Acaso teme que los fantasmas dejados en su accidentado haber, de repente aparezcan y lo distraigan de las farsantes arengas a vitorear a los héroes que nos dieron Patria
Para Mariano, el de esta noche será el último Grito de Independencia que encabece. Se va sin pena ni gloria. Ha sido el gobernante por cuyo estilo, el estado retrocedió a las épocas en blanco y negro del mismo sujeto, mal intencionado y perdedor, que a fuerza de mil amagos conquistó la gubernatura en un momento de la historia moderna que por ninguna causa es el mejor.
Se le palpa el miedo, ese que siempre lo acompaña y lo hace agresivo.
Ha de ser por eso que hoy pasarán lista a cientos de empleados de su gobierno, lo mismo para hacer bulto en una noche que puede ser lluviosa y de nulas ganas para responder los vítores de un farsante, porque siendo honestos, han sido seis años de sacar todo lo que ha podido para su beneficio.
Y hasta nos hereda a sus descendientes en sendos cargos, uno de elección popular y la otra en la delegación encargada de asistir a los pobres. Qué paradógico verdad… alguien que nació despreciando a los menos favorecidos hoy encarna el papel de su defensora. Me resisto a ver hasta dónde es capaz de ascender un personaje de la prehistoria como este.
Pero no crean que el miedo es casual.
Teme que los simpatizantes de la perredista, Lorena Cuéllar Cisneros, a quien nunca van a convencer de que no le robaron la elección del seis de junio, lo increpen al momento de su aparición en el balcón central de Palacio.
El miedo no anda en burro.
Y el libanés apizaquense habrá sin embargo, retenido sus temores hasta el último momento. Hasta el extremo en que el impresionante saqueo casi se haya formalizado.
Surge el dilema moral: aplaudirlo o no… responder sus vivas, o no.
No sé si será cómodo para un Pueblo entusiasmado en la Noche del Grito, estar consciente que las cámaras de rayos infrarrojos no pierden detalle de sus movimientos. Y tiradores en las azoteas los vigilen como aquellos que hacían lo mismo justo en el muro que por décadas dividió en dos a una Alemania maltrecha y repartida.
Pues aquí tenemos a nuestro Trump, por cuyas venas corre un extraño plasma… capaz de anunciar que pasando el 16 de septiembre iniciará lo que él encuentra como merecido período de asueto.
Manchis se nos va de vacaciones. Ha de estar cansado de tanto contar dinero, y de tanto ver cómo sus subordinados están panzones de hacer lo mismo.
Nada más vean el reciente veto a la intención de los legisladores para aplazar hasta octubre la aprobación de veinte cuentas públicas de municipios, acaso sometidos al marianismo, una firma que en todo mete la nariz, y a todo le saca provecho.
Al grado que en la reunión para rectificar la fecha de dicha aprobación cerraron la puerta al presidente de la Comisión de Finanzas y Fiscalización, el panista Roberto Zamora Gracia.
A lo mejor fue un aviso para que le baje. Quién quita y le mandaron decir: si persistes en tus ideas de transparencia, dejamos a tus carnalas sin chamba. O sea, el panista y su jetatura de Nico carecen de autoridad moral para manotear sobre la mes.
Ese es el mérito del que se va. Todo a lo que tuvo acceso fue corrompido.
Y los recursos, los generosos recursos enviados por un gobierno federal a sus hermanos tlaxcaltecas en desgracia –porque con esa bandera navegamos- son pasados por los filtros de quienes por ejemplo hace una semana se adjudicaron la bicoca de 159 millones de pesos en compras del sector salud. Ese es el estilo de Mariano. No se la va una.
Perdió el sueño
En shock constante desde el mismo día de los comicios, la perredista Lorena Cuéllar Cisneros, no da crédito a haber sido derrotada. Tiene la convicción que le robaron el triunfo.
No había tenido empresa más importante que demostrarlo. Primero porque algo hay de eso. Segunda porque esta crisis se da al interior de su familia, y resulta que a quien acabó por ver como advenedizo, creció y se hizo su competidor. Tratarlo con desprecio no fue suficiente porque en realidad representaba a un poder que resultó con más mañas de las que creía.
Por lo pronto, Lorena acaricia la posibilidad que se anule la elección.
No ha dejado de insistir un solo minuto. Y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) comenzó a interesarles el caso del estado más pequeño de la República, pero sin duda amplio y suficiente en trampas y cochupos, como ni siquiera se ven en las grandes entidades federativas.
Eso ha quitado el sueño al de la diestra temblorosa.
Por eso mandó traer a los empleados del gabinete.
Teme que el espacio sea ocupado por otros, que lo malquieren y sus arengas en lugar de tener vivas por respuestas, vayan desde recordatorios maternos hasta el abierto reclamo.
Así acaban los políticos de la prehistoria.
Una noche más de nervio, y la gloria lo aguarda.
La gloria de la impunidad, de un saqueo que lastima; de haberse burlado hasta el cansancio. De haber cambiado el estado bancarrota que lo llevaba a cobrar puntualmente su Procampo, al grotesco multimillonario, con pendientes mil y cargas morales imborrables para edificar su emporio.
Ojalá le luzca. Ojalá algún día pueda salir a la calle sin las decenas de guaruras que cuidan sus pasos.
Ojalá algún día comprenda cómo fue factor de odio en el tejido social, ese que en sus discursos chafas acomodaba en acciones de recomposición.
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