Unos se ven gobernando Tlaxcala en diez años; el otro como senador en ese mismo lapso, pero ninguno nos dice cómo le va a hacer para convencer a la gente.
Cuando Junior afirma verse en diez años como senador de la República y Joaquín Cisneros Sánchez, como gobernador cuando haya pasado ese mismo lapso, es frustrante la ausencia de nuevas formas de pensar y, que en su lugar haya verdaderas extensiones de los viejos que han administrado los negocios de la entidad.
Lo mismo pasa en el ámbito académico. Según un animado correo electrónico, Oswaldo Ramírez Ortiz, sería electo hoy nuevo director de Derecho, Ciencias Políticas y Criminología de la UAT.
Los apellidos siguen siendo los mismos, las ideas, subordinadas, incapaces de brillar por una iniciativa propia.
Cuando habíamos depositado las esperanzas en tipazos como el dirigente-aspirante del PRI, nos revela su dificultoso comunismo patrocinado por el ultraderechista de su patrón, en una verdadera bomba de contrasentidos que a los jóvenes de la política los pinta como ancianos, con el mismo coro de sus antecesores y las mismas ambiciones: anteponer el enriquecimiento a entablar verdaderos compromisos con la gente.
¿Cuándo surgirá el ideal líder para un pueblo con vocación democrática, niveles homogéneos de gente, pero una pésima suerte al elegir a sus gobernantes?
Hace falta la voz vigorosa, del o la tlaxcalteca capaz de sacudir los fantasmas del pasado reciente, y así romper con ese pernicioso ajedrez que da jaque a quien se oponga al reparto de plazas, a las constructoras de generación espontánea, a las comercializadoras que secan todo programa con intenciones de ayudar a la gente, y hasta se quedan con las prerrogativas de los partidos políticos.
Ni los viejos sueltan el poder, ni los jóvenes son capaces de retirar las lagañas de sus aletargados ojos, cansados de no hacer nada por haber nacido envueltos en sábanas de seda.
Pájaros en el alambre
A estas alturas del sexenio la desconfianza es tal que, el jefe de jefes (je) ordenaría adquirir un sofisticado equipo más para espiar las llamadas telefónicas, con tecnología de punta y una capacidad para decodificar las frecuencias de radios y teléfonos celulares.
El gran hermano de petatiux tiene una necesidad patológica de saber quién de su equipo lo está traicionando… quien, de los enemigos habla cosas de las que se le puedan desenmarañar los complós (jejé) sin más intención que causar daño al robusto sistema que, de unas semanas a la fecha no deja de invocar a Peña Nieto en cuanto intervención tenga.
Eso no ocurría antes.
La megalomanía local con sus aldeanos conceptos copaba todos los cuadrantes, mas hubo por ahí una voluntad piadosa que sugirió a don libanés parar su carro personal y ubicarse, de acuerdo con el tamaño de ese uno por ciento del padrón, sobre el cual quiere ser tan protagonista como el de Nuevo León, Edomex o Puebla.
Dicen que esa sugerencia fue pagada generosamente, y se le encargaron ahí, unos trabajitos extra.
A lo mejor por eso el gobierno de los arrebatos optó por anteponer el análisis y le metió más dinerito al espionaje y contraespionaje.
¡Oh sorpresa!, los resultados fueron automáticos. Menos berrinches, menos golpes en la mesa y más pájaros en el alambre.
Y así como en los primeros dos tercios del sexenio el tiempo se fue revisando las nóminas, hoy se sumaría escuchar cada conversación telefónica o de radio, que pudiera resultar de malandrines.
Y el estancamiento se afianzó, porque tras el primer trecho del ciclón de La Soledad, todavía nos falta la etapa del sospechosismo.
Distractores en los municipios
El divertido lío de los sellos falsos en Tzompantepec, las muecas de regidores de Zacatelco, inconformes con sus ingresos, y jugar a la radio y a la tele en otros municipios, vienen siendo verdaderas actividades lúdicas en plazas con el recuerdo vivo de la corrupción de ex alcaldes que hoy sostienen su barriga de la risa que les causa haber ido a dar al baúl del olvido, y quien quita… como le pasó al gober precioso en Puebla, reaparecer como ave fénix, ante la pasividad y liviandad de quienes hoy protagonizan los gobiernos municipales.
Los servicios no son mejores. La opacidad se forma como los recientes nubarrones que traen consigo el mal tiempo.
Alcaldes que distraen a la gente para no reconocer el mucho ruido y las escasas nueces, como tributo al gobernador-alcalde, dedicado a carrancear las obras a los ediles y, adjudicárcelas, mientras deja pasar tantito tiempo para hacer lo mismo con los programas federales, ah pero eso sí, ni tardo ni perezoso echando flores a Peña Nieto y sus eternos e incumplidos ofrecimientos de un crecimiento sostenido…
Ahora sí, para el año que entra es doble…
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