamos jesuseando porque no te secuestren o no te atraquen. Tenemos que encomendarnos al santo de nuestra devoción para que el negocio que hemos puesto con tanto sacrificio no sea saqueado por un grupo de delincuentes, con riesgo hasta de ser baleados.

Y sobre todo, pidiéndole a la magnífica, que nunca nos permita ir a parar a la procu, porque uno no sabe qué es peor, si enfrentar a los rateros o enfrentar a los otros, no rateros pero sí ministeriales insensibles, secretarias con cara de fuchi y agentes semidioses del Ministerio Público, tardando eternidades para dignarse atender alguna de nuestras urgencias.

Es que Mariano debería ser tantito cauto con sus celebraciones porque, mucho-mucho que le creamos, pues la neta no.

Los números fríos nos colocan como el tercer estado con más pobres (los otros son Guerrero y Chiapas), seis de cada diez en esa condición para ser precisos.

Pero nunca nos hemos detenido a causa de gobernantes como el beduino este.

Prácticamente la economía de Tlaxcala está sostenida por tianguistas, vendedores de textiles, tahoneros, comerciantes de autos y muchas más expresiones de la informalidad, gracias a la cual es posible viajar a otros lares a traer un poco de alivio a las familias, acostumbradas a ver a una clase política oprobiosamente rica, con guaruras, en camionetas último modelo y con los desplantes propios de esa clase infame, parecida a los porkys (los chavos jarochos que abusaron de una menor y creían que la Ley no les iba a caer).

Díganme ustedes con qué satisfacción los millonetas estos, júniores, güeras desbridas y demás vividores del presupuesto por el solo hecho de besar las botas al que ya se va, proveen de comida a sus familias.

Es que no tienen dignidad. Por el contrario, si entre ellos pueden platicar sus aventuras para despojar a los más jodidos, entonces sus platos les saben mejor.

Los mismos rateros

No solo los dedicados a desvalijar autos o a cobrar lo que quieran en sus improvisados estacionamientos, no, también los que año tras año se han dedicado a administrar el negocio más opaco del estado, llamado La Feria de Tlaxcala.

El saqueo comienza con el ambiente generado en la venta de los “stands”. A partir de ese momento el señor Ariel Lima ya está a mano con los gastos. Y también, a partir de ese momento, el acceso a la propia feria, a los sanitarios y los mejores lugares como el desplumadero llamado la Cabaña y unos cuantos antros, se dedican a generar brutales ganancias.

Al final, la contabilidad indica invariablemente tablas.

¿Será capaz el gobierno estatal de garantizar la seguridad a los cientos de miles de visitantes a la Feria, sin descuidar la tan mediocre vigilancia con la que cumplen como pueden?

La algarabía todo lo tapa, y en los mejores días el turbulento mar en que se convierte esta fiesta, habrá dejado desde las más modestas ganancias a la enorme mayoría de los expositores, hasta verdaderas fortunas en el palenque, el casino, los antros.

¿Y quién regula a la Feria?

No me digan que la Coeprist. En todo caso le sueltan la correa para irse a mordidas en contra de aquél negocio, reacio a cumplir con sus abultadas cuotas.

Es decir, son una versión formalizada de criminales organizados. Te cobran derecho de piso, y si no cumples, te atienes a las consecuencias.

La Feria debiera considerarse patrimonio del estado y por Ley, administrada con honestidad. Sus ganancias tendrían que destinarse a causas nobles, pero no a la abundancia al grado de reventar como sapos, porque los organizadores también se dejan llevar por el cuerpo y no dudan en llenar sus panzas con comida y bebida, pagadas por la multitudinaria perrada, que acude como atraída por ese extraordinario magnetismo originado por la borrachera, la fecha y hasta los problemas.

Un adiós con dignidad

Así sería la despedida de Mariano si hiciera a un lado sus risas neuróticas y perversas, dándose la oportunidad de estar junto a sus paisanos que de veras están sufriendo.

Hay una escalofriante similitud entre la desgracia completa, que es Veracruz, en cuanto a la influencia de los zetas y lo que está pasando aquí.

Hoy El Universal publica una investigación que describe la colusión entre policías estatales y células de los zetas.

Cita el ejemplo de una pareja de jóvenes, opuestos a pagar una cuenta inflada en un restaurante de Boca del Río, para lo cual demandaron la presencia de los uniformados. ¿Cuál sería su sorpresa, que los policías se los llevaron y los entregaron a los zetas?

Esto ocurrió hace más de cinco años. Los familiares de esos jóvenes viven desde entonces un terrible infierno que hoy se adereza con noticias como la expulsión de Javier Duarte del PRI.

¡Qué consuelo, echaron al barrigón ese de su partido!

Lo podrían hacer con Mariano. ¿Y de qué serviría, si la descomposición del estado le llevó años?

A estas alturas poco se puede hacer. Las familias viviendo aquí ese infierno, como ocurre en Veracruz, ¿qué opinión tendrán de los deseos marianos para terminar su mandato con grandes desplegados en los medios, asegurando que el tipo este cumplió?

Por cierto

Esta es la enésima vez que preguntamos quién se apropió del céntrico terreno en la avenida Independencia, donde se asentaba la Primaria Luis G. Salamanca.

Gobiernos estatal y municipal se hacen desentendidos, pero de que hay un vivales que ya lo escrituró a su nombre, eso no lo duden.