Era acaso la complicidad del anterior líder del grupo parlamentario albiazul lo que había puesto en una sola cuenta bancaria el producto de graves compromisos de toda la bancada
Tras la pasiva temporada de Humberto Macías en su papel de líder panista del Congreso local, el laberinto en tanto método de trato con el Ejecutivo tuvo un cambio radical. Y en la sesión de ayer pudo verse a un grupo parlamentario dispuesto a cobrar cara la convivencia.
Macías, sujeto alcurnioso y pretendido remedo de las costumbres de los hacendados creyó correcto sumarse a esa especie de casta divina a costa de la negociación.
Productiva como la esperaba, logró el éxito pecuniario a costa de comprometer el voto de su grupo. Y se palpaba la intranquilidad del panista que resultó un formidable hombre de negocios.
Lo malo… creía que sus compañeros albiazules no lo advertían.
Comienza la metralla
Seguramente la ruta crítica trazada por la senadora Adriana Dávila, comienza con este brutal posicionamiento de su partido, como el ente sin miramientos para hacer un reclamo histórico ante el cochinero administrativo en que ha devenido la administración estatal.
Han llevado constante reporte, sobre todo de la obra pública, las compras y otros negocios, contra los cuales no podían ser críticos a causa de esa suerte de complicidad encarnada por el legislador de Huamantla.
Pero esto sirvió para acumular toda una bodega de casos. Y sin decir agua va el grupo, casi completo se lanzó a la yugular de los que para ellos son los hombres y mujeres más corruptos en el gobierno de Mariano González Zarur.
Del tamaño de esta roca, que amenaza con convertirse en alud, una parte fundamental de la oposición recuperó su carácter de contrapeso del gobierno.
La avalancha panista, hoy con el concurso de asesores de alto nivel en el cuarto de guerra de Adriana Dávila, rompe de esta manera el hielo en lo que parecía un aburrido proceso electoral.
Y la vara mágica que dice Mariano no tener para solucionar múltiples problemas, comenzará a hacerle tanta falta como lo marca el inicio de las hostilidades en la etapa más vulnerable de su administración.
Empeñado en llevar a un trío por todos mal conocido a la elección de 2015 (junior-Ricardo-Anabell) el mandatario hunde aún más su proyecto porque esos tipos no son bien vistos en su partido.
Ello es música para los oídos, lo mismo de Adriana que de los demás grupos y liderazgos dispuestos a conformar la gran alianza que, como en su momento lo propuso Vicente Fox, la intención es echar al PRI de Palacio.
Para su fortuna, los supuestos tricolores empoderados mucho ponen de su parte para que aquello sea una realidad.
Desde los despidos masivos de empleados que, a partir de ese momento se habrán convertido en los peores enemigos del marianismo, hasta el profundo resentimiento despertado masivamente por el surgimiento de nuevos ricos, pero de veras ricos, gracias a ese contexto de opacidad y cinismo con el cual la voracidad de los subordinados superó en el corto plazo a la de su patrón.
Diálogo de sordos
Mientras el protagonista de lo que resta a este gobierno, sostiene haber hecho lo suficiente como para que Tlaxcala figure de nueva cuenta en el plano internacional, hay por lo menos dos estallamientos en plena víspera:
1.- Los manchi colaboradores… a quienes poco interesa si el PRI vuelve o no al poder, siempre y cuando puedan afianzar sus cuentas bancarias y luego, olvidarse de cualquier proyecto transexenal… ¿cómo pensar en algo perenne cuando su comportamiento siempre fue cortoplacista?
2.- Los grupos (Sanchez Anaya, Ortiz, Beatriz, Adriana) todos ellos dispuestos a jugar sus piezas para no volver a permitir un Mariano más en la historia de Tlaxcala (bien que sabían lo que les esperaba al permitir su llegada.
Las nuevas reglas del juego
Lo interesante es que todos ellos llegan sin rencores y, podríamos ver aliados a todos, o configurando nuevos grupos verdaderamente preparados como para tumbar al mastodonte que por seis años habrá impuesto un estilo retro a la administración pública.
Las desapariciones
Sobre todo la edad y el género de las desaparecidas evidencian que la gran labor del régimen para atacar la trata de personas ha quedado incompleta y no da para que la procuradora Alicia Fragoso, utilice el tema con fines de equilibrar a la crítica, por cierto no local sino nacional e internacional.
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