Hablan lenguajes distintos. A los subordinados les da igual si hay o no reforma electoral… ya se van; pero los verdaderos priístas tienen mucho que perder.
Lenguaje y acciones de algunos priístas, son impredecibles. Si el líder estatal de ese partido, el diputado local Marco Antonio Mena Rodríguez, se amachó con la postura utópica de reducir el número de curules en el Congreso, de 32 a 24, como condición para aprobar la reforma electoral, el presidente de la mesa directiva, Heriberto López Briones, resultó buen samaritano de última hora con el IET y su mala sombra.
Para el PRI, hoy la estrategia ha cambiado. Pasó del partidazo en la permanente zona de confort que todo le permitía arreglar mediante cañonazos acordados con el ejecutivo local, a un raro colectivo tricolor, a veces peleado hasta con los de su misma camiseta que, un día despertó y se dijo, hoy voy a cambiar… y entonces comenzó a actuar como oposición.
Reaccionar le llevó tiempo. Y sonoros descalabros –como el malogrado nombramiento del sucesor del magistrado Tito Cervantes. Sus opositores se lo comieron. Lo hicieron ver mal.
Su destacado líder estatal se puso a reflexionar largas horas y llegó a la conclusión que, en este momento lo mejor es… chantajear a sus rivales. Y para empezar se dijo: ahí les va nuestro primer golpe. O se reduce el número de diputados o no firmamos.
¿Nada tienen que perder?
Bueno, a los marianistas –que no necesariamente son priístas- nada les va a pasar si la reforma electoral no se aprueba. De todos modos viven su etapa complementaria. Y para que vuelvan a trabajar en el servicio público, de menos cinco años si bien les va.
En cambio, a los priístas -que no necesariamente son marianistas- los atraen los cuatro años ocho meses que seguramente van a durar en los encargos de diputados locales, alcaldes y gobernador.
Vean ustedes las actitudes de Marco Mena y por ejemplo, Florentino Domínguez.
Al primero se le agota la oportunidad desperdiciada de ser alguien en la vida (no nada más el comodín), mientras al otro ya le urge que esto acabe, porque siendo honestos, Mariano ha sido uno de los obstáculos más lamentables para liderazgos como el del, “profe”, a quien no le para el pico y no le disminuyen las ilusiones de que algún día, el gobernador hacendado tenga el acierto de irse, a dondequiera pero lejos.
Los casos parecidos a Flor se multiplican. ¡Vaya sexenio, con un primer priísta que, para qué quieren enemigos!
¿Beneficiarios?
Junior encabeza la lista. Pese a hacer hasta lo indecible, mírelo: un próspero consejero nacional que en cuanto se dome a sí mismo tendrá un futuro promisorio.
Hugo René, un panista-orticista que un día se unió a las huestes marianistas y se volvió el único priísta azulino con los filtros más benignos, porque todo los pasa (mientras así se lo ordenen).
Napolión Ordóñez Carrera, de perseguido de Mariano en sus tiempos de miembro distinguido (por lioso) de Convergencia, a responsable de la política interna del estado.
Ricardo García Portilla. El candidato a quien se supone concentrarán toda suerte de ayudas porque una vez ganada la diputación del Tercer Distrito, entrará en automático, a preparar su campaña a la gubernatura, como parte de aquél plan transexenal, que sufrió unos descalabros bien macizos.
Roberto Romano, y su creatividad para construir nuevas empresas y encontrar quien finja dirigirlas.
Jonatán Bretón, disfrutando de sus ranchos que pueden verse desde cualquier planeta (por las chicas bardotas en las que los encerró). ¿Pero qué pasó con los miles de toneladas de fertilizante desaparecido?
No podríamos dejar fuera a Marco Mena, aunque su paso por el Congreso fue como detener el tiempo y su llegada al PRI… pues también.
La lista es larga.
Lo es más la cantidad de priístas que no dejan de santiguarse porque ese que tanto daño les hizo ya se va. Aunque todavía le falta más de año y medio.
P.D.
Olvidaba citar el caso del vocero Vega… el tristemente célebre promotor del marianismo, de los privilegiados en hacer fortuna.
Buen samaritano
Decíamos que al diputado Heriberto López Briones, algo le dieron que le afectó la memoria.
Y mírenlo, neceando al ejecutivo para pagar los 18 millones de pesos en laudos deI ET de Eunice, la infortunada ficha impuesta en el proceso más maloliente de renovación del Consejo General, ficha tan devaluada que aun su propio creador siente vértigo cuando se la mencionan.
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