El exceso de tiradores sólo debilita la posibilidad de conformar una candidatura capaz de competir contra la alianza PAN-Ortiz-Paredes.

A la senadora con licencia, Minerva Hernández Ramos, le asiste un interesante acomodo de condiciones y fechas, en el camino a conformar la gran alianza capaz de competir contra el PAN en la elección de julio.

Se ha dicho dispuesta a la medición seria de alcances, con una amplia perspectiva, que no se limite al ámbito interno del PRD. He ahí el desafío de desarticular el sobrecupo de aspirantes, en actitud rapaz, sabedores (as) que ni llegarán lejos, ni son de la apetencia popular, salvo los reducidos grupos con los que, imparables, han ido medrando.

Minerva tiene la oportunidad de construir deshaciendo. Es paradógico, pero una elección en tercios da ventajas irremontables a quien resulte candidato (a) oficial. Pero si se va a cuatro contendientes, entonces la amenaza de ingobernabilidad se cierne en nuestra maltrecha entidad a la que tanta democracia le habrá partido la madre, parafraseando al formidable Tulio Hernández Gómez.

Encuentro la clave en la palabra encuesta. La ha mencionado Minerva y también la pronuncia Beatriz Paredes Rangel. De hecho, anunció que será a través de una encuesta como se conozca el nombre del candidato del PRI.

Claro, Beatriz gana si gana el PAN (ya sabemos de la alianza Ortiz-Paredes), pero Tlaxcala no solo es la tierra natal de la lideresa tricolor, sino la plaza en disputa con el mismo presidente de la República. Y conste que la ex gobernadora suena para la grande.

Para ella, recuperar su estado es importante. Y en tal circunstancia el orticismo tendría garantizada su permanencia en la administración, tal y como ocurre con los beatricistas en funciones.

Ahora, habrá que medir a Mariano González y a Lorena Cuéllar, para ver cuál de los dos le conviene más al PRI como su candidato. Estoy seguro que en esa encuesta, el nombre de Minerva Hernández, no puede dejar de estar presente. Imagine que se imponga a los dos personajes citados. Esa sí sería una demostración de madurez de los adversarios y críticos de la alianza PAN-Ortiz-Beatriz.

En la virtud de reaccionar, no antes, no después y de incrementar la comunicación con Mariano y con Lorena, tiene Minerva la oportunidad de lograr su más alto desafío, como parte de una posible alianza única en el país, pues en el resto de las entidades donde hay elecciones, es precisamente el PRI el objetivo a vencer.

En este momento la lucha está pareja porque aún no arranca la gira del gobernador Ortiz para repartir en toda la entidad apoyos al campo.

¿Y por qué al campo?

Aquel cierre espectacular a finales del año pasado, con más de 27 mil personas en torno de Ortiz y con la figura etérea de Antonio Velázquez Nava, me parece clave en tanto el último acto gubernamental de esta naturaleza.

Quizás el colaborador de Ortiz con más arrestos, dueño de un cuidado discurso y sobre todo, joven, puede ser Velázquez no la carta bajo la manga, sino la gran apuesta del jefe del orticismo, consciente que en este ajedrez dejar de hacer la jugada para el jaque es un riesgo que no puede correr.