Se les hace tarde para colocar en las escuelas sus retratos y, se llenan la boca de palabras huecas que en el extremo nos ven la cara de estúpidos.

De los hechos irrelevantes que no por serlo dejan de ser graciosos, la invitación hecha este miércoles por el Partido Socialista (PS) a su creadora Rosalía Peredo Aguilar, para inscribirse en él, me parece de lo más plausible en el hilarante mundo de los  simuladores locales.

Y no es por menospreciar a la singular legisladora, pues todo el mundo tiene derecho a hacer su lucha; a lo mejor tiene que ver con la calidad de cartucho quemado, como la vemos, pues su cíclico operar esperando agrandar la rebanada de pastel se asemeja al desgastado movimiento con que un viejo obrero tome su portaviandas para dirigirse, un día más, a la brega que por años ha encarado.

Esto le pasa a los políticos que van perdiendo la credibilidad. A los acomodaticios, colmilludos e insaciables, para los cuales ver la cara de estúpidos a los ciudadanos es costumbre perenne.

Una gran alianza encabezada por el PS no es lo más viable para sacar al PAN de Palacio, porque su mismo génesis se remonta a la voluntad del orticismo para que, ese partido viese la luz y, para que su inquieta inventora, sumara más recursos a su haber. Y conste que debería conservar la lucidez de cualquier luchador social. Mas el efecto palacio (de hierro) dejó cicatrices indelebles en su añosa piel.

Por eso, hablar de alianzas a nivel local, nada, pero nada tiene que ver con la tendencia nacional que trae locos a César Nava y a Jesús Ortega para dar forma al espantoso ser contra natura que según Manlio  Fabio Beltrones habrá de salir del concubinato PAN-PRD, cuyo producto es ni más ni menos de Gabino Cué en Oaxaca.

Entonces, cómo llamaría usted a una candidata como Rosalía Peredo, que ha hecho fortuna como senadora del PAN, alardeando hoy con sacar al PAN del Palacio de Gobierno.

Siguiendo la profunda filosofía manlista, no solo se trataría de un ser contra natura, sino además con graves tintes parricidas, muy a tono con el dicho de Serrat: No conocen ni a su padre cuando pierden el control,/ni recuerdan que en el mundo hay niños./Nos niegan a todos el pan y la sal./Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Mejor, dirijamos la mirada al ensanchado mundo de las complicidades y, veamos  que ante ridiculeces como la expuesta existe la insuperable fuerza del trust: Ortiz-PAN-Beatriz que, también desde una perspectiva bien aligerada, podemos dar significado con las otras líneas del formidable compositor arriba citado: Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión/de declarar públicamente su empeño/en propiciar un diálogo de franca distensión/que les permita hallar un marco previo/que garantice unas premisas mínimas/que faciliten crear los resortes/que impulsen un punto de partida sólido y capaz…

O sea,poca diferencia hay entre el engaño al que estamos sometidos los tlaxcaltecas cuando una saltimbanqui trata de sorprendernos con una candidatura emanada de su profunda concepción de la hipocresía y la otra visión, la del poder, lista para colocar  en las escuelas los retratos de quienes nos hayan tomado el pelo de semejante forma.