Y sobre todo para aprobar la espantosa cuenta pública del un ejecutivo que, por el momento ya enfrenta el fantasma de 13 denuncias interpuestas por la Auditoría Superior
¿Cuál dignidad conservan nuestros diputados? ayer mismo fueron capaces de deponer a Angeloti Gutiérrez del Comité de Administración, así muy tigres, como ensayando una obra de teatro del absurdo (sí absurdo porque con esa mala actuación les cortan el fluido de billetes).
Pero bastó una manchillamada –ya saben con ese peculiar lenguaje del hacendado (órale mugrosos, obedecen o no les mando mesada)- y pese a que la caída de Ángelo Gutiérrez Hernández obedecía a un acuerdo tomado en el Pleno, retumbó la voz del gobernador Mariano González, y los mininos con curul ronronearon agachaditos y contentos.
Estoy de acuerdo en que el ex gobernador Héctor Ortiz, cuenta con un creciente grupo de detractores, pero ayer en una entrevista con e-consulta, reflexionó sobre lo inaplazable que es devolver la dignidad, la credibilidad a los diputados locales.
Ante una infamia como esa de echar abajo un acuerdo tomado en el Pleno porque la voluntad del ejecutivo así lo dictó, la división de poderes fue borrada de la faz de Tlaxcala.
Ustedes me dirán que antes, la seño Adri, así como había tirado “piedrazos” a sus enemigos políticos y a los medios de comunicación, culpándolos de su escandalosa derrota en las urnas, también mandó lejos a los diputados de su partido.
Que sin pizca de oficio político ofendió, dio puntapiés y piquetes de ojos, y supuso que todos iban a quedarse cruzados de brazos.
Pero lo único que propició fue la efímera sensación que como representantes populares tienen su dignidad y su voto vale, no solo porque se los exijan en las decisiones avasallantes.
Entonces intercambiaron miradas, levantaron su brazo derecho y como lo hacían los siete enanos de blancanieves, se trasladaron (cantando I hope I hope) de donde estaban reunidos al salón de plenos. Claro, en el fondo sabían que iban a espantar a sus benefactores con el petate del muerto, ¡queremos más mesada!
Además su orgullo estaba maltratado por los perejilazos y ejotazos emanados de los finos labios de la… lideresa moral del PAN.
SEGUNDO ACTO
Todavía el respetable no paraba de aplaudir cuando de repente apareció el bufón Florentino, con todo y su generosa sonrisa (por aquello del diente dioro) sosteniendo una cartulina con la leyenda: ya es hora de que aprueben la cuenta pública del Ejecutivo.
Entonces todo este alboroto, y la aparición de Humbertico Macías como comandante de la subversión, y deldiputado Nico (sí el que negoció cuentas públicas por puestos para sus hermanas) lo que en realidad tramaban era distraernos para poder votar a favor de los estados de cuenta, hechos con las patas, de la administración de Mariano.
Bueno, algunos miembros del público invitado a esta divertida obra todavía no regresaban del baño, o de ir a comprar las palomitas, cuando odios y maldiciones se habían convertido en lo que hoy todos podemos apreciar:una linda hermandad –no todos por supuesto- que en lugar de ser contrapesos del poder ejecutivo, son sus comparsas, y bailan al son que Manchis les toque.
Y el que más beneficios recibió de este último tango pues fue el señor manchis.
Primero, demostró cómo aplicando mano dura en el gobierno, a todos los tiene miren ustedes, derechitos y atemorizados… se vaya a enojar, ya ves que luego le da la temblorina y acaba repartiendo cachetadas (pregúntenselo a Noé o a la Anabell que fue a parar un verano a España).
Casi como si fuera un zar, el señor manchis fue añadiendo trozos de historia a su penoso desempeño.
Dijo que no iba a poner familiares, y ándale nomás faltan puestos para sus nietos (porque a sus hijos los colocó donde quiso)
Juró que todo iba a estar adentro de una como pecera para que todos pudiéramos juzgar sus malechadas, y mira nada más, ya anda arrastrando 13 denuncias de la Auditoría Superior de la Federación.
Y luego se aventó la puntada de proponer el resarcimiento del tejido social.
Si chucha, ha de pensar que a la raza le hace el grandísimo favor de regalarle sus miradas, unas veces de mohín, otras de verdadera neurastenia.
Y ahí nos tienen, soportando hasta el último día al ogro hacendado, lépero, madreador (en su conciencia está el daño irreparable a su genuina Beatriz) chapucero, malhablado, chismoso y para acabarla de amolar… adrianista (jejeje).
Post Views: 16