Ni siquiera el poder cuantitativo tricolor pudo contener el afloramiento de la podredumbre dejada por 13 alcaldes, en una lista que sube como espuma
Poco duró el gusto a los integrantes de la Comisión de Fiscalización del Congreso, el misterio en medio del cual sesionaban, acaso para decidir en petit comité si tal o cual dictamen de cuenta pública merecía ser cambiado.
Parte fundamental de la democratización de los órganos de gobierno es la presencia de los medios de comunicación. Y afloró la información. Casi 80 millones de pesos en adeudos e infames maniobras formaban una especie de prueba incriminatoria en subasta.
Fracasó la codiciosa operación de esos comisionados. Su negocio se vino abajo. Fue imposible cumplir a alcaldes como Pedro Pérez Lira (Tlaxcala), Orlando Santacruz Carreño (Apizaco) o Luis Alberto García Badillo (Xicohtzinco), con la aprobación de sus desastres financieros.
El cabildeo con diputados para conseguir votos fue sencillamente imposible y aquellos que sentían seguridad de haber aprobado este penoso proceso vieron su ilusión desmoronada, tanto como los conspicuos comisionados notaban que su negocio fracasaba.
Hoy, trece alcaldes encabezan un listado al alza con serios pendientes con la Justicia.
Todos en su momento alegaron encabezar causas democráticas, mas no pensaron en que sus mismos actos los llevarían al caos porque los ojos del pueblo han estado pendientes del comportamiento de pillos condecorados con altas responsabilidades de fiscalización.
Y elemento más entró a escena: la contraloría del Ejecutivo.
De forma inédita el poder sin la facultad legal entró al quite porque los auténticos encargados se fueron a pique.
¿Los municipios que comenzaron a ilustrar este vergonzoso club?
Xicohtzinco, Apizaco, Panotla, Tlaxcala, Tlaltelulco, Yauhquemehcan, Sanctórum, Ayometla, Muñoz de Domingo Arenas, Cuapiaxtla, Teolocholco y Tetlanohcan.
No son todos. Pero no nos hacen sentir orgullo.
Al contrario.
Espeluznante
En el escenario de brutalidad criminal que ha dejado huella indeleble ha trascendido la desaparición de la evidencia, en uno de los casos de mayor sadismo.
¿Habrá alguien capaz de sustraer, de su propio aposento en el cementerio, los restos que pudieran conservar algún tipo de información?
¿Dados los avances científicos en la medicina forense, aquello significaba el gran riesgo para el gran responsable?
¿Vitorear a los héroes?
No solo en la patria chica se advierte la decepción de un pueblo bombardeado por propaganda bien propuesta por aquellos con el encargo del poder.
De tanto repetir lo falso de acciones regresivas, por ejemplo a aquella histórica nacionalización del petróleo, realizada por el General Lázaro Cárdenas, el exceso de imágenes, videos y textos ha logrado un cometido adverso a lo esperado.
La gente no es estúpida. Y todo lo cobra en fechas, como esta de hoy en que disponemos de una noche de libertad para expresar elogio o desprecio por quien lo merezca.
¿Por qué hay francotiradores en la noche libre de Tlaxcala?
¿Los hay en otras latitudes?
¿Siendo parte del pueblo, qué sentirán esos tipos con el fusil en la mano para amedrentar… al pueblo?
Y son temas de fondo.
Quizás la pérdida del equilibrio social, donde a los abusos de los hacendados correspondía la firmeza de los pobres.
Hoy, a los pobres se les intenta castigar con saña.
Y la gente, insisto no es estúpida.
Si la parte rica se queja por la existencia de las redes sociales, podrían lograr el efecto contrario si decidieran cambiar sus apetitos materiales.
Viva México. Y los héroes que nos dieron Patria.
¿Diremos lo mismo de quienes hoy nos despojan de la Patria?
¡Viva Tlaxcala!
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