La gravedad de los daños estructurales nadie la conocerá porque no dejaron piedra sobre piedra… pero atendían otro plan, ajeno a reponer el plantel a su comunidad
En un verdadero timo se convirtió el edificio dañado por sismo, de la Primaria Luis G. Salamanca; de la manera más cínica la comunidad de esa institución fue despojada de su céntrico predio. Este, en lugar de escuela será una parte más del malísimo y caro hotel, conocido como Posada San Francisco, pero bajo distintas denominaciones según la firma que lo opere.
Y cuando esa comunidad de la Luis G. Salamanca, esperaba el respaldo del alcalde panista, Adolfo Escobar Jardínez, defendiéndolos del vil despojo, se han encontrado con una autoridad blandengue… sumisa al marianismo como en su momento lo fue con el orticismo… acaso por su sueño guajiro de convertirse en el sucesor albiazul a los pies de un ejecutivo tricolor, de los que dejan huella (de muy triste recuerdo).
Resulta francamente molesto escuchar del edil capitalino, el argumento de que no hay terrenos de cinco mil metros baratos, y tampoco recursos para poder ofertar por alguno.
Peor, que la autoridad educativa revele que ya cuenta con seis millones de pesos para iniciar la construcción del nuevo edificio, y nada más están a la espera del nuevo terreno.
¿Por qué un nuevo terreno, si existe el predio original, en el corazón de Tlaxcala para servir a las familias tlaxcaltecas y no para convertirse en parte de un hotel chafa?
El mandatario hacendado comete el grave error de atentar contra las clases medias. Y se burla destacando el papel que según él, le ha tocado para rehacer el tejido social.
Otras prioridades
Al abyecto robo de la Luis G. Salamanca, se suma el cambio de actitud del coordinador de los esfuerzos… de dicha coordinación, a atender otros asuntos y negocios de mayor importancia que cumplir con la obligación del reparto de útiles escolares.
Su postura fue tan rasposa que, sus voceros –los de avenida Juárez y sus inventos de sexenio- tuvieron que suavizarla: “ya pronto entregarán los útiles”, se apuraron a decir, ya saben ustedes, en sus distintos lenguajes.
Hoy no hubo horribles, pero productivas chamarritas. O sea, no hubo negocio. Entonces, hay otras prioridades, que no tienen que ver con el cumplimiento de la Ley. Si los escolares no tienen mochilas, libretas y lápices, eso no preocupa al coordinador, ¿pero de qué?
Su comportamiento denota que se agotó de fingir el servicio público, y le llegó la hora de despacharse a placer, sin reparar en lo que dirá la gente.
Pero esa gente, agraviada y lastimada, todo lo guarda. Ya llegará el momento de demostrar el merecido desprecio a quien se lo ha ganado con creces. En las urnas.
¿Acaso no advierte lo vulnerable que será cuando lleve a su hijo a contender por una diputación federal?
¿No se da cuenta que multiplica los frentes abiertos, ahora en las clases medias, ofendidas lo mismo con el despojo de su escuela, que con el incumplimiento del reparto de útiles?
No dejaron evidencia
Hasta dónde el daño estructural fue cierto en el edificio de la primaria Luis G. Salamanca. Nadie lo sabrá porque no dejaron piedra sobre piedra. Apuraron la demolición atendiendo otros planes que, nada tenían que ver con la reconstrucción de un lugar icónico en el ámbito educativo.
Expresión para guardarla en vitrina
Sabemos de los arranques de ira del sujeto con el encargo más importante, pero con una conducta de lo más corriente.
Así respondió a los medios cuando lo cuestionaron sobre la mencionada asignatura pendiente:
“No, no, no, de esas cosas yo no me encargo, eso lo tiene (que ver) la Secretaría de Educación y la Secretaría de Planeación y Finanzas… ya le dije que pronto… no sé. ¡Son cosas que manejan los secretarios, no las maneja el gobernador! El gobernador maneja cosas más importantes para el estado”.
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