Martín Ruiz
Tanta preparación, tantos atropellos. Y los abusos. ¿Para qué? Para dar paso a la telenovela Cuna de Lobos. Unos a otros se atacan. Mariano González cosecha su genética de perversidad y ambiciones.
Ricardo García Portilla y Marco Antonio Mena, disputan la candidatura. El primero se conduce como un oportunista. Dejó al hoy ex presidente estatal del PRI hacer el trabajo sucio, abrir brecha. Seguramente le regocijaba ver que no subía en las encuestas.
Él no andaba mejor. Entre los dos no suman ni la mitad, por ejemplo, de la puntuación alcanzada por Guadalupe Sánchez Santiago, quien hoy tiene un pie fuera del PRI, molesta, muy molesta con su primo Mariano, soberbio y ciego con su partido.
La convocatoria se daba a conocer. Eran de dominio público las renuncias o las licencias de Marco y Ricardo. Otros, como Noé Rodríguez Roldán, concurrían a la Secretaría de Gobernación (Segob), donde Luis Enrique Miranda, el poderoso subsecretario de Gobierno, seguramente le daba instrucciones para aprovechar esta crisis provocada por el hacendado gobernador.
El hacendado se empeñaba en seguirse viendo como el más poderoso de Tlaxcala. Ayer se dio cuenta, ya no es ni su sombra. Sus cachorros soltaron sus correas y se muerden pese a ser de la misma camada. Que se cuide el libanés porque en un abrir y cerrar de ojos lo van a atacar.
Mariano llevó al PRI al atolladero que antecede una nueva etapa de alternancia.
Lira y Ortega 8, se daba a conocer la convocatoria. Nestor Flores, teléfono en mano describía los detalles a su patrón. Suponíamos que estaba de lado de Marco Antonio. Las porras de ambos le impedían sostener una conversación audible.
Las miradas se intercambiaban.
Las preguntas obligadas: ¿y el gober con quién va a jalar?, ¿y Marianito… a penas hace unos días daba la vida por Mena, y hoy?
Lo que deberían cuestionarse es: ¿y la militancia no estará desencantada con estos desfiguros?
¿Y el rasposo delegado, tiene alguna observación?, ¿Le dio tiempo cobrar el aguinaldo?
Plaza entregada
Quien se conduzca con la mínima suspicacia advertirá que González Zarur está entregando la plaza.
Gastó hasta el cansancio el dinero de los tlaxcaltecas para generar división entre los opositores, y lo consiguió.
Hizo lo propio para comprar en subasta a los diputados panistas. Y los tiene comiendo de su mano.
Pero la maniobra suprema la perdió.
Y eso es música para los oídos de presuntos opositores suyos como la senadora Adriana Dávila Fernández, cuya ventaja en las encuestas nos llevan a ser malpensados, acaso viendo algo así como el pacto por México, pero versión de petatiux para garantizar la continuidad… el cuidado de las espaldas de quien no ha de tener la conciencia tranquila.
Hay otros competidores a quienes estos desfiguros del tricolor les dan la tranquilidad que habían perdido tras las embestidas del temperamental.
La senadora Lorena Cuéllar Cisneros, seguramente verá incrementado el número de seguidores, del PRI, molestos por esta mascarada de Mariano.
La otra senadora, Martha Palafox Gutiérrez, pues también estará muy alegre al ver como se vino abajo el castillo de naipes de un marianismo que hoy nos hace dudar de su lealtad al PRI.
Ni modo que Mariano González no supiera la catástrofe electoral que ocasionaría con su autismo ante aquellos con auténticos derechos a aspirar a la candidatura.
Si Guadalupe Sánchez Santiago se va del PRI, le va a hacer un boquete importante. Su votación alcanzada en las urnas podrían dejar al tricolor miles de votos, tal vez decenas de miles, según lo respaldan las encuestas.
Lo mismo pasará con Noé. Su convocatoria no es despreciable, cientos o miles de simpatizantes priístas suyos estarán dispuestos a dejar al PRI de Mariano hecho un caos.
¿Dudan ustedes que Anabell Ávalos haga lo propio para cobrar las ofensas y desplantes padecidos por un Mariano que, como cirio viejo, ya casi deja de estar encendido?
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