Les llegó la hora a los enanos de la película… en realidad, crecieron y se hicieron con el suficiente poder como para lanzarse a la batalla electoral y conquistar un montón de plazas.

Mariano Gonzalez Aguirre, Juan Antonio, Paco Velazquez, Jorge Luis Vazquez, Joaquin Cisneros Sanchez, Caricatura, Tlaxcala Online

Si hasta hoy han sobrevivido a ellos mismos, debe aguardarles una larga vida, pues menuda prueba superaron. Son los integrantes de la nueva generación de políticos, hijos de quienes doblegados por el paso de los años, hoy copan las listas de aspirantes a alcaldes y diputados locales.

Son en realidad fenómenos corregidos y aumentados, juniores con más o menos lana, más o menos preparación, pero eso sí, todos compañeros del mismo anhelo de poder, primero para seguir sumando bienes al menaje logrado por las generaciones atrás, para satisfacer  sus planes personales de crecimiento, y hasta para aplicar teorías de igualdad social… así son de excéntricos.

Marianito González Aguirre, puede encabezar la lista. De veras que es un caso estoico de sobrevivencia a sí mismo, pero helo ahí, listo para volver a apuntar su nombre en la lista que sea, siempre y cuando sean requisito, estudios truncos, harto apoyo del apá y ganas de sobra.

Destaca entre aquellos que conformaron un grupo cuyo nombre tiene que ver con la nueva generación, donde la alegre convivencia, acaso alardeando uno que otro exceso, uno que otro abuso, pues es la cereza de un pastel que prefiere el entusiasmo a la plataforma ideológica.

Por ahí anda Juan Antonio González Necoechea, uno de los tiradores en serio a la alcaldía de Apizaco, con lo cual se daría por bien pagado tras el ejercicio chaquetero de cambiar sus colores azules con la divisa de Adriana Dávila, por el tricolor de su tío don Manchis, el mismo al que alguna vez vio con una especie de recelo y odio… muy de los González.

De Marco Mena ya no hay mucho que decir. Y si le tocó irrumpir en la vetusta clase política tlaxcalteca en el poder, no es condición de joven lo que lo afianza, sino la sumisión que ha de traer en los genes… digamos que hay quienes nacieron para ser excelentes secretarios, maravillosos asistentes, formidables patiños.

Ricardito García Portilla, tiene que recorrer los pasillos de San Lázaro para reflexionar muy bien si le conviene exponerse a un veredicto colectivo más, como el del siete de junio, cuando lo llevó al triunfo ese corporativismo ordenado desde Los Pinos, en vista que los manchi desplantes y manchi errores en momentos cruciales, dejaron una estela de fracasos electorales.

Hay otros que sí le hacen a la lectura, y han ido coleccionando diplomas y títulos profesionales –a diferencia del manchi-Lic, que se formó en los institutos Patrulla- ahí tiene al ortinotario Francisco Velázquez Nava, que busca confundirse entre la males del Ayuntamiento de Apizaco, pero bien que se deja ver cuando es necesario… quién puede negar que le encantaría pasarse a la oficina de enfrente, o sea en la que atiende Jorge Luis Vázquez Rodríguez, otro junior con la mira puesta en el Congreso del Estado, adonde seguramente el manchi compadre de su apá don Loncha, le ha de limpiar el camino.

La lista es larga

Por ejemplo, Viviana Barbosa Bonola, tiene un apá –Federico Barbosa- que arde en ganas por hacerla diputada, “si en su momento lo hicimos con la loca de Linda Marina”, bueno así lo andaba diciendo, pues de seguro se preguntará, ¿y por qué a mi retoña no le hemos de dar esa oportunidad?

Enrique Padilla Sánchez, el carismático (cof) sobrino de doña Betty, ya mueve a sus alfiles para llegarle a la alcaldía de Tlaxcala… si alguien no ha de quedar descobijado por esa voluntad voluminosa pues es este prietito talentoso y grillo como él solo.

En las mismas anda Hugo René Temóltzin Carreto, que de la contraloría del ejecutivo ya hasta tiene la casa de campaña para organizar la petición de votos para llegar al lugar que todavía ocupa Adolfo Escobar Jardínez…

Otra chava, con la mira puesta en Allende 31 es Belén Vega Ahuactzin, la hija del diputado perredista Humberto Vega, que seguido hace chillar al alcalde Antonio Mendoza Romero.

Es ese renuevo generacional que, si bien no garantiza el necesario cambio de ruta para un estado que sobrevive a una clase voraz, se va a dar como consecuencia del imparable paso del tiempo.

Algunos, de los más rancios políticos ya emprendieron la partida. Su obra no puede perdurar mejor que en su misma sangre.

Todos ellos tienen una gran responsabilidad: despojarse de esa búsqueda del poder por el poder, sin más proyecto que llenarse las bolsas de billetes y cometer los abusos con los que amainan sus históricas frustraciones.

Nos hacen falta líderes… entes a los que recomienden los buenos propósitos y no nada más la cartera de sus antecesores. Ahí andan, quitando las oportunidades a otras generaciones, no del renuevo, sino de chavos con preparación y ganas.

Ojalá no desplacen para luego regar el tepache.