Llegó un día en que como a Toñito González Necoechea, lo panista se le resbaló y se dio cuenta que por sus venas corre sangre del partido de las mayorías, de la legalidad…(¡!)
El señor Hugo René Temoltzin Carreto, efectúa una suerte charra llamada el paso de la muerte; trepado en un corsel panista y con el sello orticista tatuado a conciencia, hoy descubrió su profunda vocación priísta y vio en el postulado del partido de las mayorías… del partido de la legalidad… del partido de los hombres y mujeres rectos… que siempre quiso militante del Revolucionario Institucional, para hacer realidad su sueño de gobernar el municipio de Tlaxcala.
Ah, y por cierto marianista.
A lo mejor me equivoco pero, estos son tiempos en los que los jueces, árbitros y en el caso que nos ocupa: contralores, deben pensarla muy bien para no alentar su participación en asuntos de carácter electoral.
Sería por su bien… ya saben, no a todos les son simpáticos. Pero además el papel desempeñado de investigador de los estados financieros y del comportamiento de los subordinados, así como de otros que ya pasaron, eran sus cuates y hoy él encabeza su persecución, pudiera ser adverso a sus legítimos planes de llevar sus estilos al poder.
Bueno, ya aceptó públicamente que sí quiere.
Lo primero que debe hacer es renunciar. No hay vuelta atrás. Su papel de contralor del ejecutivo le impide ambigüedades en los ámbitos legal y político.
Ya alzó la mano, pues de hoy en adelante, a ser un ciudadano más, sin ventaja ni poder alguno, de tal suerte que su deseo de contender en las urnas no lo dote de herramientas, molestas para quienes serían sus adversarios políticos.
Si el PRI apuesta la capital a un valor como el expuesto… triste su calavera.
Eso puede tener una clara lectura: la Capital ha sido negociada en alguno de esos paquetes llenos de sorpresas, de alianzas perversas y de aprobaciones de reformas cojitas.
El gober precioso
Bien que disfrutaron de las viandas los que hoy se dicen engañados por la presencia de Mario Marín, cuando Anabell Ávalos, agradeció con una comida el brindis de un toro, hecho por Uriel Moreno.
Ahí tiene a los dos caras diciéndose engañados… Teodardo, Héctor Martínez y una bola de gente a la que le crea su abuelita… bien que estuvieron contentos con Marín, pero luego les entró el pánico.
Negar así a un operador político de la talla del millonetas precioso es una rara reacción que no acabo de explicarme.
Corral tiene mucho que explicar
Apenitas se estrenó como emisario de la causa adrianista, al diputado Juanito Corral Mier, le dio por escupir al cielo.
De que es valiente ni quien lo dude. Qué le animaría a alzar la voz contra los moches sabiendo la colota que muchos le conocen.
Vean esta crónica que nos pasaron:
La papeliza enviada por el jetón Calderón para aquella campaña fallida fue tan abundante que los fajos venían en cajas de cartón, de esas en las que vienen hartas charolas de huevo.
Eso, el señor Corral no lo ha aclarado.
Bueno, dicen sus biógrafos que luego del changazo de aquella elección, así como para quitarse la depre, se fue a una agencia a comprar, billete sobre billete, dos camionetotas, de a tiro ofensivas para los chorros de pobres que no salimos de lo mismo.
Eso tampoco lo ha aclarado.
Haga de cuenta mister Corral que acercó al ventilador la pala de estiércol. Y a varios y una en particular la va a salpicar.
Ese es el dechado Corral.
La explicación, de todos modos tiene que llegar.
Entre muéganos
Uy sí, entre esos dulces tan huamantlecos y el ambiente de las fiestas de agosto, a que pocos fueron invitados a pisar el tapete especial mandado a hacer por el junior con calvita de franciscano que… sí señores… ¡se nos casa!
Ese tapete, bien lindo, solo fue para que lo pisaran los cuates de la familia porque, verán ustedes, durante esas fiestas fue pedida formalmente Doris, la simpática güerita a quien ya tiene rato le asignaron seguridad personal.
Es que ya ven la situación en el estado, no le vayan a dar un susto.
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