Tal vez el discurso más descontextualizado y errático tuvo lugar ayer, durante la siembra de plantas de tlaxixtle, en Tizatlán
Hasta puede ser una abierta contra campaña defendiendo a su junior, pero el gobernador Mariano González Zarur, lanzó pedradas a los ex mandatarios y muy probables candidatos a diputados federales, Héctor Ortiz Ortiz y Alfonso Sánchez Anaya.
Y como el novillero pasadito de peso, tiene prácticamente un pie en San Lázaro –vía la pluri del Verde a cambio de una fortuna para que Arzaluz pierda en el tercero- la crítica del recién llegado de las Europas más bien fluctuó en su particular idea que el estado dio un giro de 180 grados a partir de las manchi decisiones.
Aun no inicia el proceso electoral pero Mariano, ya sin la chispa de los discursos de Ricardito García Portilla (se nos cayó) ha sido generoso a través del micrófono -en la siembra de tlaxixtle en Tizatlán- con esas ocurrencias tan de él que, por lo menos nos dan certidumbre del ánimo suyo a estas alturas… pues con muchas ganas verdad, aunque con un contenido que al más intolerante lo pone de buen humor.
“No quiero unanimidad… pero necesito mayoría para seguir gobernando; y creo que la tengo”.
Digamos que es una parte medular de su discurso.
Ahora, de que Mariano con su esfuerzo diario va alcanzando la unanimidad… pues eso ni quien lo dude.
“Creo que la tengo” (la mayoría) es exactamente igual a afirmar: “creo que no la tengo” (sí, la mayoría) (je).
Y luego el resbalón con la expresión primaria de toda sociedad: la familia:
“… para avanzar por el camino correcto, con los objetivos que tenemos trazados, de desarrollo para todos, no para la familia, no para las redes ni para unos cuantos”.
Bueno, yo suponía que un político con hartos deseos de ser estadista, priorizaría a la familia; ah, ya entiendo… cuando dice: “todos”, incluye a los asesores, a los parientes que hacen negocio… y también a los que se ponen con el doble diezmo (y hasta a los funcionarios cachetones como Tomás Munive y los 22 millones de útiles escolares que al día de hoy no ha repartido).
Falta espacio para las distintas percepciones de una locuacidad incontrolable a través de esa mezcla de verdades a medias… de conceptos retrógrados o de la ponderación de los despidos mensuales de personal para lograr canastas en programas del Gobierno Federal, es decir, a mayor número de desempleados, también mayores las posibilidades para dar asistencia a los pobres.
Fuera de forma
Con un discurso así, cualquiera pierde una elección.
Así que los reclamos a Sánchez Anaya y a Ortiz, por andarse moviendo para regresar a San Lázaro, me suenan a reclamación porque mientras esos dos conservan un nada despreciable capital político, a él se le multiplican las rechiflas y los grupos resentidos, afectados por el desempleo o por la intensa labor de una procuraduría que opera sin rubor alguno.
Asegurar que la gente ha quitado el velo de sus ojos y la cinta adhesiva de sus bocas (y ahora son libres para repudiar) no considera que el primer afectado es su propio hijo, hoy por hoy el gran responsable de la derrota de Peña Nieto, tal y como lo asegura cada militante priísta, frustrado en aquella campaña donde la apuesta de estos, hoy en el poder, era por Andrés Manuel López Obrador y no por el cachorro del grupo Atlacomulco.
Ese del micrófono ha perdido la inventiva, porque a nadie rinde cuentas (ello lo hace un frágil navío sin rumbo) y por ese extraña arrogancia (de qué o por qué) gracias a la cual es una autoridad dolorosamente desintegrada de su pueblo.
Perder así el equilibrio. Permitir que lo fatuo domine, es directamente proporcional a condenar los acontecimientos del dos de octubre de 1968, pero no con la mirada de la gente, sino con la idea abyecta que lo mejor habría sido que el Ejército acabase con todos.
Y con esa idea gobiernan. Y hasta piensan seguir ganando elecciones.
Ni siquiera ven las nuevas reacciones, de tolerancia y sensibilidad, como el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, las tuvo ante la gran movilización del Politécnico.
¿Seguir analizando el gran discurso mariano del tlaxixtle?
La neta da pereza.
Los formidables tricolores
De la mano de Marco Mena, la bancada priísta se convirtió en adelantada caja de resonancia de los conceptos marianos respecto a temas presupuestales.
Bueno, pues no queremos ganar más… con lo que nos pagan nos conformamos, dijeron los, “admirables” tricolores… sumisos heraldos de una corte a la que poca gracia y nulo beneficio genera tal doblez.
Primero, porque un diputado no sería caro para el pueblo si de veras trabajara para defender los intereses del estado.
Luego, porque el bajo salario por el que, ¡pugnan!, esos legisladores, se compensa con chayotes y mochadas por fuera, cuando su voto se cotiza caro, como para aprobar cuentas públicas torcidas o para apoyar reformas lesivas… o informes de gobierno que son mero tema de defensa y lucimiento personales.
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