Los viejos amargados nada tienen que hacer en la elección de julio.
Hay evidencias que nos llevan a sostener que será Lorena Cuéllar Cisneros, la candidata del PRI al gobierno de Tlaxcala. Y esas evidencias van desde el silencio de Beatriz Paredes, cargado de la peor vibra a la persona de Mariano González Zarur –antes de que hábilmente afirmara que nadie está descartado-, hasta la reconstruida relación a través de Lorena, con el grupo Cisneros, que la culpó de la derrota en 1998, cuando José Antonio Álvarez Lima, generó las condiciones para hundir a un Joaquín que, a partir de entonces sólo tuvo rencor para él.
Entonces, nadie habría apostado a que con el tiempo la singular Beatriz borraría la afrenta de su memoria y sumase a Lorena Cuéllar, la sobrina del líder del grupo Cisneros a su causa.
Aderezada con el sabor y la complicidad de género, la alianza Paredes-Cisneros apuntala la propuesta para sentarse a la mesa con su contraparte perredista, seguramente encabezada por Minerva Hernández Ramos y, pugnar entonces, por el póker definitorio, en el cual una u otra mujer deberá mostrar tamaños para dejar subir a su contraparte, para conseguir una verdadera alianza con posibilidades de competir al orticismo y su recién apuntalada imagen con tractores y maquinaria en concentraciones a las que ya no se veía.
Se antoja que de los tres (un panista y dos priístas-perredistas) se perfile una elección entre dos, de pronóstico reservado. He ahí la verdadera posibilidad de una votación histórica porque los adversarios resultarán con un excelente nivel.
Viene aquí la sugerencia a Mariano, su rencor y a pesar de ello, los cientos que lo siguen para que entre en una etapa de reflexión que lo sume, con su bola de años y evidente deterioro, a una alianza ganadora. Dado su desfazamiento, eso es lo que le convendría. Mas viendo el escenario al cual Mariano es capaz de diseñar, ya lo veo pugnando por una limitada coalición con más formas mesiánicas que efectivas, encapsuladas en el desplante y la agresión, pero justificadas como método para restar a quien llegase a despuntar en la alianza PR-PRD.
Nada más destructivo que ver a un hombre ahogado en el odio haciendo política.
Ya me imagino la reacción al mutismo beatricista cuando fue él el tema de un cuestionamiento. Desprecio absoluto; descalificación y claro, frustración.
Y las circunstancias son en este momento inmejorables para las mujeres.
Supongamos que la diputada Perla López Loyo, sea la ungida en el PAN. Pues va a contar con la capacidad de movilización como la que recién vimos y la posibilidad de movilización, por lo menos igual a la de la elección del pasado julio, cuando el albiazul avasalló.
O sea, esto va tomando forma, forma de mujer.
Y los viejos amargados nada tienen que hacer en las boletas.
Vaya si Lorena ha tenido talento para resarcir la amistad con Beatriz. Descalificarla en el 98 fue deporte para su grupo. Y Beatriz aguantó y aguantó.
Y para 2004, tuvo que aguantar más. Otra pedrada a manos de su ex secretario particular Héctor Ortiz Ortiz.
Hoy, Ortiz condena la reelección de gobernadores, aun por interpósita persona. Yo creo que lo hace cruzando los dedos. Veo a Perla jugando un papel preponderante. Igual a Julián Velázquez, pero, él tiene otros encargos del nivel más alto.
Insisto. La elección tiene aroma de mujer.
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