Presente, Adriana Dávila en la gira de Ricardo Anaya, quedó de manifiesto que Lorena Cuéllar y su simpleza, ha comenzado a acaparar reflectores, grupos y, ¿partidos?
Los entrelíneas de Ricardo Anaya, destacaron la ausencia de un prospecto fuerte en el PAN de Tlaxcala para ser competitivo en 2016, y la disciplina como propuesta para sumarse a un proyecto con posibilidades.
La reflexión la hizo ante una militancia tan variada que, hasta la senadora Adriana Dávila Fernández, recibió el mensaje. Que haya sido de su agrado, quién sabe, pero en la situación desbalagada del albiazul, su presencia demostró que si se lo proponen los panistas pueden dar la batalla al ensoberbecido marianismo y el uso a conveniencia que hace del tricolor.
¿Hacia quién irían los buenos deseos de Anaya?
No dudo que en el análisis de los personajes tlaxcaltecas, la figura de la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, arroje los suficientes resultados como para colocarla al frente de lo que puede ser un intenso movimiento para sacar al PRI de la Casa de Gobierno.
¿Cómo llamar a una alianza PAN-PRD?, acaso anti PRIAN. Y se pone más interesante ante la posibilidad de que grupos como el orticismo y la nada despreciable apuesta del gobernador vecino, Rafael Moreno Valle Rosas, vean con entusiasmo a la nieta de Joaquín Cisneros Molina.
¿Cómo verían ustedes a la ex priísta encabezando a dicha alianza, con Aurora Aguilar coordinando la campaña y Adriana Dávila tejiendo fino para fraguar el reencuentro con Héctor Ortiz, como un ejercicio de humildad para superar la profunda distancia zanjada entre ambos y que es, hoy por hoy, el principal motivo del desmoronamiento albiazul.
Realizado en el salón Arlequín de Apizaco, la presencia de Anaya también plantea una situación particular. La Dávila carece de un mejor prospecto en el camino para suceder a Gustavo Madero en su partido. Se ha dado cuenta que el felipismo ahora es historia en el PAN y que no es momento de alardes con esa causa porque de plano quedó ausente.
Algún camino tenían que tomar Adriana y sus seguidores, que no son pocos, pero en un entorno de incertidumbre por el desamor con el clan Ortiz.
En cambio, estos grupos que le platico, unidos tras el personaje con la frase de batalla, “a mí mis viejitos” pueden encontrar en la simpleza lorenista la fórmula para superar el tremendo desamor que el siete de julio hizo de ellos una oposición inexistente.
Valió la pena la presencia de la Dávila pues se han dado cuenta del sacrificio en tanto valiosa herramienta para ser realmente competitivos. El problema de estos grupos y partidos opositores ha sido la soberbia. Ha sido pensar en primera persona para la conformación de una alianza, sin considerar que, en este caso Lorena, es más bien una marca y no el gran liderazgo, al estilo el Bronco de Nuevo León.
Fuera de la Capital
¿Por qué llevar esta visita de Anaya a Apizaco? Primero, para evitar que Adolfo Escobar volviera a colocarse en el protagonismo para el cual carece de méritos. El siete de junio jaló con todos y a todos les quedó mal. Se la perdió.
Y en cambio, el alcalde de Apizaco Jorge Luis Vázquez Rodríguez, acaparó los reflectores ya existentes pero sin la dirección adecuada. Así, el hijo de don Loncha –querido compadre de Mariano- lo menos que logró es asegurar su boleto a la nueva Legislatura, con una las ventajas necesarias para coordinar a su grupo parlamentario.
Ridículo chantaje
Viendo cómo la figura de Lorena se va robusteciendo, el papelón de Gelacio Montiel y compañía, en el enésimo intento por vender caros los supuestos cientos o miles de votos en torno de su intenso liderazgo (cof), llegamos a la conclusión que es una ridícula manera de extorsionar a quien de una u otra manera podrá arrastrar hasta estos desechos, amigos del chantaje y distantes de acciones con un mínimo de ética.
El menú se enriquece. Ah, claro que faltan algunos por definirse, pero si hoy lo tuvieran que hacer, ya existe una causa de carne y hueso… tan simple como Lorena, pero con un respaldo en potencia que el señor Manchis seguramente valora enviar al desconocido e improvisado Marco Mena a una contienda donde le va a pesar su generación espontánea. Y por más recursos empleados para persuadir a los votantes, veo difícil que la gente le haga el caldo gordo.
Al menos, una presión más a los burócratas para despojarlos de parte de su sueldo, en aras de depositarlo en una cuenta poco clara para apoyar al partido, difícilmente la va a poder fraguar este mañoso primer priísta.
Ah, y luego su operador estrella, Napolión, ya ven ustedes qué perdido anda. Vive una cruda que comenzó el ocho de junio, hizo crisis el día en que Mariano entregó a Eruviel Ávila el bastón de mando de la Conago y, apenitas exhibió su pobrísima información, cuando se supondría como el sujeto mejor enterado de Tlaxcala y uno de los treinta y dos segundos de a bordo más poderosos del país.
Las inundaciones
Vaya nuestra solidaridad con los miles de damnificados de Chiautempan, Tlaxcala y otros municipios a quienes afectaron las espantosas lluvias de ayer.
Cuando las alertas de la Secretaría de Gobernación, nos hablan de lo riesgoso que es vivir en las márgenes de los ríos, no advertimos que en esa condición hay cientos de casas y negocios, lo mismo a la vera del Río de los Negros que del Zahuapan; en el lecho de Acuitlapilco, a las orillas de las barrancas, en fin, la depredación de unos cuantos personajes apoderándose de cuanta propiedad descubren, obliga a las mayorías a asentarse en los sitios menos recomendables.
Y para ejemplo el botón del triangulito donde se erige el asta monumental, allá atrás de la Virgen, en Independencia y el bulevar Ocotlán.
Dicen que fue el único sitio en el que el controvertido Pedro Pérez Lira, pudo invertir el billete para colocar la bandera monumental.
Hay lotes con increíble belleza y en sitios menos conflictivos, pero qué creen, tienen dueño, y sin la mínima voluntad para ceder siquiera un metro cuadrado.
Dicen que Pedro suplicó al ex secretario de Gobierno, Miguel Moctezuma, la venta de un cachito de terreno. Ni la posibilidad de ser reconocido como benefactor de Tlaxcala movió un poquito su avaricia. Un rotundo no fue la respuesta.
Bueno, así hay otros ricos, poderosos dueños de casas y terrenos que ni siquiera habitan.
Esas grandes reformas estructurales de las que alardean los priístas debieran incluir una ley que sancione a este tipo de acaparadores.
Una de las consecuencias es, le reitero, los asentamientos en zonas de riesgo… es que ya no hay terrenos disponibles.
Un dato, una familia muy poderosa y vigente en la sucesión, es dueña del 78 por ciento del padrón catastral de la capital de Tlaxcala.
No se vale.
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