Nadie será capaz de amainar el juicio de un pueblo hastiado de políticos corruptos, y aun peor, de la defensa desatada para garantizar su impunidad.
¿Se han dado cuenta que no son los documentos incinerados en el Colegio de Bachilleres (Cobat), lo que inquieta a la opinión pública, sino la desconfianza que despierta el comportamiento de la clase política?
La gente duda de sus autoridades. No se traga más los cuentos chinos, de princesas y dragones.
Por eso la opinión pública reprueba al presidente Peña Nieto. Y hace los mismo con gobernadores, diputados, senadores, alcaldes y… directores de subistemas educativos como nuestro Cobat.
Si de esa incineración Flores Leal tiene fotos, si hay respaldo digital de los documentos chichinados, entonces qué origina esta inquietud.
Primero, la burla de quitar a Espinosa Cuéllar del Cobat y pasarla a la delegación de Conafe. Luego, traer a Flores Leal, del Conafe al Cobat, en una maniobra para proteger la impunidad con la cual suelen moverse en estos niveles.
La señora Espinosa puede tener peores notas mientras dirigió al Cobat, empezando por el enfrentamiento con las representaciones sindicales, con el trato infame dado a la comunidad académica y los favores a sus recomendados o familiares, vamos hasta con el casamiento de una de sus hijas, en el que dicen, daría un profundo arañón al presupuesto de la institución.
Así que trasciende la tan comentada quema de papeles y las sospechas agobian a la Espinosa.
Cuestión de trasladarlo
Si la gasolina está más cara qué nunca, la gente voltea a ver al Presidente y a su brillante secretario de Hacienda. Si la inseguridad en estados como el nuestro va de mal en peor, la gente no duda en culpar de ello al gobernador, bueno con decirles que el papel del Instituto Nacional de Elecciones tiene más de 57 puntos en contra, es decir más de la mitad de los mexicanos duda que vaya a hacer un papel imparcial y eficiente en los próximos comicios.
El PRI a la cabeza
Profundizando en el tema de la percepción de los ciudadanos, vale ver la encuesta aplicada a nivel nacional por Reforma. Según este trabajo, aplicado a 62 mil personas, El PRI encabez las preferencias rumbo a los comicios para diputados federales del 7 de junio, con 32 por ciento de la intención de voto, siguen el PAN con 22 puntos y el PRD con 14.
Según Reforma el cuarto lugar lo disputan Morena y el Partido Verde, que obtienen 8 y 7 por ciento respectivamente.
Ah, pero cuidado en el terreno local. Recordemos que somos el segundo estado en registrar una alternancia y uno de las dos entidades donde ya van tres de estas (el otros es Chiapas).
Percibo que aquí el PRI sufre los estragos de un marianismo convencido de anteponerse a cualquier triunfo, dejando a la militancia fracasos y derrotas.
Creo que Morena fue adquirido por el ex priísta Alfonso Sánchez Anaya (ya saben, después gobernó con los colores del PRD y finalmente se hizo más pejista que el Peje) y al menos en el primer distrito electoral federal pinta como ganador. Debe ser un caso extraordinario en el magro ocho por ciento detectado por Reforma a nivel nacional.
Fuera de lo común
Qué raro verdad, siendo el PRI el partido gobernante y, por añadidura al cual se cuelgan altos impuestos, depreciación del peso, y bochornosos actos como la Casa Blanca de la señora Angélica Rivera y la otra propiedad de Videgaray, de todas formas avizora un avasallante triunfo en la elección federal.
¿Cómo le hicieron para ganar la voluntad de la mayoría de los votantes?
Sus argumentos han sido: dibujar escenarios de paz al interior de las familias.
Pensar que con las reformas aprobadas, a las familias les va a sobrar el trabajo y su alacena estará llena podría no ser lo más acertado. Más la difusión, insistente y plena ha conseguido lo que la realidad describe como muy distinto.
Hoy, en que la percepción de tolerancia está por debajo de los cincuenta puntos, cuando con Fox superaba los setenta y con Calderón casi llegaba a cincuenta, a muchos mexicanos les acomodan las producciones televisivas que promueven escenarios inciertos para afianzar a este sistema como lo más conveniente para seguir gobernando México.
Destruir medicinas caducas
Saber que Alejandro Guarneros Chumacero es un secretario para cuya protesta hubo que reformar la Ley de Salud –porque carecía de título de médico cirujano con una especialidad- no ha sido tan lamentable como ver que cientos de kilos de medicamentos son destruidos porque se pasaron de tiempo en las bodegas de la Secretaría de Salud, y ya no sirven.
Hemos de estar bien sanos.
En los hospitales y centros de salud el abasto de medicamentos debe ser sobresaliente, porque oigan, para tirar a la basura esa cantidad de píldoras, nuestra salud ha de ser de las más robustas del país.
Sí, cómo no.
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