Ahora falta que el moribundo González haga de Lorena una perseguida política… con la publicidad gratuita, la más contenta en este momento, ¿quién creen que es?
Si el señor Manchis no se pone de ejemplo, entonces no es el auténtico. En cuanto vio que Lorena Cuéllar Cisneros, acapara medios con su destape como, “candidata real del PRD a la gubernatura de Tlaxcala”, se hizo con su látigo de amo y así expresó su inconformidad.
“Hace seis años nadie imaginaba que iba a ser candidato, y mucho menos gobernador”.
Así lo dijo en Españita, por cierto en una secundaria técnica.
¿Interesó a los alumnos?, ¿a sus papás?, ¿a los conserjes?
Creo que a nadie. Bueno sí, a quienes tenían que registrar esos marianismos, para hacer la nota y ganar lectores.
Luego expuso lo que para él es el trecho de doce meses: «los seres humanos en un año nacemos, crecemos, se reproducen y mueren».
Como ustedes pueden ver, al señor manchis, el manejo del castellano no se le da. Los alumnos de la técnica intercambiaban miradas. Y no faltaron las voces irónicas perdidas en la multitud… miren así acaba uno…
El aún gobernador de Tlaxcala, Mariano González Zarur, ha expresado así, generosamente, el profundo dolor que le causa el surgimiento de otros personajes. Lo envenena saber que sus mejores tiempos pasaron. No entiende que es un cadáver político. Que así lo establecen las reglas de ese oficio del que ha podido vivir buena parte de su vida.
Su ignorancia lastima. Ignora por ejemplo, el valor del silencio, de la humildad y de la serenidad.
Y no me digan que es por su temperamento libanés ese arrojo como del borras; pero si estamos ante un insistente señor en ser reconocido como estadista.
Adriana, imparable
Pero no desde el ámbito político, sino en esa constante de decenas, cientos de palabras, hilados en contexto de vértigo, que le impide la necesaria reflexión previa a las emisiones impensadas.
Más o menos como su presunto aliado político, el señor Manchis, nuestra senadora panista se arrimó al fuego de las salvajes tribus perredistas, y antes que surgieran voces críticas exigiendo a la buena jueza, comenzar por su casa, el PAN, desvió aquella cauda interminable de fonemas a las broncas de su azul. Y acabó por calificar a la perredista Lorena Cuéllar Cisneros, como poco seria al adelantarse de forma tan evidente.
¿Acaso Adriana Dávila no ha expresado sus deseos, no de ser candidata sino gobernadora de Tlaxcala?
¿Por qué no deja a su colega senadora hacer su lucha?
La sonrisa de Lorena
¿Creía Mariano que nadie más que él tiene derecho a planear con la necesaria perversidad como lo hizo Lorena?
Ya se dio cuenta que no.
Y es apenas el inicio de una dolorosa agonía de un sujeto aferrado a los reflectores, pero consciente que sus días están contados.
Por supuesto que cientos de voluntades irán con otros personajes, unos hartos del marianismo, otros adelantándose a los nuevos tiempos.
Y la Cuéllar es uno de esos personajes. Uno entre varios, pero con la gracia de haber asestado un descontón envidiable a sus dos principales opositores: Mariano y Adriana. Lo peor sería pensar en que ambos hayan pactado acciones descalificadoras para acabar con la nieta de Joaquín Cisneros Molina, ex gobernador y ex secretario particular del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
De ser así, la senadora perredista hizo un 25 por ciento del trabajo, al formalizar su destape. El 75 por ciento restante lo han hecho los odios y resentimientos de un Mariano celoso porque, como a los niños necios, lo ha tumbado la burra.
Así que la activista, “por sus viejitos” ha resultado una magnífica estratega capaz de encelar a muchos, de los cuales dos no aguantaron las ganas y han enseñado el cobre antes de reflexionar. Lo pensaron, se sulfuraron y lo externaron.
Tal vez el resto lo ha pensado, pero tuvo al buen juicio de guardar para sí cualquier expresión de condena, pues en este tiempo de Mariano, de Peña, en el cual todo se vale, así sean pantallas planas, y así sea que los millones de estas sirvan en este momento para ver la fuga del Chapo, los que la hacen no la consienten.
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