Se refiere a Cárdenas Solórzano como si se tratara de un equis, y sin reparar en la actual debacle de su partido, se ha sumado a la línea defensora de la cabeza de Navarrete.
No ha tenido Manuel Cambrón su mejor debut como presidente del PRD ante una militancia y una prensa expectantes y que tal vez habrían vislumbrado menos rudimentario al nuevo guía de la Izquierda en Tlaxcala.
Si su membresía tribal a Nueva Izquierda, lo ha llevado a pensar en una defensa de Navarrete muy al estilo de sus aldeanos camaradas -llamando escuetamente Cuauhtémoc a un hombre del tamaño del ingeniero Cárdenas- primero se dibuja de cuerpo entero, como un personajillo llegado a una importante tribuna, no por las ideas estas que alcanza a balbucear.
Menos para impulsar la refundación de esto que acabó en franquicia subastada por los chuchos y simulada por la bola de impulsores del Pacto por México, de cuyas apresuradas reformas hoy podemos apreciar el hervidero en que devino el país entero.
Este muchacho Cambrón, debiera cuidar sus formas en el vil intento pseudo corporativista con el cual sus superiores pretenden secundar los intereses y la dependencia en manos de Carlos Navarrete, el de rasposa jetatura y lisos pensamientos, todavía muy humillado al culto peñanietista en el cual parcialmente cayó la oposición.
Solo parte, insisto, porque se trata de la cúpula que negocia los valores de la Izquierda.
Esa élite que huele a caño, pero capaz como Abarca, de consolidar fortunas al amparo de esos como guaruras a los que no les importa vestir la casaca amarilla, siempre y cuando les sea permitido cuidar la puerta por donde se nos va el legítimo patrimonio (hasta que un día nos pase como a los argentinos, que acabaron con una mano adelante y la otra… atrás).
Cambrón, receptor de la línea defensora de lo indefendible sumó a la militancia tlaxcalteca (¿la consultó?) a esa corriente defensora de Carlos Navarrete.
1.- A los que se dicen militantes pero operan como vividores en la machi nómina, esto que pasa en “su partido”, no les quita el sueño.
2.- A otros vividores, con cubículo en Allende 31… tampoco.
3.- Eso no sucede con las múltiples voluntades, rebeldes por naturaleza y éticas en su auténtico izquierdismo.
De esa fuerza social, Cambrón debiera pintar su raya, y ya que no está a su alcance pensar en la refundación, pues nadar de muerto –ya aprendió- aguardando que sean otros los encargados de reescribir la historia de la Izquierda mexicana y tlaxcalteca.
De lo nuevo en el tricolor
Instrucciones precisas de Presidencia al Comité Ejecutivo Nacional del tricolor, tomaron el rumbo que ya se esperaba. Se inclina por un (o una) candidato ganador, dentro de los ciento cincuenta expedientes que, despojan a los gobernadores priístas del palomeo –tan errático como el de Tlaxcala.
Expresamente en el segundo distrito electoral federal.
Para infortunio del marianismo y su propuesta, la señorita Anabell Alvarado, dicha medida la deja fuera.
¿Por qué?
Muy fácil, porque ni en sueños alcanza un registro decente en las encuestas ordenadas por el PRI.
Lo mismo ocurre con Junior (promedia seis puntos) en el primer distrito y Richie (todavía menos) en el tercero.
El CEN nada quiere saber de esos dos distritos. Anticipadamente se ha derrotado ante la carreta de unidades de políticos como el ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya (en el uno), quien oscila entre cincuenta y sesenta puntos (es decir, diez veces más que su sobrino el novillero).
En el tres, es el PAN con el alcalde Vicente Hernández, el partido que puntea, y que ha dejado sin aliento a un entusiasmado pero muy básico dirigente-aspirante del PRI, a quien le bastó que Teodardo Muñoz Torres, hiciera un poco de boxeo de sombra para aniquilar el futurismo que ya lo sentaba en el despacho de Palacio de Gobierno que actualmente ocupa Manchis… su jefe e inventor.
Cuando Ricardo García Portilla, reveló la ausencia de delegado del CEN en Tlaxcala, en realidad fue heraldo de la decepción del centro con respecto a Tlaxcala.
Pero en el segundo distrito, el CEN no quita el dedo del renglón.
Y aquellas mismas encuestas que ponen a Sánchez Anaya, (en el primero) y a Hernández Roldán (en el tres) en cómodas posiciones, también lo hacen con Anabell Ávalos, la delegada de Sedesol en el segundo.
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