Fue una agradable reunión de ricos para elogiarse mutuamente en el Centro de Convenciones de Tlaxcala, ¿algo extraordinario?, no… las lisonjas de siempre.
Son realidades paralelas. Los potentados como Moreno Valle, que ni en sueños deja su helicóptero, como Ruiz Esparza, el representante autista de Presidencia, portador de un particular concepto de tarea hecha puntualmente por su amigo, el convocante al festín con motivo de un año más… como los cangrejos.
Como el estiloso Diego Fernández de Ceballos, implacable juez de aquellos mugrosos atrevidos a desafiar al Ejército porque sus 43 hijos siguen sin aparecer; viejo ruin y malmodiento con los medios que cometieron el error de preguntar su opinión por el rechazo panista a la esposa del ex presidente Calderón, una Margarita Zavala apestada en el partido que fundó Goméz Morín.
Sitio chic de reunión para lucir algo, para presumir algo, porque para escuchar el enésimo sermón del mandatario de las cajas de cristal y los parientes a sana distancia, ya como que aburre. Ni siquiera sorprende con algo fuera de ese contexto enchongado, con hartos y molestos operativos de seguridad para recibir a los gorrones.
Pero, ¿algo que haya valido la pena?, ¿algún mensaje de esos que mueven el tapete al sistema que le ocurre lo que al barril de crudo?, ¿tras escuchar a Mariano, conocimos el código para atemperar a una parte del país hasta la madre de tanto asesinato… de tantas extorsiones, actos de corrupción y balaceras?
El Centro de Convenciones de Tlaxcala se convirtió en una especie de santuario donde los poderosos que trabajan se encerraron con otro poderoso, que… no trabaja mucho, pero que le pone muchísimas ganas a la pachanga.
Y ahí los tiene
De lo poco rescatable, pues las delicadas ironías del tío Sánchez Anaya, felicitando al sobrino Marianito por no inscribirse en la lista de aspirantes de su partido a candidato a diputado federal por el 1º. Ni siquiera fueron las estadísticas… quien no vea el creciente rechazo debe retirarse la mascada de los ojos.
Ay que lindas visitas
El que llegó loco de contento de nuevo a Tlaxcala fue Mario Armando Mendoza. Presumía y hasta enseñaba la carta que lo acreditaba como representante personal del gobernador interino de Michoacán, Salvador Jara Guerrero, en el cuarto informe ciudadano de su homologo, Mariano González Zarur.
El michoacano no perdió su estilo gorrón y vividor. Pues al gobierno de Tlaxcala, le solicitó camioneta de lujo, habitaciones de lujo en el hotel Posada San Francisco, así como la barra libre en ese inmueble para disfrutar de las mieles del dinero de los tlaxcaltecas.
Comieron y se fueron
Otra vez el escándalo que a la fuerza ha de acompañar a los gobernadores. Así como llegaron se fueron. ¡Qué ganas de volverlos a ver!, tal vez el año próximo, a ver qué cambios hay. A ver que nos traen.
Cuando todo se derrumbó
El fin de semana previo a que se conociera que Marianito no sería candidato, el junior convocó en un conocido antro de Apizaco a sus grupo más cercano de colaboradores para explicarles los pasos a seguir.
Cuentan que no sólo repartía posiciones y puestos, sino que decía que en el 2016 no buscaría ser gobernador de Tlaxcala, pero que en la siguiente elección el sería candidato y que sería el mandamás en la entidad.
Así corrió la noche entre copas y quimeras.
Al día siguiente, dicen que Mariano González Zarur, recibió la noticia. “Tu hijo no va como candidato”.
Y pasó lo que hoy empieza a ser costumbre en un sentimental mandatario, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.
El desenlace lo conocemos todos. Marianito no se inscribió y en su lugar impusieron a Rosalinda Muñoz.
Y aunque el junior asegura que está comprometido con la ex alcaldesa de Tlaxco, en los hechos no se ve ni se siento el músculo del hijo del criador de toros.
Al fin chaparrito
No lo cuente pero dicen que el funcionario que ya plano perdió el piso es el napoleón de pueblo, Ernesto Ordoñez. Con sus ínfulas de que él todo lo puede y soluciona toda, suele presumir en reuniones su poder. Esto se debe hacer así, instruye.
El gobernador ya lo dispuso, suelen preguntarle.
No, pero yo digo que se haga así, alza la ceja, quiebra la mano y mira, como no lo hacía hace unos añitos, cuando se decía perseguido de Mariano.
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