Los grupos, más movidos que nunca, pues saben que se juegan no nada más la dirigencia, sino la misma oportunidad de competir por la próxima gubernatura.
Es obvio que ninguno de los grupos que disputan la dirigencia estatal de Acción Nacional, va a dar tregua, y que al leer esta circunstancia casi al momento del contundente gane de Gustavo Madero Muñoz, esta división ya se veía venir.
Ante la cercanía de la elección, sin embargo, unos que se desdibujan y otros que se desintegran, van arribando a la instancia más cercana al día D. Saben, porque siempre ha sido así, que para no estar a la deriva, únicamente la institucionalidad los va a mantener en los márgenes de una especie de cohesión.
No es voluntario porque no lo desean, pero tras este reto de la democracia interna azul, se ha activado el aparato que permitió el afianzamiento de Madero pero, corregido y aumentado.
1.- Y la misoginia bajo la epidermis de varios tendrá que ser prueba superada.
2.- En el corto lapso de la reelección a la presente, el maderismo permeó lo mismo en corderistas conscientes que el fin de la lucha por la dirigencia nacional había llegado, que en otras expresiones, todas ellas con el común denominador de un panismo a toda prueba.
3.- La operación local no ha cesado un día. Y le ha tocado presenciar desmoronamientos; y desalentar los escenarios hacia la ilógica reaparición de quienes ya habían probado la hiel de la derrota.
4.- Saben que no solo la dirigencia está en juego, sino la oportunidad de llegar sanos para competir con un PRI en plena transición: del desastre local que lo dejaron al instituto operado por las huestes de Miguel Ángel Osorio Chong, el infalible consiglieri de Enrique Peña Nieto que se halla a punto de desatar el gran cambio tricolor.
A los panistas les resta poco tiempo para tomar la decisión.
No es fácil. Su inclinación por rechazar la línea. Es parte de la democracia interna, que en escenarios recientes ha llevado las pasiones y los odios a bordear los límites de la autodestrucción.
Es, ciertamente la etapa que será recordada como el crítico vacío de ebullición, donde un universo finito de partículas habrá de terminar en el estado conveniente… tal vez no agradable a los ojos de muchos, pero en estas circunstancias el fin justificará este medio, digamos institucional, de definir en el corto plazo la misma existencia de un partido con demasiados generales, y una tropa tan entusiasta, que raya en el vértigo de la democracia.
Es difícil entender al maderismo, sobre todo para aquellos que lo vomitan.
Será cuestión de unos días para que la medicina amarga haga efecto.
Y el PAN aspire a seguir en la competencia.
Inminente compactación del Congreso
Será en julio de este año cuando la vasija marianista (tan relativa de marianismos) pase por los filtros de una oposición –la real y la rastrera- y dé pie al contenido menos irreal para enmendar la Constitución.
Ya en mejores momentos aprobarán las leyes secundarias.
Lo interesante es la inminente reducción en el número de diputados. Es una necesidad que alcanzó consensos.
Ante esta inexorable realidad, el ejecutivo tendrá que pregonar con el ejemplo, apoyando los mecanismos que lo hagan más eficiente y menos corrupto… conste que ya contará con un interesante ahorro originado en un poder menos abultado y con una mayor representación.
Vamos a los toros
Eso del gusto por el toro trae a parte del gremio de los medios con la capa en el hombro y los trastes listos para la genial corrida finsemanera.
Para que la UPET corte rabo y orejas, bien hará en explicar el origen del arrogante encierro a lidiarse. Dicen que lo mismo se ha puesto un diputado con su cuerno, que Adolfo con el suyo, y hasta Mariano mandó a sacar al bicho más lindo de sus corrales.
Se va a reflejar en la taquilla.
¿Y a dónde va a dar esa marmaja?
No me digan que a la cuenta del pobrecito presidente de la unión.
Al gremio le hacen falta mil cosas, pero la más importante es conservar su dignidad.
¿Qué mejor forma de hacerlo que, haciendo a un lado la opacidad?
Una buena corrida, sin duda, la de este fin de semana.
Que todo sea un éxito, se corten muchas orejas. Y sobre todo, que ningún toro vaya a llamarse, “el corrupto”, o “el chueco”.
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