Antes de que finalice este año se podría conocer los nombres de los funcionarios estatales que renunciarán a sus cargos para buscar un cargo de elección popular para los comicios de 2010.

Sin lugar a dudas la aún senadora del PRD Minerva Hernández Ramos ya juega la sucesión y por lo visto tratará de imponer la agenda mediática sobre ese tema.

Al anunciar su próxima licencia como legisladora federal para buscar el gobierno de Tlaxcala obligará a los actuales funcionarios estatales a definir si participarán en los procesos internos de sus partidos para buscar un cargo de elección popular en los comicios del próximo año.

Por ejemplo, el panista Alejandro Aguilar, actual secretario de Desarrollo Económico tendrá los tamaños de renunciar a su cargo para buscar la gubernatura sin recibir la señal del gobernador, o lo mismo hará Rolando Romero, delegado de la Sagarpa y aspirante del PAN a la presidencia municipal de Tlaxcala.

Si la intención del gobernador Héctor Ortiz Ortiz era que los posibles destapes se dieran hasta enero de 2010, lo cierto es que la senadora Minerva Hernández puede alterar sus planes, pues si los funcionarios estatales salen de vacaciones en esta semana y regresan a laborar en los primeros días de enero,  lo normal sería que en estos días  se conociera la renuncia de algunos servidores públicos que aspiran a un cargo de elección popular.

Desde ahora ya existe una lista de posibles funcionarios del gobierno de Héctor Ortiz que podrían dejar su cargo para hacer campaña, sin embargo las apuestas sobre los que realmente tienen posibilidades  están a la orden del día y sólo falta ver que se separen de su puesto para confirmar que en el 2010 se les verá como flamantes candidatos.

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En otro tema, una lucha legítima que debiera trasladarse a cada parcela del país, es la que lidian los campesinos de Tlaxcala en contra de la siembra de granos transgénicos.

La fortaleza de quienes por generaciones han transformado la tierra expuesta a climas extremos, han cuidado de ella y en efecto, han subsistido gracias a ella. Y en estas condiciones son capaces de obtener cosechas record (diez toneladas o más por hectárea) utilizando semillas criollas.

En otras palabras, es en nuestras parcelas donde se conserva la autenticidad que hoy se ve amenazada por los grandes consorcios, capaces de impulsar las más descabelladas campañas mediáticas para justificar el uso de semillas, a las cuales se ha castrado a cambio de darles cierta invulnerabilidad a plagas y otros males.

Suena a ciencia ficción pero es cierto. El campo de Tlaxcala y de toda la geografía nacional se ve amenazado por firmas como Monsanto, entre otras, muy interesadas en ejercer el monopolio en la venta de semillas que, a través de esas campañas mediáticas, dicen ser mejores incluso, que los portentosos trabajos obtenidos en el Inifap, o gracias a las investigaciones realizadas por gente comprometida de Chapingo.

¿Acaso necesitamos en Tlaxcala que una trasnacional nos enseñe a trabajar nuestros surcos?

No.

Y entre más alejada esté tal posibilidad será mejor. Hay que ver los resultados obtenidos en la Primera Asamblea del Maíz, donde representantes ejidales, productores y autoridades, llegaron a conclusiones muy importantes, tanto, como emprender una abierta defensa de la tierra, para mantenerla libre de la mínima contaminación de semillas genéticamente modificadas, bajo premisas inaceptables.

No necesitamos de una producción brutal para alimentar a la humanidad a cambio de dañar la esencia de la tierra. Nuestras técnicas tradicionales son infalibles y al contrario de lo que esgrime Monsanto, aquí  tenemos la capacidad para demostrarles nuestra enorme valía en tanto productores honestos con la tierra y con nuestras semillas y todavía más con aquellos que se alimentan con estos productos a salvo de laboratorios furtivos deseosos de hacernos dependientes de su tecnología.

Esta ha de ser una de las causas para que nuestra tierra evoque al pan de maíz en su mismo nombre. Somos la médula de una alimentación sana a la que no hacen falta grasas para enfermar nuestro corazón ni azúcares para adquirir padecimientos pancreáticos.

Las peores plagas a las que se enfrenta el campo no se hallan en la tierra sino en las oficinas burocráticas de delegados federales que quieren ser alcaldes o de senadoras panistas a las que el campo las catapultó políticamente, las mantuvo durante lustros pero hoy ven las espaldas de aquellas como respuesta a sus más legítimas demandas.

Y esta Primera Asamblea del Maíz ya permeó a estados con amplia vocación por este grano, como Chiapas, donde ha sido el tema de los maíces procesados por manos malintencionadas razón para hacer pronunciamientos que seguramente pondrán quietos a Monsanto y colegas.

Enhorabuena por el activismo de Ana Lilia Rivera, ejidatarios, productores y autoridades que han podido levantar la voz en el concierto nacional y apelar a la conciencia de quienes en sus manos tienen la decisión para levantar un muro infranqueable a las firmas mundiales interesadas en contaminar nuestros surcos.