El doble discurso de un mandatario estatal que presumió La Noche que Nadie Duerme, pero no dio ni agua a los organizadores
La gente pasaba frente a la Parroquia de Huamantla y extrañada veía camionetas estacionadas justo donde los artesanos no podían comenzar a confeccionar su arte efímero, los bellos tapetes de serrín.
No eran vehículos cualquiera. En ellos venía el gobernador Mariano González Zarur y sus invitados, Ana Paula Gerard, esposa de Carlos Salinas de Gortari, y sus tres hijos Emilia Margarita, Patricio Jerónimo y Mateo.
Aunque en las fotos boletinadas por el gobierno estatal nada más aparece el mandatario estatal, es menester imaginar que la los seres queridos del ex presidente de México, “el innombrable”, pues tal vez andaban por ahí, probando muéganos o acaso recorriendo el museo del títere, pues en ninguna imagen aparece Ana Paula (con quien Salinas casa al terminar su sexenio, en 1994, tan pronto acabó su compromiso con Cecilia Occeli).
No está nada mal que el mandamás de Tlaxcala traiga a sus invitados, y que les presuma el trabajo de los talentosos artesanos huamantlecos.
Sí da un poco de coraje que lleguen dando charolazo y mientras los de carne y hueso tienen que caminar calles y calles, haya gente de poder que atropellando llega adonde quiere.
Y uno se imagina, verdad, seguramente Mariano llega a Huamantla con semejante orgullo porque se debe haber ganado la voluntad de la gente, porque siempre coopera, porque apoquina para que la feria de ese lugar sea una buena fiesta.
Pero cuando uno se entera que el gobierno estatal no dio ni agua a Huamantla, que se cerró a las solicitudes de apoyo, recomendando en voz de Jorge Valdés Aguilera, usar los excedentes de sus recursos presupuestales porque el gobierno estatal se encuentra muy limitado, pues como que el contexto comienza a descomponerse.
Es decir, el gobernador llegó a Huamantla, presumió la ciudad a sus invitados los familiares de Carlos Salinas (aunque nomás se retrató él solito) y no aportó más que su bella imagen y recia personalidad.
Bueno, en el extremo, supimos que con toda anticipación de la feria de Huamantla solicitaron a Secoduvi las vallas metálicas –que siempre usan cuando hay manifestaciones- para proteger algunos tramos de los tapetes que más tarde recorrería la Vírgen de la Caridad.
Pues ni las miserables vallas fueron capaces de facilitar. Roberto Romano, el autor de las pésimas obras realizadas en todo el estado (particularmente en Apizaco) contestó que dichos metálicos iban a ser utilizados en otras cosas.
En palabras llanas, Mariano caravanea con sombrero ajeno. Presumió a los Salinas una feria por la que no pagó ni quinto y lo único que dio a los huamantlecos fue su desagradable pose, como si no se acordaran que apenas unas semanas antes entró en una crisis de histeria cuando se quejaron por un camino, a Xalpatlahuaya, inconcluso desde hace muchos meses. “Los meto a la cárcel si me cierran una carretera”, gritó a la gente que lo increpó.
¿Puede caer la elección de gobernador?
Bueno, independientemente del litigio que el equipo de Lorena Cuéllar Cisneros, la ex abanderada del PRD al gobierno de Tlaxcala, inconforme porque encontró motivos que echarían abajo el triunfo del priísta Marco Mena, trascendió que las cúpulas priísta y perredista estarían planeando juntos el resurgimiento de los amarillos, porque de plano les fue mal el pasado cinco de junio.
En cambio a los panistas, todo lo contrario. Ganaron gubernaturas y miren ustedes a Ricardo Anaya,pavoneándose porque ya siente cerca el regreso de su partido a Los Pinos.
Nos dicen que estaría en la mesa una especie de cocertacesiones un poco desquiciantes, con tal de equilibrar la balanza entre sus aliados panistas y perredistas.
Consistiría en echar abajo la elección de Aguascalientes, donde el panista gobernador electo, Martín Orozco Sandoval, parece ser la parte más delgada de un hilo para sostener la alianza entre amarillos y tricolores, todo con la intención de amarrar una alianza todo lo contrario a la naturaleza perdedora que en estos momentos le vemos.
Parte de esa negociación consistiría en que el PRI perdiese Tlaxcala, con Marco Mena, y permitiese la llegada aLorena Cuéllar.
Aunque los argumentos de gastos de campaña excedidos por el PRI son cosa juzgada en el Instituto Nacional Electoral (INE) aseguran que el propio Lorenzo Córdova ha reconocido en corto que la institución todavía desconoce a detalle si lo expuesto por el team de Lorena tiene todos los puntos trasladados al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Así que no descarten ustedes la posibilidad que este lío postelectoral tenga una solución política y se dirima con lo que en Chihuahua permitió a Ernesto Ruffo ser el primer gobernador panista, en la época de Salinas y con estilos muy parecidos a lo que hoy podemos ver en el escenario donde el pasado cinco de junio millones fuimos a las urnas.
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