Y aquí, la nueva manchi casta divina pasó del gusto al susto, porque nada más de ver hasta dónde llegan los tentáculos del SAT, les ha provocado un grave temblor de rodillas.
Una serie de transferencias millonarias en dólares, de supuestos empresarios beneficiados por el gobierno de Sonora para considerarlos proveedores, tiene en la mira del Sistema de Admnistración Tributaria (SAT) al gobernador de Sonora Guillermo Padrés y a su hermano Miguel, publica hoy el Wall Street Journal.
Fíjese, esa suerte de moches ascienden a 3.3 millones de dólares, y depositados por el empresario sonorense Mario Aguirre, quien gracias a tal generosidad se hizo con contratos superiores a 20 millones de dólares para dotar de uniformes a las primarias sonorenses.
¿Notan ustedes algún parecido con el asunto de las manchi-chamarras y el papel de Tonchino, el carnal pobre, que en este sexenio vive su versión familiar de sueño americano?
Lo hecho por Padrés, documenta el rotativo estadunidense, forma parte de un complejo mecanismo de lavado de dinero, triangulado por su hermano en el tiempo que aquél ganó las elecciones y asumió el gobierno de Sonora.
Tal vez aquí las cosas no sean tan complejas, pero eso sí, las ganancias son exponenciales, nos dicen testigos de una bola de manchi negocios realizados con evidentes fallas por ese carnal cuya suerte en los negocios sigue siendo negada (generalmente no tiene, y cuando llega a tener todo anda de cabeza).
Así que no duden ustedes que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) mantenga una amplia investigación que incluya chamarritas verdes (y bien feas), una adquisición brutal de terrenos, casas y estaciones del tren, al tiempo del surgimiento de múltiples plazas comerciales, y hasta supuestas inversiones en la Madre Patria (dicen que los toros de allá sí embisten).
Parece que todo lo que se hace, se paga. Y ni qué decir del rubro de la obra pública, con todo y coscorrones al presidente de la Cmic, para que ya cierre la boca, porque se la ha pasado muele y muele, y no deja operar a gusto a quienes les ha tocado la gracia de estos seis años.
Oreste Chucho, en las mismas
A lo mejor fue demasiado pasar, de jefazo de la seguridad de un municipio como Texmelucan, Puebla, a ser el comisionado de Seguridad Pública de un estado, ciertamente pequeño pero con una tremenda complejidad. El hecho es que el comandante Oreste de Jesús, quien suplió a Orlando May Zaragoza –y su muy dudoso expediente- nomás no da el ancho.
Y se ve de todo. Policías borrachotes conduciendo patrullas y hasta chocándolas contra particulares, y lo peor de todo, el regreso de los comandos, conformados por grupos de pistoleros que siguen sembrando el terror.
El pleito con Orlando May y su presunto socio, José Jorge Lopéz Lobo, era la nula calidad moral de los policías acreditables, al grado que la nuestra se convirtió en una entidad bajo la amenaza de rambos, armados y capacitados por el Gobierno Federal, con la consigna de hacer la guerra al mal, no de desvalijar y lastimar a la gente.
El jefe Oreste, cocido de medallas y reconocimientos, si acaso alcanzó a acuartelar un rato a los acreditables.
Pensábamos que iba a ser inflexible con los malos elementos.
Sobre todo, que no perdería de vista los movimientos de los setenta acreditables con manchas en sus respectivos expedientes.
Los resultados están a la vista.
Seguimos en las mismas que con Orlando May y sus secuaces.
Pero hoy, con el agravante de un secretario de gobierno que huye de la prensa para no arriesgarse al bombardeo de cuestionamientos porque el cambio de comisionado y encarcelamiento del director de la Acreditable y otros supuestos maleantes, sigue sin rendir los frutos esperados.
Con las cintas amarillas para que los medios no incomoden a un gobernador, decidido a desenfundar la cachiporra contra los reporteros que, a ejercer acciones certeras y contundentes en contra de los criminales.
Visto con frialdad, esto que nos pasa reafirma la venta de la plaza a esos cárteles incrustados en las policías, con derecho a patrullar cada centímetro cuadrado de Tlaxcala, a utilizar radios y teléfonos y hasta a tener el privilegio de observarnos a través de los cientos de cámaras de seguridad.
El señor Oreste de Jesús, con un poquito de vergüenza, estaría presentando su renuncia, no sin antes enterar a instituciones como el Ejército Mexicano, de la crisis de seguridad que estamos viviendo en Tlaxcala.
Nueva magistrada
Dos cosas ocurrieron con la unción de la jurista Rebeca Xicohtencatl, como la nueva magistrada del Tribunal Superior de Justicia.
Supimos que en el caso de la hoy magistrada Rebeca, lo que se impuso fue su reconocida trayectoria en el Poder Judicial de Tlaxcala.
Dicen que Rosalía Peredo Aguilar, propietaria de las acciones de Paty Zenteno, le tiene preparada la peor de las reprimendas por el ridículo de ayer en el Congreso.
Post Views: 22