Embiste y derruye los avances democráticos como el poder de los presidentes de comunidad y hace del Congreso un monopolio tricolor con el concurso del PAN.
La eficacia del gobernador Mariano González Zarur, para dividir a sus oponentes o para derribar edificios en el contexto de la democracia, es incuestionable. No nos cabe duda que ha sabido lubricar los engranes en las partes de la maquinaria que más le convienen, y dejar secos a los que no.
Si tan solo una parte de esa capacidad fuese utilizada con un mínimo de buena voluntad para el desarrollo del estado, seríamos modero a nivel mundial. Y lo somos, pero no en un contexto de progreso y avance, sino de insidias y retrocesos.
- Vendió al grupo adrianista del PAN la idea de una alianza con grandes beneficios para ambos en el largo plazo. Comenzaron por desmantelar toda presencia de los perredistas en el Congreso. A los azules les toco un poco de juego, digamos para incrementar su confianza, pero con el tiempo vino por ejemplo lo más reciente, asegurar para el tricolor la Junta de Coordinación Política, aprovechando la distracción de sus pares panistas. Ello significa un grave retroceso en el ámbito político pues, aquella herramienta de poder correspondía a las tres fuerzas más importantes, no al socio ventajoso y a su rémora de ocasión, es decir a priístas y panistas.
- En esa dinámica, tomaron el cuarto nivel de gobierno y lo tiraron al caño. Los presidentes de comunidad quedaron sin voto en los cabildos… fueron muertos en vida, acallados en el oficio que mejor practican: la política. Tras acuerdos entre priístas y panistas, los primeros tiraron línea a todos los ayuntamientos para sepultar a los presidentes de comunidad. Aquella ejemplar manera municipal de distribuir presupuestos quedó en un grato recuerdo y, a partir de ayer la centralización de los presupuestos es preludio de administraciones municipales de cuatro años y ocho meses con verdaderas tiranías en los alcaldes y sus regidores de cabecera, capaces de hacer y deshacer según sus gustos y conveniencias, claro de naturaleza electoral.
Los manchierrores
Hemos visto cómo las intentonas retrógradas del señor manchis, con el tiempo han tenido que recular. La sala unitaria, que ponía en manos de un solo magistrado el juzgamiento de desacuerdos en procesos electorales, fue el atentado mariano a aquél colegiado que con el tiempo tuvo que retornar.
El palomeo amañado de consejeros electorales, no ha servido más que para robustecer conflictos y denotar la asquerosa mano de un sujeto determinado a minar el desempeño del estado, anteponiendo los intereses propios, pasando encima de su partido, su grupo y hasta su familia.
Ya no digamos de aquellos ingenuos que apoyaron la causa marianista allá por 2010. Unos empobrecieron porque apostaron sus escasos recursos a un sujeto que tan pronto llegó al poder los desconoció. Otros simplemente vieron la reacción lógica de un político egocéntrico a niveles patológicos y con la mentira como discurso. Qué mala suerte para el estado, dirían los damnificados de este marianismo, ya en su etapa complementaria.
Mas no ha sido error táctico usar a sus pares panistas para aparentar acuerdos plurales que en realidad acabarán como una más de las tretas del tricolor versión manchis, para tener una elección a modo en 2016, con tal de contar con un sucesor lo suficientemente dócil para dejarse mangonear y lo suficientemente indigno para tapar las rapacerías que le preceden.
Llaman a Moreno Valle
Para el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, la presencia del gobernador poblano, Rafael Moreno Valle, como estratega para limar asperezas entre los personajes susceptibles de motivar la alianza entre grupos identificados con la Derecha y sus pares de la Izquierda, tiene un sensible avance, basados en el autoritarismo del poblano, quien de paso vuelve a tener reflectores nacionales tras los descalabros externos e internos que lo aquietaron en su tierra.
Dicen que los números desquician a Moreno Valle. Y será basado en ellos como propondrá perredistas o panistas para encabezar dicha alianza, contranatura e ilógica, pero efectiva en términos electorales, como sucedió en Puebla, con el entronamiento del hoy mandatario.
Algo que Anaya no debe pasar por alto es la fuerza del grupo priísta tras el gobernador de Puebla. No fue un líder de gran calado lo que concitó a bola de partidos, sino la capacidad económica melquiadista para formar partidos como franquicias y colocarles la jetatura de Moreno Valle.
O sea, los personajes ilusionados con encabezar enemigos ideológicos, como única manera de echar al PRI de Palacio, serán un cero a la izquierda si no cuentan con el respaldo económico y el liderazgo necesarios para ser competitivos en las urnas.
Lo demás son cuentos chinos, discursos hilarantes contados por políticos ilusionados pero no efectivos.
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