Discóvey inició la trasmisión de la serie De Tenancingo a Nuevayork, una trama bien parcial que debería meter sus cámaras en las verdaderas casas de los peces gordos, como Televisa.
Creo que a los tlaxcaltecas ya nos gustó el mote de padrotes, casi los proxenetas de México por antonomasia. Tenancingo, una comunidad de gente mayoritariamente buena ha cobrado tal fama, pésima por cierto que, habrá que analizar muy en serio la leyenda esta en cuyo centro insisten en colocarnos.
Ayer martes 10 de diciembre, el canal Discóvery inició una serie llamada: De Tenancingo a Nuevayork.
Con honestidad expreso a los productores que han quedado cortos en su investigación.
La trata es un tema tan vasto como profunda es la confusión o la necesidad o el encargo de ciertos medios con muchísima audiencia, para señalarnos como la meca de este nuevo estilo de esclavitud.
Cierto, en Tenancingo hay una tradición que de manera rudimentaria y a veces miserable inicia a chamacos en el oficio de proxenetas. Dicen que esto es ancestral. Renueva la vocación de aquellos encargados de proveer placer carnal a personajes distinguidos.
Hoy, en un crisol dificil de entender, el proxenetismo se mezcla con narcotráfico, chantaje, atraco, y lo peor. la colusión de autoridades municipales, estatales, federales, y por si fuera poco un interés económico superior por focalizarnos como los malos de la película para poder seguir haciendo de las suyas.
¿Recuerda las descomunales tetas de las tías que aparecen en la Hora Pico, de Televisa?
Eso es trata.
¿Las costillas que retiró una desafinada cantante de su esqueleto para estrechar su cintura?
Eso también es trata. Como los contoneos de Shakira y hasta las ridículas madrizas entre los hermanos de la desaparecida Jenny Rivera, a un año de su supuesta desaparición.
Los Estados Unidos catalogan al menos ocho variedades de trata: prostitución, explotación laboral de menores, pornografía infantil, tráfico de personas, explotación laboral de mujeres, de personas con alguna discapacidad, de quienes tengan distintas preferencias sexuales.
Como ven ustedes, el proxenetismo de Tenancingo no es mayor al de Televisa o al de Azteca, o al de los consorcios dueños de antros, casinos, productoras, teatros, en fin, a esa gama de negocios inmersos en la compleja trata de gente.
Y los dueños de esas firmas necesitan a unos débiles como nosotros para ponernos el sambenito, y calificarnos como los sanguinarios, malévolos y perversos padrotes del país.
No somos tanto. No como los empresarios que les platico y su poderío económico para hacer que las autoridades de todos los niveles bailen al son que les tocan.
Pero tenemos que levantar la voz. Ya son muchos madrazos a nosotros y nadie habla de esos demonios sin nombre a los que les super conviene sembrar en todos la creencia de que somos casi casi el nuevo Chicago de la modernidad.
¿Pornografía infantil, prostitución infantil? Playa del Cármen.
¿Explotación de extranjeros? El América y otros equipos de la Primera División.
¿Secuestro de extranjeras, quitándoles sus documentos? Pues en la Ciudad de México, en tantos antros donde por cierto cobra más popularidad cobrar en dólares.
Esos alcances no los tenemos acá. Pero la insistencia de algunas plumas, investigadoras a control remoto y en el peor de sus casos, involuntarias paleras de los verdaderos explotadores de personas, nos han dado tan mala fama…
Esto se agrava en el ámbito local. Y cada quién toma la parte de pastel que le conviene. Unos, como la Coeprist, Protección Civil y las policías, se dedican a sembrar terror, o no, dependiendo del $ que logren traficar.
Otros alardean por haber logrado condenas contra unos cuantos confesos, aunque al rato los liberen.
Pero la vía corta sigue con las mismas muchachas, acaso un estrato más en el caos que impera en el estado.
Local o nacionalmente, la trata de personas es un negociazo. Su globalización es peor. Y esto va a seguir igual mientras sigamos nosotros siendo los malos de la película.
¡Ah, que miedo, los padrotes de Tenancingo!
Son una leyenda. Cuando los gobiernos deveras intervengan van a caer tantos peceso gordos, lo mismo funcionarios que empresarios que Discóvery, por cierto al servicio de Televisa -por paquete- no se va a dar abasto para exhibir los perfiles de la bola de verdaderos padrotes del país, pero los de a deveras, no estos padrotitos miserables.
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