Es que usó el tiempo para hacer otros negocios, y como es hiperactivo como buen chaparrito, se dijo, no me vaya a pasar lo de a Marco Mena, ahí echado en las redes…
Por pequeños detalles hay representantes populares que no crecen. Y no solo es en el terreno físico. Miren a Chava Méndez Acametitla, nuestro formidable presidente de la Comisión de Finanzas del Congreso, a quien se le pasó mandar a publicar al Periódico Oficial las nuevas leyes de ingresos.
Entonces, me pregunto, de qué sirvieron decenas… cientos de reuniones de cabildos, modernizando tablas y actualizando los factores tributarios.
¡De nada!, porque el hobbit de los legisladores locales tenía puesta la cabeza, tal vez en inventar diversas formas de cachetear al titular del Órgano de Fiscalización Superior (OFS), Crispín Corona; para poder aprobar u obstaculizar cuentas públicas, que aquí entre nos, han sido el negociazo del siglo… todo pasa hasta por el ojo de una aguja, si el alcalde se mocha; si no… pues no.
Así que de dónde creen ustedes que va obtener energías para contar con una memoria medianamente aceptable.
Un mundo raro
Creo que a partir de este comportamiento a la clase política le da por sacar cada idea.
Miren a Orlando Santacruz, utilizando un discurso tendiente a la creación de empleos, a Anabell Alvarado, proponiendo programas para atender a los viejecitos y a Richi García Portilla, llevando sus finos cacles a los surcos para ofrecer a los campiranos la tecnificación parcelaria.
De dónde saca el candidato albiazul que los diputados crean empleos. Es una verdad a medias que, dicha a los cientos de personas en torno a una campaña de proselitismo, puede acabar por confundir a la raza.
La seño Anabel hoy se preocupa por los viejecitos… pobrecitos.
Pero hace unos meses no movió un dedo cuando a esos pobrecitos ancianos les dieron una tunda… porque sus apoyos mensuales comenzaron a ocultarlos.
Fue cuando el gorila Orlando May Zaragoza, se dio vuelo arrastrando a venerables ruquitos y ruquitas, por orden de una superioridad insensible.
A ver, cuando el hoy abanderado tricolor por el tercero era secretario de Finanzas (y lo fue cuatro años) en qué momento movió un dedo por hombres y mujeres de campo a quienes hoy ofrece maquinaria y otros implementos.
Solo que siendo diputado los compre de su bolsa, pero con lo martillo que es lo dudo. Los diputados no reparten insumos o herramientas.
Lo honesto sería asumir compromisos para echar atrás una legislación que hoy nos tiene contra la pared.
Somos el traspatio de los gringos, el socio jodido y hazmerreír de la Gran Bretaña, los proveedores de la mota para los insaciables vecinos que, nos a cambio nos inundan de armas y provocan que nos matemos por miles cada mes.
Ahí podría tener un papel destacado el que quiere llegar a diputado federal.
Trabajando sin descanso para bajar los precios de gasolinas, diésel, gas.
Desmintiendo la cacareada baja de los recibos de la luz y el teléfono.
Pero, ¿tecnificando el campo?, ¿de dónde un diputado federal podría hacerlo?
O tal vez, está hablando a largo plazo, cuando se haya convertido –en sus sueños- en el próximo gobernador de Tlaxcala y tenga a los pobres comiendo de su mano.
Pero esos sueños guajiros deberían usarse para saciar otro tipo de ansiedades.
Mejor vamos a hacer fiestas
Si somos anfitriones por tradición, por qué no nos convertimos en organizadores de bodas, quienciaños, divorcios y bautizos, en los edificios públicos.
Si hace unos meses una jovencita se encueró en el despacho del gobernador y subió sus fotos al face, por qué no usar por ejemplo el Salón Rojo para organizar los pedimentos, o el patio del palacio para despedidas de soltero, o el edificio donde esta Turismo, (el antiguo Congreso) para instalar un pequeño casino donde el personal ande vestido de huehue.
Proponemos nombrar a Willebaldo Herrera, promotor de esta singular prestación de servicios, a Tomasito Munive Osorno, como organizador de los guardarropas y a Adriana Moreno para coordinar los viajes de luna de miel (ojo, se puede usar el helicóptero por una módica suma).
Así, generaríamos los empleos que hoy no hay y quién quita, iniciaría un emporio fiestero, cuyo primer evento se registró en el Instituto Tlaxcalteca de la Lujuria, perdón, de la Cultura.
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